Fintech
El desarrollo de un ecosistema fintech cada vez más profundo se fortalece en nuestro país, donde son más las personas que tienen un teléfono celular que las que poseen una cuenta bancaria. Hasta hace poco tiempo, el acceso a servicios financieros de calidad solía estar restringido a aquellos que tenían una actividad formal y, por […]

19 Abr, 2018

El desarrollo de un ecosistema fintech cada vez más profundo se fortalece en nuestro país, donde son más las personas que tienen un teléfono celular que las que poseen una cuenta bancaria.

Hasta hace poco tiempo, el acceso a servicios financieros de calidad solía estar restringido a aquellos que tenían una actividad formal y, por ende, una cuenta bancaria. Ese panorama empezó a cambiar desde hace dos años con la aparición de nuevas empresas de tecnología dedicadas a las finanzas, conocidas como fintech. Muchas veces, estos nuevos jugadores apuntan a brindar servicios financieros a quienes están fuera del sistema por no tener una cuenta bancaria, para ello, hacen acuerdos con gestores de cobros u otras plataformas.

La mayoría de las fintech ofrece soluciones financieras a través de los teléfonos móviles. Las alternativas van desde pagos a distancia o con billeteras virtuales a tramitación de préstamos desde el celular, pasando por una amplia gama intermedia. Básicamente, estas compañías aprovechan un dato que el año pasado reveló un estudio de SOS Móvil: mientras que sólo uno de cada dos argentinos tienen una cuenta bancaria, hay un celular y medio por habitante. En ese marco, las fintech basan sus propuestas en la interfaz móvil.

Una de las tecnologías que se viene incorporando con fuerza al mercado argentino es la de pago mediante celular. Esto se realiza a través de billeteras virtuales que pueden estar asociadas a una tarjeta de crédito, una cuenta bancaria o una cuenta prepaga.

“En Argentina hay cuatro soluciones de este tipo que están haciendo su carrera: Vale, PIM, Mercado Pago y Todo Pago. Esto logra que las personas que antes no aprobaban para tener una tarjeta o una cuenta puedan bajarse una aplicación para pagar y usar dinero electrónico prepagado”, comentó Sebastián Cadenas, CEO de Increase, una empresa que creó una solución que le permite a los comercios saber qué y cuánto vendieron en forma electrónica.

Claudio Castro, gerente del Segmento Personas de Gire-Rapipago, mencionó a las tarjetas prepagas como otra tecnología que se está incorporando, de a poco, al mercado local. “Son tarjetas que permiten comprar en comercios adheridos en Argentina y el exterior, suscribir débitos y hacer operaciones de comercio electrónico”, dijo.

El ejecutivo destacó que “las tarjetas prepagas tienen una ventaja adicional a la hora de llegar a la base de la pirámide financiera, ya que les permite a los usuarios controlar lo que gastan, al igual que lo hacen con la telefonía celular o la televisión satelital prepaga”.

También está empezando a usarse en el país el pago mediante códigos QR (del inglés Quick Response code, código de respuesta rápida). En enero, el Banco Central (BCRA) reglamentó un estándar de este código para que pueda ser usado por todas las billeteras móviles. Así, el usuario puede escanear el código con la cámara de su teléfono y realizar el pago de forma inmediata. Esta definición llevará a la rápida adopción de las billeteras, así como a la aparición de más alternativas de pagos móviles.

“Este año va a ser muy importante en ese sentido. Van a salir varias billeteras virtuales que los procesadores de pagos vamos a tener a disposición de los usuarios”, pronosticó Rafael Hospina, country manager de PayU para Argentina, Chile y Perú.

Un impulso a la inclusión financiera

Según datos del Banco Mundial, en el año 2014 existían alrededor de 2.000 millones de adultos, el equivalente a casi el 40% de la población, sin acceso a una cuenta bancaria básica. En las economías desarrolladas, la tasa de penetración de una cuenta básica es casi universal (94%), mientras que en los países en desarrollo la estadística cae al 54%. De acuerdo al informe, en ese entonces sólo el 50% de los adultos poseía una cuenta.

Según el BCRA, algunos de los motivos que explican esa situación son la falta de dinero suficiente, la presencia insuficiente de proveedores de servicios financieros en numerosas localidades, la carencia de la documentación necesaria, la ausencia de confianza en los proveedores de servicios financieros y la religión. De todos modos, la autoridad monetaria señala que el acceso a una cuenta no es sinónimo de inclusión financiera. Por el contrario, la inclusión efectiva se define por el acceso frecuente y de calidad a servicios financieros que satisfagan la necesidad de los excluidos a un costo conveniente tanto para el usuario como el proveedor.

En este punto coincidió Salvador Calogero, country manager de 4Finance para Argentina. “Hay un contrapunto entre inclusión financiera y bancarización. La primera consiste en dar mejores servicios a la comunidad o al cliente final y ofrecer productos a un sector de la población que tradicionalmente no tienen acceso a ellos”.

Su empresa se dedica a dar préstamos a 30 días, en forma online, a personas que ya tengan una cuenta bancaria, aunque tengan deudas con otras entidades. El experto añadió: “Muchas veces los clientes nos utilizan como punto de entrada. Les damos un producto financiero para que puedan entrar al circuito y, a través de él, tienen la posibilidad de acceder a otros productos porque crean una historia crediticia”.

Los entrevistados coinciden en que el trabajo que vienen realizando va a provocar un importante incremento en la inclusión financiera en nuestro país.

Castro indicó que “hace dos años que empezaron a llegar las billeteras virtuales y ya hay más de diez en el mercado con 700.000 clientes. Las tarjetas prepagas llevan unos seis meses en el país con cinco emisores y ya emitieron unos 100.000 plásticos. El código QR, cuyo estándar se reguló en enero, ya se está usando en alguna billetera”.

El directivo vislumbra tasas de crecimiento exponenciales, que pueden ser de entre 20 y 40 veces en un año.

Alejandro Estrada, presidente de la Cámara Argentina de Fintech, destacó que, a medida que el ecosistema fintech crece, las tecnologías se abaratan y llegan cada vez a más personas. El ejecutivo comparó la expansión de los servicios financieros con la llegada de Whatsapp en reemplazo de los mensajes de texto: “Cuando transmitir datos se hizo más barato y rápido, en seguida se adoptó la aplicación y la base de la pirámide fue la que más rápido empezó a usarla porque es mucho más barata que llamar por teléfono. Con las fintech va a pasar lo mismo porque la base va a tener acceso a servicios financieros a los que antes no accedía. Una persona que vive en una localidad alejada con poca oferta de créditos tendrá la posibilidad de solicitar un préstamo con su celular, apretando dos botones. Esa persona será la más beneficiada”.

Con respecto a los consumidores, Estrada puntualizó que el perfil del usuario de estas nuevas tecnologías no está totalmente definido: “Como las fintech son tan amplias, apuntan a todos los sectores. Hoy tienen que ver con la gente que está cómoda con la idea de operar digitalmente sus productos económicos. Tiende a ser gente de 30 años en adelante porque son quienes tienen la necesidad de servicios financieros”.

En la misma línea, Hospina puntualizó que “no creemos que la adopción de pagos móviles se trate de un grupo etario o de una industria particular. Sin embargo, la tendencia es algo mayor en rubros de compras frecuentes, como entradas de cine. De todos modos, queremos creer que hay una relación entre el nivel de bancarización y los pagos móviles. Vender un producto sólo con tarjeta podría limitar el número de compradores mientras que usar pagos móviles lo amplia”.

El crecimiento que viene mostrando el comercio electrónico se encuentra vinculado a todo esto. El Informe Anual 2017 de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) reveló que nueve de cada diez adultos argentinos conectados a Internet realizó una compra online alguna vez. El reporte destaca también que cinco de cada diez personas hicieron alguna operación en los últimos seis meses. A la vez, la proporción de personas que realiza al menos una compra online por semana pasó del 7% al 11% entre 2016 y 2017.

Según Hospina, los números de comercio electrónico en Argentina son “muy altos” y convierten al país en un destino interesante para las inversiones en e-commerce. “Hay que darle a la gente más herramientas para pagar de forma electrónica. El número de compradores argentinos en Internet puede llegar a 25 millones este año y eso podría contribuir a la bancarización de esas personas”, amplió.

El empuje del BCRA

El actual directorio del Banco Central, encabezado por Federico Sturzenegger, se propuso como un objetivo central de su gestión impulsar la inclusión financiera y profundizar la bancarización. Para ello, tomó una serie de medidas destinadas a favorecer la vinculación de los individuos con los servicios financieros: facilitó la apertura de sucursales bancarias, flexibilizó los requerimientos para abrir cuentas a la vista por medios electrónicos (como fotografías), creó las cajas de ahorro para menores de edad, habilitó la liberación de los límites en los montos de las transferencias bancarias a solicitud de los clientes, autorizó a los bancos a procesar sus servicios en la nube (algo que las fintech ya hacían), impulsó la Mesa de Innovación Financiera, transparentó la central de deudores y reglamentó los medios de pago digitales, entre otras mejoras.

“El BCRA tiene un rol activo en esta materia. Está buscando adaptar y flexibilizar las normas para estas nuevas tecnologías. Están por salir varios bancos digitales, hay decenas de fintech dando créditos, usando tecnología blockchain, generando billeteras virtuales. Desde el BCRA se está empujando para que crezca el sistema”, resaltó Castro.

“En Argentina veo más interés del Gobierno por estos temas que en otros países. Solamente que no podemos ver resultados de la noche a la mañana”, agregó Hospina.

Los especialistas consultados resaltaron el rol en la inclusión financiera de la billetera PIM, creada por el Banco Nación. Esta alternativa no utiliza conexión a Internet, no consume crédito del celular y funciona en cualquier teléfono (aunque no sea un smartphone). PIM permite enviar y recibir dinero que se carga y se retira a través de Pago Fácil, Rapipago, Cobro Express, cajeros automáticos, home banking o PagoMisCuentas.

Obstáculos a sortear

Luego de varios años de una economía cerrada, con bajo stock de crédito en relación al PBI y un sistema financiero meramente transaccional, el cambio de paradigma no llega de un día para el otro y varios obstáculos aún persisten, más allá de la “desregulación” que impulsa el BCRA mediante las medidas que toma.

Los especialistas consultados señalaron una serie de cuestiones que todavía bloquean el desarrollo de un ecosistema fintech más profundo. La educación financiera, la generación de confianza, la mala conexión a Internet y los niveles de informalidad de la economía argentina son los principales problemas que perciben.

“Hay mucha educación para hacer y muchos costos por reducir. También sería bueno que todos puedan ir mejorando su situación crediticia y tener una tarjeta de crédito para consumir lo que quieran cuando quieran. En el caso de los comercios con los que trabajamos, hay una complejidad bastante grande. Los comerciantes más chicos tienen complicaciones que van mucho más allá de los medios de pago. Ellos están totalmente ocupados de realizar la venta”, destacó Cadenas.

Calogero coincidió en que “una de las cosas que quedan pendientes por parte del BCRA y del Gobierno es la educación financiera para la base de la pirámide, sobre todo en zonas más marginadas o del interior, donde hay mucha gente que tiene un negocio o actividad que se puede ver beneficiada por estos productos y muchas veces no los conocen”.

Sobre este punto, Cadenas resaltó la necesidad de incluir financieramente a todos los participantes de la cadena productiva. “Si se logra incluir a los individuos pero no a los comercios está faltando la mitad del trabajo. Si los comerciantes siguen prefiriendo el efectivo o no aceptan pagos electrónicos, se va a mantener la situación en la que el individuo saca todo su dinero del banco al principio del mes y consume en efectivo. Se tienen que generar incentivos para las dos partes”.

Por su parte, Castro consideró que “el primer obstáculo son los paradigmas que tenemos que romper: hay que diseñar productos y servicios no tradicionales pensando fuera de la caja. En segundo lugar, es importante acompañar y educar a los segmentos más bajos de la pirámide financiera en la utilización de los productos y servicios financieros. Por ejemplo, enseñar a ahorrar. En la región, los productos que mejor funcionaron son aquellos que enseñan a ahorrar”.

Para Hospina, “otra cuestión es la conectividad: hay mucho por hacer en las empresas de telecomunicaciones para generar un acceso más rápido y práctico. Y, también, está el tema de la confianza de los usuarios en los pagos online, ya que uno de los grandes miedos sigue siendo la seguridad y, por ello, es importante brindar información y trabajar para que los consumidores se sientan confiados al realizar sus compras en línea. En el caso de PayU, tenemos módulos y protocolos antifraude que determinan si hay una transacción fraudulenta en proceso y fortalecen la seguridad”.

Otra problemática que impone importantes restricciones al desarrollo de las fintech y a una mayor inclusión financiera es el bajo nivel de formalización de la economía argentina. Sin embargo, los entrevistados son optimistas respecto a este tema. Consideran que, a largo plazo, los beneficios de vender online serán más que los de permanecer en la informalidad.

“Los gobiernos tienen gran interés en que se desarrolle el ecosistema fintech porque, como la solución es práctica, se formaliza la transacción. Se están implementando regulaciones para fomentar estas tecnologías. Cuando sea mucho más fácil comprar algo por Internet que ir a sacar el efectivo y hacer la compra físicamente para obtener un descuento, la demanda sola va a ir llevando al medio de pago electrónico. El desafío es que la tecnología facilite tanto el comercio que el vendedor y el comprador quieran hacer la transacción en blanco”, enfatizó Estrada.

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