En términos generales, el desempeño de la economía este año superó las expectativas de gran parte del mercado. Al inicio de su gestión, debido a la naturaleza de su campaña electoral, prevalecía un ambiente de escepticismo e incertidumbre con respecto al plan económico. Sin embargo, a medida que se obtuvieron resultados concretos, la confianza del público fue aumentando.
En los últimos meses se ha iniciado un ciclo virtuoso en el que los buenos resultados fortalecen la confianza, lo que genera una dinámica favorable en los precios de los activos. Este fenómeno refleja cómo se han ajustado al alza las expectativas que teníamos a principios de año, cuando el riesgo país rondaba los 2.000 puntos, mientras que actualmente ha descendido a menos de 800.
Con la actividad económica sucedió algo similar. En las últimas semanas los economistas han empezado a recortar la estimación para la caída de este año. El mejor desempeño está principalmente asociado a los sectores primarios (agro, minería y energía), mientras que los sectores ligados al consumo y la construcción aún se mantienen deprimidos con respecto a los valores del año previo.
El crecimiento para 2025 probablemente se sitúe cerca de 4,5%, lo que implica unos puntos por encima del arrastre estadístico que va a dejar este año. Esperamos que la recuperación de los salarios, el crédito incipiente y la mayor estabilidad impulsen la recuperación del consumo, aunque en nuestro escenario crecería por debajo del PBI. Las exportaciones, impulsadas por la expectativa de una buena cosecha y la mayor contribución del sector energético deberían también contribuir al crecimiento.
El mercado de trabajo en la Argentina típicamente se ajusta más por precio que por cantidades. Esto hizo que este año el empleo no ajustara significativamente, pero vemos una virtual estabilidad durante el 2025.
Por último, más allá de la pérdida en la recaudación por la caducidad del impuesto PAÍS, pensamos que el superávit primario se mantendrá por encima del 1%, empujado por una mayor recaudación gracias a la reactivación de la actividad.
Los riesgos a la baja incluyen levantar el cepo con un peso sobrevaluado y reservas limitadas después de las elecciones. Creemos que la eliminación total de las restricciones es un riesgo menor, en cambio, es más probable un escenario de relajación progresiva. También la combinación de un dólar globalmente fortalecido y una economía china en desaceleración podría reducir los precios de las materias primas más allá de nuestra proyección base (esperamos una caída promedio del 5%) y acentuar la apreciación del peso.
Y un creciente ruido político en el camino a las elecciones de medio término. Aunque la imagen del Gobierno se mantiene alta, la confrontación electoral con Cristina Kirchner podría resultar contraproducente si la actividad económica se estanca y los kirchneristas encuentran la manera de regresar al escenario político.
Por otro lado, los riesgos al alza incluyen un programa con el FMI antes de lo esperado y un canje de deuda exitoso.
El crecimiento para 2025 rondaría el 4,5%, con un consumo menor a ese valor
Federico Filippini, Economista Jefe de Adcap Grupo Financiero
3 Ene, 2025