Según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en 2023 se registraron más de 26 millones de desplazamientos internos debido a desastres climáticos, la tercera cifra más alta en la última década.
A pesar de que 2023 fue, según un informe del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo, el año con más conflictos armados desde 1946, más de la mitad (56%) de sus desplazamientos forzosos fueron causados por desastres naturales. La temperatura media de la Tierra subió 1,1 °C desde finales del siglo XIX. Este calentamiento global generó un efecto dominó en todo el planeta, con desastres gravísimos, como la desertificación, el aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos, eso generó catástrofes que, advierte ACNUR, “vulneran los derechos humanos fundamentales, entre ellos el derecho a la vida, el agua, la alimentación, la salud y una vivienda adecuada”.
“Dependiendo del contexto, la migración climática puede ser asociada a una mayor vulnerabilidad de las personas afectadas, sobre todo si es forzada; aunque también puede ser una forma de adaptación a los impactos del cambio climático, al aumentar la resiliencia de las personas y comunidades”, explicó Camila Mercure, responsable de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
De acuerdo al informe 2024 Climate and Catastrophe Insight de Aon, el año pasado el calentamiento global produjo 398 desastres naturales que causaron una pérdida económica de 380.000 millones de dólares, 22% más que el promedio del siglo XXI. Esto impactó directamente en la industria aseguradora mundial, con pérdidas que superaron los 100.000 millones de dólares por cuarto año consecutivo.
“De acuerdo con Swiss RE los desastres naturales provocaron pérdidas aseguradas de 108.000 millones de dólares en 2023. Las pérdidas han crecido entre un 5 y un 7% de media durante las últimas tres décadas, y se anticipa que esta tendencia continuará a largo plazo. Las pérdidas económicas totales en 2023 alcanzaron los 280.000 millones de dólares, lo que significa que el 60% de las exposiciones globales no estaban aseguradas. La brecha de protección sigue siendo significativa”, advirtió Rodrigo Suárez Castaño, líder de ESG para Latinoamérica y El Caribe en Marsh.
Migraciones y reubicaciones
“Argentina no es un país catastrófico estructuralmente. Si bien el cambio climático supone desafíos y adaptaciones, en algunos casos severas, no hemos llegado a la hipótesis de trabajo que supongan desplazamiento de comunidades o asentamientos, ni mucho menos a tener refugiados climáticos. La severidad climática, en algunos casos catastrófica, aún permite al país que se trabaje sistémicamente en la adaptación para prevenir un alza en la intensidad de su comportamiento”, tranquilizó Suárez Castaño.
“Si bien las migraciones son procesos complejos que no se deben a un único factor, es probable que, debido a los eventos climáticos cada vez más severos, frecuentes y duraderos, aumente el porcentaje de migrantes”, agregó Mercure. La especialista citó un ejemplo bien cercano: “en mayo las inundaciones en el sur de Brasil produjeron la crecida del río Uruguay que tuvo, como consecuencia, la evacuación de más de 500 personas en la provincia de Corrientes”.
Los desastres climáticos suelen tener pérdidas económicas que llegan primero como un mazazo y que después se convierten en un veneno de liberación lenta. Los incendios son un buen ejemplo. Obligan a reubicar poblaciones, reconstruir áreas, pero implican pérdidas productivas cuya recuperación puede durar décadas. Suárez Castaño citó el caso de los incendios forestales de Corrientes. “Afectaron áreas agrícolas y de pastoreo, produjeron una reducción en la producción de cultivos y de la calidad del pasto para el ganado. Esto resultó en pérdidas económicas para los agricultores y ganaderos locales”, explicó.
El rol de los seguros
El cambio climático está descalzando a las primas tradicionales, pero puede generar mercados si se invierte la ecuación. «Los aspectos ESG pueden representar oportunidades a largo plazo para toda la cadena de valor del sector de seguros, con iniciativas gubernamentales, compromisos sectoriales e inversiones sustanciales en energías renovables. Hay beneficios considerables para las organizaciones que enfrentan desafíos complejos e integran estos temas en estrategias para recorrer el camino hacia el éxito», dijo Joel García, socio líder de Servicios Actuariales de KPMG en Brasil.
Romina Bracco, socia líder de Sostenibilidad & Servicios ESG de KPMG Argentina, insistió en incorporar al clima en los ejercicios actuariales. “La incorporación del uso de variables climáticas en la determinación de los seguros es una tendencia que crece en el mercado local. Las compañías de seguro deberían adelantarse en la consideración de estos factores y anticipar a sus asegurados que la gestión de ciertos de estos temas reduce su exposición al riesgo y, además, podría traducirse en menores costos”, afirmó.
Los aspectos ESG están presentes en todos los procesos del mercado de seguros, desde la suscripción hasta la relación con el cliente. “La regulación en la materia ha ido tomando fuerza. El sector puede, desde la perspectiva de riesgos, realizar cálculos más asertivos sobre las primas de seguros si aprovecha los conocimientos adquiridos en materia de prevención de accidentes y siniestros para pensar en los riesgos de sostenibilidad», concluyó Maria Eugênia Buosi, socia ESG de Servicios Financieros de KPMG en Brasil.