Huella hídrica: ¿cuánto se comprometen las empresas en cuidar el agua?
El tema enfrenta desafíos crecientes debido a su demanda en sectores como la agricultura, la industria y el consumo doméstico. Qué medidas se están tomando.

31 Mar, 2025

El agua es un recurso clave para la vida y para la producción de alimentos, cada día más amenazada debido a diversos factores que afectan su disponibilidad y calidad en todo el mundo, como el cambio climático, la sobreexplotación, la contaminación y la deforestación, entre otros.

Tomás Portela, gerente de Strategy& en PwC, explica a NBS que el consumo de agua dulce a nivel mundial se distribuye de manera desigual entre diversos sectores. “La agricultura es responsable de, aproximadamente, el 70% del consumo total de agua dulce, es el principal sector demandante. Le sigue la industria, con alrededor del 20% y, por último, el uso doméstico que representa, aproximadamente, el 10% del consumo total de agua dulce”, detalla.

Dentro del segmento industrial, el consumo es mayor o menor según el tipo de producción. El sector textil representa alrededor del 4 o 5% del consumo industrial de agua; alimentos, entre un 5 y un 10%; la industria química utiliza entre un 10 y un 15% y las papeleras entre un 5 y un 10%. “Sin embargo, la industria energética es el mayor consumidor dentro del sector industrial, con un consumo de hasta el 45 o 50% del agua utilizada, especialmente en plantas térmicas y nucleares”, enfatiza Portela.

Huella hídrica

Preocupados por una gestión más sostenible de sus recursos hídricos, cada vez más empresas están comenzando a medir su huella en este ámbito e incorporan esta medición en sus reportes de sustentabilid, aunque todavía no es una práctica ni sencilla ni uniforme.

Karen Olexen, presidente de la Sociedad Argentina de Profesionales, Consultores y Expertos Ambientales (SAProCEA), apunta que la preocupación sobre el consumo de agua es mayor o menor según el tipo industria, de la escasez de la zona donde se realiza la actividad y de las regulaciones de cada lugar.

Argentina adopta, mayormente, procedimientos y normativas internacionales de lugares donde existe otra mentalidad empresarial y otra base de leyes ambientales.

Sobre este último punto, señala que las normativas en materia de calidad de efluentes líquidos, de consumo de agua y de permisos de extracción suelen ser muy laxas y poco uniformes en todo el territorio, así como tampoco lo son los mecanismos de fiscalización.

Para Olexen, otro elemento que juega en contra es que Argentina adopta, mayormente, procedimientos y normativas internacionales de lugares donde existe otra mentalidad empresarial y otra base de leyes ambientales.

“Esto termina generando que medir la huella hídrica sea un desafío para muchas empresas argentinas. Y limita la conciencia sobre el uso del agua a situaciones de escasez regional, mientras que la ausencia de regulaciones actualizadas y una fiscalización insuficiente agravan aún más el problema”, añade Olexen.

Según la presidente de SAProCEA, las grandes empresas, especialmente aquellas que son filiales de multinacionales o buscan posicionarse en mercados con altos estándares de sustentabilidad, son las que más están incorporando la medición de su huella hídrica en sus reportes de sostenibilidad.

Tecnologías y buenas prácticas

Para Portela el uso del agua está cada vez más condicionado por su disponibilidad y los costos asociados a su extracción y tratamiento, un escenario que está planteando el desarrollo de tecnologías para optimizar su consumo.

En ese sentido, en el sector agrícola el riego es una de las principales fuentes de demanda, especialmente en regiones con escasez de precipitaciones, por eso se desarrollan sistemas más eficientes, como el riego por goteo y herramientas de monitoreo para medir la huella hídrica y ajustar el consumo según las necesidades de los cultivos.

“Sin embargo, la implementación de estas tecnologías varía según la región y el tipo de producción, ya que implica costos de inversión distintos. En algunos casos, la falta de disponibilidad de agua genera competencia entre su uso para la producción agropecuaria y el abastecimiento de comunidades, lo que hace necesario evaluar el impacto antes de desarrollar nuevos proyectos”, explica.

PepsiCo es una de las grandes empresas que entiende que el sector corporativo tiene un rol clave en la reducción de la huella hídrica, a través de la adopción de estrategias sostenibles para minimizar su impacto en el uso del agua.

“Implementamos diversas iniciativas dentro de nuestro programa ReCon (conservación de recursos) para optimizar el uso del agua en nuestros procesos. Algunas de estas acciones incluyen la instalación de timers en sprays de producción y el reúso de agua en distintos equipos, lo que nos permite reducir el consumo sin comprometer la calidad”, dice Diego Hekimian, senior manager Corporate Affairs and Sustainability en PepsiCo Cono Sur.

“Desde 2021, formamos una alianza con Proyecto Agua Segura para impulsar iniciativas de reabastecimiento de agua. A través de este trabajo conjunto buscamos fortalecer la gestión sustentable del recurso hídrico y contribuir a la recarga de los acuíferos en las zonas donde operamos”, añade.

Por último, Hekimian agrega que el objetivo es reducir año a año el consumo de agua, y avanzar hacia su meta de target cero. Entre 2022 y 2024, lograron disminuir su consumo en un 3,4%.

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