“El gradualismo es lo más razonable” José Luis Machinea
Tomando en cuenta las restricciones fiscales que tiene el Gobierno, las reformas se mueven en el sentido correcto. Algunos esperaban una fuerte reducción de impuestos, pero eso no es posible, siempre fue una fantasía. El incentivo mayor está en mejorar la situación de las empresas para que aumenten su inversión. Esa es la prioridad en […]

24 Ene, 2018

Tomando en cuenta las restricciones fiscales que tiene el Gobierno, las reformas se mueven en el sentido correcto. Algunos esperaban una fuerte reducción de impuestos, pero eso no es posible, siempre fue una fantasía. El incentivo mayor está en mejorar la situación de las empresas para que aumenten su inversión. Esa es la prioridad en un país que invierte apenas el 17% del PBI. Esto es muy poco no sólo en comparación con el sudeste asiático, que invierte por encima del 30%, sino también con América Latina, donde los países a los que les fue bien en la década pasada invierten hasta un 26% del PBI. Es imposible pensar que, con esa inversión, se pueda crecer a un 3 o 4% por año en forma sostenida.

Analizando las reformas que se han propuesto, la previsional no es integral y no toma en cuenta la sustentabilidad del sistema a largo plazo, pero lo que intentó el Gobierno es evitar un problema de corto y mediano plazo, que es el ajuste de las jubilaciones y pensiones en la Argentina. Teniendo en cuenta que los jubilados son 8 millones, el sistema no parece sostenible con los actuales mecanismos. Hay que ir a la génesis. En todo el mundo las jubilaciones se actualizan por el índice de precios, pero en la Argentina no se podía porque no había índice de precios entre 2008 y 2009. Entonces se tomó el salario y la recaudación. Lo lógico es tomar 50% de la variación del salario y 50% del índice de precios porque si no las jubilaciones van a depender mucho de los vaivenes de la economía. La reforma laboral quedó en casi nada. El Gobierno decidió que lo que va a hacer es negociar sector por sector para evitar tensiones políticas fuertes con la CGT y ése es el camino más razonable.

La intensidad de los cambios es la adecuada. Las opiniones se dividen entre los que dicen que el gobierno está reduciendo demasiado los impuestos a 5 años vista y los que dicen que está haciendo demasiado poco. Los primeros están preocupados por el déficit fiscal y los segundos, porque creen que no hay restricciones y se pueden bajar muchos más impuestos. Tomando en cuenta las restricciones, el gradualismo aplicado en estas reformas es lo más razonable.

Aquí no se agotan las medidas que tiene que tomar el Gobierno en la segunda parte de su mandato. La primera cuestión relevante es que se tiene que trabajar sobre la integración de Argentina al mundo. ¿Vamos a avanzar en la integración con los países de América Latina? ¿Vamos a avanzar en el Mercosur en una integración que avance de los bienes hacia los servicios? ¿Qué va a pasar con el acuerdo con la Unión Europea? Es un camino que hay que tomar.

La segunda cuestión relevante es la competitividad de la economía que, a largo plazo, depende de reformas estructurales. ¿Cuánto invertimos en educación, infraestructura, logística y qué pasa con las instituciones? Hay mucho por hacer en materia de investigación y desarrollo para generar mayor competitividad de mediano y largo plazo.

En la coyuntura el tipo de cambio tiene un rol relevante. Tenemos un tipo de cambio algo apreciado que dificulta la competitividad con relación al resto del mundo. En la medida en que el Gobierno sea gradual desde el punto de vista fiscal no puede ir demasiado rápido con la reducción de la inflación. Ese intento que está llevando a cabo el BCRA, con un alto déficit fiscal, en el corto plazo tiene como consecuencia un atraso cambiario. El BCRA debería mantener la firmeza que ha mostrado hasta ahora pero no se puede bajar la inflación del 23 o 24 % al 10%. Si llega al 17% estaríamos en el camino correcto y evitaríamos que, en el intento de tener una tasa de inflación tan baja, la política monetaria sea demasiado restrictiva. La política monetaria no es el único instrumento. Bajar la inflación requiere de varios instrumentos: la política monetaria es muy importante pero hay otros, como la reducción del déficit fiscal, el cambio de expectativas y algún mecanismo de concertación y acuerdos con los sindicatos y el mundo empresario para lograr una menor presión por el lado de precios y salarios, a través de una política de consenso por el lado de los ingresos.

El déficit comercial es el principal problema que tiene que ver con la competitividad. El problema que tenemos es que las exportaciones no están creciendo y eso tiene que ver con el tipo de cambio y con los avances en la competitividad y en los acuerdos comerciales. En el corto plazo tiene un rol muy importante el tipo de cambio. Hoy día el Gobierno está dispuesto a financiarlo, pero a este ritmo es complicado: este año vamos a tener un déficit de cuenta corriente del 4% y el año que viene, del 5%.

El Gobierno se mueve en el sentido correcto, pero hay una falta de consistencia entre la política fiscal y la monetaria. Si se va a ser gradual en la política fiscal, debe haber una política monetaria del mismo tenor porque eso evita la apreciación del tipo de cambio.

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