¿Son rentables las empresas B en Argentina?
Ya hay 228 casos certificados y se van ampliando los sectores que incorporan estas prácticas. La producción con cuidado del medio ambiente requiere más inversiones, pero aporta a mediano plazo mejores resultados

2 Ago, 2024

Apertura de mercados en el exterior, aumento de la rentabilidad, incentivo para la innovación, aporte positivo a la reputación, mejoras en el clima laboral y en la claridad para la toma de decisiones, integración a una red de empresas con propósitos afines, mayores oportunidades de negocios y posibilidad de demostrar la práctica efectiva del triple impacto son algunos de los ítems que destacan los creadores y directivos de empresas que optaron por la Certificación B. A nivel mundial ya hay 8.775 empresas certificadas. En Argentina tienen presencia más de 400 de ellas, de las cuales 228 son de origen local.

La certificación es otorgada por Sistema B, organización sin fines de lucro, parte de un movimiento global que impulsa un nuevo paradigma económico. En este modelo las empresas se conciben como agentes de cambio para el bien común. Para ser B, las compañías deben comprometerse y demostrar el aporte que realizan para la mejora social, ambiental y económica de las personas y el planeta.

“Desde que Bosque certificó, llegó a unos 20 mercados. Más de la mitad de ellos se dieron porque los importadores, distribuidores o portfolios de bebidas que nos eligieron, veían en la historia, el propósito y la certificación, un diferencial de marca sobre muchas otras”, afirma Juan Augusto Chereminiano, director y socio fundador de Bosque, la empresa productora del gin artesanal patagónico premiado y reconocido internacionalmente. Y agregó: “Algunos de nuestros representantes, por ejemplo en Italia, Dinamarca, Japón, Bélgica y algunos estados de Estados Unidos, sólo seleccionan marcas con certificación de sostenibilidad o con causas o propósitos socioambientales. Construyen su portfolio desde ahí. En Italia, por ejemplo, Compagnia Dei Caraibi, una de las mayores distribuidoras de bebidas de la región, es Empresa B”.

«Ser Empresa B es una forma de ser que, a la larga, resulta en mejoras que se traducen en una mayor rentabilidad.” Inés Castro.

“Hay muchas empresas que se acercan a nosotros como clientes porque saben que somos Empresa B”, señala Inés Castro, directora de Relaciones Institucionales y Marketing de Porta, firma con sede en la provincia de Córdoba que elabora alcoholes de alta calidad, vinagres y acetos balsámicos, y también construyen plantas de etanol. “Es decir, el ser Empresa B es una forma de ser que, a la larga, resulta en mejoras que se traducen en una mayor rentabilidad”, concluye la ejecutiva.

Para Fernando Bach, socio fundador de Elementos Argentinos, las mejoras en los resultados “van a llegar, porque las nuevas generaciones son mucho más sensibles a este tipo de formatos de empresas”. Elementos Argentinos es una empresa joven, creada en 2005 y dedicada al diseño y venta de alfombras y textiles realizados a mano en telar. Considerada un modelo de negocio de impacto, la firma brinda empleo local, sigue los lineamientos de comercio justo y en sus productos se utilizan fibras naturales, tintas minerales sin plomo y pigmentos vegetales.

Para Eugenia Ybarra, gerente de Operaciones Atención al Cliente de Nespresso Argentina, la certificación como Empresa B fortaleció su reputación en sostenibilidad. «El proceso de trabajo hacia la certificación fue un largo viaje que comenzó en 2019 a nivel global y un año más tarde, en Argentina. Desde entonces, notamos un mayor interés por parte de consumidores y socios comerciales que valoran la transparencia y el compromiso con el medio ambiente. Esto nos abre puertas para explorar nuevos mercados, incluidos aquellos con estándares exigentes donde esperamos expandir nuestro impacto positivo”, explica.

Innovación y mejoras en la organización

Desde Trasa, la empresa que busca facilitar un mayor acceso a servicios y productos financieros, con especial foco en comunidades con dificultades para acceder a esos bienes, su socio fundador y colaborador Ricky Minicucci refirió el nacimiento de Trasa Lab, desarrollo que se propone hacer un I+D para “potenciar las soluciones que brinda la firma e impulsar exclusivamente negocios que solucionen alguna problemática social o ambiental, por ejemplo, en alimentación, agua y educación”.

La inclusión del propósito de triple impacto en el estatuto social de las empresas es valorada por los referentes como un factor que orienta y permite mantener a los miembros de la organización en un mismo rumbo. En este aspecto, Bach observó que “la mirada del triple impacto filtra cada una de las decisiones que tomamos, y eso es lo que más nos gustó y sorprendió de la certificación: el proceso nos enseñó a ser B, a ser una mejor empresa”.

Por su parte, Eugenia Ybarra, de Nespresso, consideró que la certificación “brinda un punto de referencia a través del cual podemos medir nuestras acciones, porque destaca nuestras fortalezas pero también nos muestra las debilidades, y eso nos da una hoja de ruta a través de la cual podemos mejorar y acelerar nuestras acciones”.

“Cuando creamos Bosque fue natural pensarla con propósitos de triple impacto. Tenía que nacer así. Queríamos crear una marca global, consciente, de impacto, sostenible, que nos diera orgullo en todos los aspectos”, señaló Chereminiano. Sobre el trabajo hacia el interior de la organización, observó: “No fue difícil porque creemos en el modelo y tenemos claro que es la manera de hacer las cosas, pero tuvimos que educar y reeducar y, con mucha paciencia, insistir a nuestros equipos en usar otro tipo de ópticas en la toma de decisiones”.

Juan Augusto Chereminiano, Inés Castro, Fernando Bach, Eugenia Ybarra, Ricky Minicucci
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