A medida que el Banco Central de la República Argentina dejó de remunerar sus pasivos y bajó la tasa nominal anual de política monetaria, hoy fijada en el 29%, las entidades financieras tuvieron los fondos disponibles para abrir líneas de crédito para las empresas y las personas, que claramente demuestran la falta de liquidez.
Así, desde abril del año pasado empezó a subir la demanda de préstamos bancarios, en principio con fuerte impulso de los créditos al consumo, y una dinámica de grandes volúmenes por montos bajos. Sin opciones de inversión más atractivas, los plazos fijos se mantuvieron en las carteras y, al mismo tiempo, se lanzaron créditos prendarios y luego hipotecarios.
Según el último informe monetario de la entidad, a febrero de 2025 se acumulan once meses consecutivos de suba de los préstamos en pesos al sector privado, con una suba mensual del 4,6%, a precios constantes y sin estacionalidad, que equivale a 2,8 billones de pesos, en sintonía con un alza del 6,4% en los plazos fijos en el mismo mes. El stock total de créditos del sistema financiero alcanzó, así, los 60,4 billones de pesos, con un salto interanual de 218,4%.
Los préstamos personales crecieron a un ritmo similar al de los meses previos (7,8%), en términos reales, y a nivel interanual en febrero acumularon un crecimiento del 240,9%.
Desde la mayoría de los bancos sostienen que el aumento fue difundido entre las distintas líneas de crédito, si bien aquellos destinados al consumo realizaron un mayor aporte al crecimiento de los préstamos, en parte por efecto de la inflación contenida que reactivó las compras de bienes y servicios, pero también por la necesidad de las personas sin ingresos suficientes para solventar gastos cotidianos.
En un contexto de incipiente reintermediación, el crédito al sector privado habría alcanzado 7,5% del PIB, con un incremento de 3,1% con respecto al mínimo registrado en marzo de 2024 y con un margen muy elevado para continuar en esta senda de recuperación.
Los préstamos personales crecieron a un ritmo similar al de los meses previos (7,8%) en términos reales y, a nivel interanual, en febrero acumularon un crecimiento del 240,9%. Por su lado, la financiación con tarjetas de crédito subieron a precios constantes el 3,5% mensual y acumularon un aumento de 71,6% desde igual mes del año pasado.
Los encajes complican la liquidez de los bancos
Aunque más rezagados, debido a la baja actividad económica, los préstamos comerciales aumentaron en términos reales 3,1% frente a enero, pero ya llevan 13 meses consecutivos de suba, ubicándose un 87,3% por encima de su nivel de un año atrás. En particular, los instrumentados a través de documentos crecieron el 3% mensual, con un aumento similar de los documentos a sola firma y los descontados, que tienen un menor plazo promedio.
Por su parte, los adelantos aumentaron un 1,6% mensual en términos reales y se encuentran 39,1% por encima del nivel registrado en igual mes del año pasado. Al analizar la evolución del crédito comercial según el tipo de deudor se observa que tanto el crédito destinado a pymes como el dirigido a grandes empresas crecieron en términos reales nuevamente en febrero.
El crédito comercial a las pequeñas y medianas empresas creció alrededor del 0,5% y se mantuvo en torno a 1,9% del PIB, el mayor nivel de los últimos siete años, lo que demuestra que al haber oferta de financiación disponible, las firmas con menos espalda y más necesidad de cobertura frente a una plaza seca recurren a la opción tradicional.
Por su parte, los préstamos a grandes empresas habrían crecido 6,7% en el mes y 70,3% interanual, para ubicarse en 1,4% del PIB, según el informe del BCRA. Por último, los préstamos con garantía real mostraron un gran dinamismo, al igual que en los últimos meses.
Si bien su contribución al crecimiento global resulta acotada, fueron los que mostraron una mayor tasa de expansión mensual a precios constantes, ya que los hipotecarios registraron un aumento de 9,3% mensual (124% interanual) y los prendarios una suba real de 6,5% (122% interanual).
Aún con la situación económica complicada, el volumen de dinero otorgado por préstamos al sector privado no financiero se duplicó el año pasado, con la tan necesaria reactivación de los hipotecarios.
El 2025 arranca con buenas perspectivas, con un primer bimestre en el que la demanda total creció el 11,5%, aunque los depósitos sólo subieron el 4,2%. Por eso las entidades, como lo hizo Adeba a principios de año, buscan que el BCRA reduzca los encajes (que llegan al 45% de los depósitos a la vista), para que aumente la liquidez y no se detenga esta buena performance.