Argentina necesita un giro de 180 grados – José Luis Espert
José Luis Espert, economista El 2019 no va a ser un año sustancialmente diferente al 2018. Este ha sido un año de un parate importante y en el próximo vamos a ver números similares. Arranca sin duda con la economía claramente debajo de los registros de 2018, que durante la primera parte fue bueno, con […]

21 Ene, 2019
José Luis Espert, economista

El 2019 no va a ser un año sustancialmente diferente al 2018. Este ha sido un año de un parate importante y en el próximo vamos a ver números similares. Arranca sin duda con la economía claramente debajo de los registros de 2018, que durante la primera parte fue bueno, con lo cual los primeros meses de 2019 en la comparación interanual van a tener los peores registros posibles. Ya durante el resto del año, como la economía en 2018 fue para atrás, probablemente veamos indicadores de actividad económica un poco mejores en comparación a la primera parte. En el global, para este 2018, nosotros vemos que la actividad económica va a estar cayendo entre 2,5 y 3%, mientras que el año que viene el número estaría entre 2 y 2,5%, todavía en caída.

El ajuste que se ha hecho de las cuentas externas es brutal, como consecuencia de la caída de la actividad económica y de las importaciones. Esto es un ajuste típicamente recesivo de las cuentas externas que no se ha dado por una suba de las exportaciones del país.

En cuanto al aspecto presupuestario, el Fondo Monetario Internacional facilita bastante en el acuerdo la posibilidad de cumplir con el déficit cero, computando por arriba de la línea, ingresos que no lo son, como algunos de seguridad social, por ejemplo. Por lo tanto, si bien será difícil cumplirlo, no será imposible. Ahora, en esto del déficit cero hay una suerte de mentira bastante enmascarada porque en realidad deberían hablar del déficit total, incluidos los intereses, o del déficit sin intereses, que es la meta con el fondo, pero hablando en paralelo y simultáneamente del superávit primario necesario para que la deuda no siga creciendo. No se puede hablar del déficit primario cero sin hablar del superávit primario necesario para mantener la deuda pública estable, que hoy como mínimo debe ser de 3 puntos del PBI. Y hay que tener en cuenta que la deuda pública ya está arriba del 80% del PBI, por lo que no estamos hablando de una deuda pública baja. Es decir que el año que viene se puede cumplir con un déficit primario cero pero se está lejos del superávit primario que Argentina necesita.

En cuanto a la inflación, este año va a terminar entre el 47 y 50%. El año que viene vamos a tener como mínimo 10 puntos de baja de inflación. No sé si va a dar para el 20% como dice el Gobierno o 23% como dice el Fondo. Yo creo que vamos a estar bastante arriba de eso y esto va a suceder siempre y cuando no haya un suceso cambiario como el de este año, porque si lo hay, la inflación sin duda va a ser mayor. Por ejemplo, si el programa de emisión cero se abandona o se relaja debido a la recesión, eso puede ser causal de algún suceso cambiario, más considerando que es un año electoral.

Será crítico para el año que viene ver cómo marchan las encuestas y cómo se dan las elecciones. Si en las PASO vemos una muy buena elección de Cristina Fernández de Kirchner, si es que se presenta, y una mala elección de Mauricio Macri, eso cambia completamente la segunda parte del año. Por eso, resulta clave tener en cuenta el proceso electoral antes de pronosticar lo que sucederá en 2019.

Hacia el futuro debería hacerse una contrarreforma de lo que hicieron los Kirchner y que este gobierno ha validado, que es toda esta cosa de las empresas estatales que hay, los controles, los subsidios, la economía completamente cerrada y regulada. Argentina necesita un giro de 180 grados, tiene que modificar lo que viene haciendo desde hace casi un siglo. Lo que se ha hecho sirvió para generar una Argentina decadente, llena de pobres, con inseguridad rampante y droga por todos lados.

Los cambios que hay que hacer son gigantescos. La sociedad ya no da más de pagar impuestos. Hay que encarar una reforma en las provincias y a nivel nacional, realizar cambios en todo lo que son planes sociales, pensiones por invalidez y el sistema previsional. Y, por supuesto, los cambios también incluyen lo laboral. Hay que dar de baja absolutamente todas las leyes sobre las cuales se articula la regulación laboral en Argentina. Estoy hablando de la Ley de Contrato de Trabajo, la Ley de Obras Sociales, la Ley de Asociaciones Sindicales, todas las leyes sobre las cuales se armó la arquitectura laboral de Argentina en las últimas siete décadas, a partir de que Perón incorporara la Carta del Lavoro en nuestro país. Todo eso hay que tirarlo a la basura.

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