En Argentina practicar negocios responsables es la excepción
Cada vez más empresas se suman a planificar sus estrategias de negocios de manera sustentable, sin embargo, en Argentina aún faltan más políticas públicas coherentes y más inversiones por parte del sector privado en este sentido.
Manos sosteniendo plantas

17 Ago, 2022
Por Flavio Fuertes, director ejecutivo del Pacto Global de las Naciones Unidas.

Cada vez más empresas se suman a planificar sus estrategias de negocios responsables de manera sustentable, sin embargo, en Argentina aún faltan más políticas públicas coherentes y más inversiones por parte del sector privado en este sentido.

Para los científicos, las presiones que ejercemos sobre el planeta estarían llevando a la Tierra a una nueva época geológica: el Antropoceno, la era de los seres humanos.

El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo del año 2020 consigna que somos las primeras personas que vivimos en una era definida por las acciones humanas: el principal riesgo para nuestra supervivencia somos nosotros mismos.

Estos riesgos impactan en las empresas. A nivel global, para los empresarios y empresarias la incapacidad de controlar los riesgos no financieros es una preocupación. En un estudio realizado por el Pacto Global y Accenture se revela que el 99% de los CEO de las compañías que más facturan en el mundo consideran que la presión por la sostenibilidad es inevitable.

Pese a que el sector privado ha venido desarrollando en los últimos años acciones para mitigar el cambio climático, estamos lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En la reunión del COP 26 del año pasado en Glasgow, el Pacto Global anunció que más de 1.000 compañías de todo el mundo se comprometieron con este objetivo. Pero ninguna de esas empresas es argentina.

A este ritmo, la temperatura del planeta aumentará tres grados centígrados, el doble del objetivo previsto. Y llevará 256 años revertir la brecha económica entre hombres y mujeres. Son muchos y variados los datos que permiten establecer que no se alcanzarán las metas establecidas en los Objetivos 2030.

Por estos motivos, desde el Pacto Global de las Naciones Unidas le proponemos al sector privado iniciar una revolución orientada a generar valor social, económico y ambiental sin dejar a nadie atrás.

Manos de varias persona sosteniendo el planeta tierra

En el país tenemos una red con más de 800 signatarios que se han sumado al pacto, pero todavía estamos lejos de alcanzar una masa crítica. A más de 16 años de iniciar el Pacto Global en la Argentina, practicar negocios responsables es la excepción más que la regla.

Lo que nos propone para esta década el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, es que las empresas se comprometan a establecer objetivos climáticos con base científica. Esto implica que el sector privado debe fijar objetivos de emisiones de dióxido de carbono alineados con los objetivos globales recomendados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): 1,5 grados o, como máximo, 2 grados en relación a los niveles preindustriales.

En la reunión del COP 26 del año pasado en Glasgow, el Pacto Global anunció que más de 1.000 compañías de todo el mundo se comprometieron con este objetivo. Ninguna de esas empresas es argentina.

En Escocia, el titular de la ONU sostuvo que es hora de pasar al «modo de emergencia», poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, eliminar el carbón, fijar un precio al carbono, proteger a las comunidades vulnerables y cumplir el compromiso de 100.000 millones de dólares de financiación para el clima.

Aquí nos queda por recorrer un largo camino. Necesitamos el compromiso del gobierno nacional y de los provinciales con el Acuerdo de París y que esto se traduzca en políticas públicas coherentes.

También es fundamental que el sector privado asuma compromisos reales de acción y reporte que faciliten el seguimiento, tanto de parte de los inversores como de la sociedad civil.

Los seres humanos creamos este problema y está en nuestras manos resolverlo. Pero no estamos ni en la línea ni en la velocidad que necesitamos para cumplir con los objetivos previstos para 2030. En Naciones Unidas creemos todavía en la posibilidad de que el sector privado nos ayude a moldear esta agenda. Ese es un pilar sobre el que nosotros tenemos que construir.

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