Las industrias creativas y culturales tienen un gran potencial para colaborar con el desarrollo de las economías de América Latina.
La “economía naranja” hace referencia a un conjunto de actividades que pueden transformar simples ideas en bienes y servicios de carácter cultural. Su valor está altamente determinado por su relación con la propiedad intelectual. De este modo, al mundo de la cultura, la industria creativa y la creación de contenido impulsan la generación de riqueza y son fuente de empleo.
Por esta importancia, Trinidad Zaldívar, jefa de la Unidad de Creatividad y Cultura del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explicó: “Las industrias culturales y creativas tienen un rol clave para la reactivación económica después de la crisis generada por la pandemia. Es necesario estimularlas desde el punto de vista de las políticas públicas, del financiamiento y el emprendimiento, todo cruzado con una agenda de economía digital”.
Su importancia para la economía
Son varias las características que importan de las industrias culturales para el crecimiento económico de la región.
En primer lugar, porque generan empleo, fundamentalmente para los países que requieren diversificar su producción y representan una vía para insertarse en una economía global muy competitiva.
El BID identificó 38 sectores entre los que se cuentan las artes visuales, la literatura, la industria editorial, la moda, la publicidad y la creación de software, entre otros. Todos ellos han venido creciendo a gran velocidad en los últimos años, incluso más rápido que la economía en su conjunto, en algunos casos.
En ese sentido, Zaldívar agregó que el sector audiovisual tiene gran potencial. El pronóstico es que en cinco años sólo en América Latina, se va a duplicar el número de usuarios on demand y alcanzará un crecimiento del 152%.
“Estas industrias son las primeras en traer nuevas tecnologías a los países, lo que favorece la innovación en las economías locales. Son sectores que también funcionan como encadenados, porque para hacer un videojuego se necesita un programador, un músico, un ilustrador, un guionista. Hay un mundo detrás de estas industrias que es muy interesante”, enfatizó la funcionaria.
Nuevas habilidades y apoyo
Las industrias culturales representan el 3% del PBI global y las proyecciones de crecimiento a futuro son optimistas, en parte, por el uso intensivo que hacen de la economía digital.
Alejandro Servide, director de Professionals y RPO de Randstad Argentina, confirma el impulso que recibió este sector productivo por parte de la tecnología: “Desde antes del coronavirus, las industrias culturales venían impactando en la generación de empleo y en la demanda de profesionales. Viene creciendo cada vez más y excede la órbita de empresas como Google y otras tecnológicas, porque entran a jugar las empresas de contenidos audiovisuales o de videojuegos donde predomina lo artístico”.
Sin embargo, según Zaldívar se debe fomentar aún más sus capacidades de desarrollo: “La pandemia demostró que estas industrias estaban sobre bases muy frágiles. Es un sector altamente informal en términos de empleo, con trabajo autónomo, sin beneficios sociales ni garantía de continuidad laboral”.
El BID detectó algunas acciones clave que pueden ayudar a potenciar el desarrollo de las industrias creativas y culturales como la implementación de medidas diseñadas para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (por ejemplo, créditos y préstamos a tasa subsidiada, o la eliminación de algunos impuestos).
Otra acción útil puede ser la promoción de los nuevos modelos de negocio, por medio de fondos de inversión regionales y de innovación digital con mayor protagonismo del sector privado. Pueden hacerse a través de políticas adaptadas de fomento, asociadas con una mayor innovación, sofisticación de producto y apertura de nuevos mercados.