Dos ciudadanos chinos que actualmente viven y estudian en el estado de Oregón en los Estados Unidos, se enfrentan a cargos federales por una supuesta estafa a Apple por alrededor de 900.000 dólares.

Se los investiga por un plan para aprovecharse de la política de devolución de dispositivos con fallos de la compañía estadounidense. De esta forma, los jóvenes habían importado miles de iPhone falsificados de China y los enviaron a Apple argumentando desperfectos de fábrica.

En la mayoría de los casos Apple simplemente reemplazó los teléfonos falsos por originales y los estudiantes chinos los enviaron a China para que ser vendidos a mayor precio por ser dispositivos originales.

En total, la empresa americana aceptó 1.493 de 3.096 reclamos por la garantía entre abril de 2017, año en el que los agentes comenzaron a investigar esta presunta estafa, y marzo de 2018.