El 14 de abril de 2025, Argentina comenzó a transitar una nueva etapa de la política económica de Javier Milei con la eliminación del cepo cambiario para la compra-venta del dólar minorista, un control de cambios que había restringido la compra de divisas desde 2019. A partir de esta fecha, el Gobierno implementó un régimen cambiario de flotación dentro de bandas de entre 1.000 y 1.400 pesos. Esta medida, aprobada por el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), abre un nuevo panorama económico.
La eliminación de las restricciones a la compra de dólares por parte de personas humanas y la eliminación del tope mensual de 200 dólares han sido una de las reformas más esperadas. Hubo escasa volatilidad en la cotización. Hacia comienzos de mayo, el tipo de cambio se mantenía cerca del piso de la banda, en torno a los 1.100 pesos, un objetivo propuesto por el Gobierno para empezar a comprar divisas.
Durante años, las empresas, los inversores y los individuos lucharon contra un mercado de cambios fragmentado y lleno de controles. Sin embargo, aunque esta medida abre la puerta a nuevas posibilidades, también genera incertidumbre sobre cómo impactará la inflación, la actividad económica y las inversiones.
Una tendencia hacia la dolarización
El presidente de Analytica, Ricardo Delgado, considera que la eliminación de las trabas cambiarias profundizará una “mayor tendencia a la dolarización de los excedentes de pesos que tengan las familias”, y de los particulares. «Ya lo vimos en el cepo anterior. En la previa del cepo, el acuerdo con el FMI de 2018-2019 aumentó fuertemente la dolarización. Se llegaron a comprar hasta 1.500 millones de dólares mensuales», explicó el consultor. «Vamos a ver un crecimiento importante de los depósitos en dólares en el sistema», remarcó.
Delgado también explicó que, aunque las personas podrán ahora comprar dólares con mayor libertad, las empresas aún deberán mantener sus colocaciones en pesos, ya que el Gobierno seguirá utilizando la emisión de deuda para darle liquidez al mercado, con licitaciones periódicas. “Los bancos, con esa materia prima, van y participan en las licitaciones en general. Es una demanda central que necesita el Tesoro para refinanciar su deuda”.
«Cuando haces una corrección cambiaria, aunque sea marginal, siempre hay un pequeño aumento de la inflación.» Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra.
A pesar de este desafío, Delgado destacó que la medida “normaliza parcialmente el acceso al mercado de cambios para las personas físicas, lo cual despeja el panorama hacia adelante».
Lorenzo Sigaut Gravina, magíster en Economía (Universidad Torcuato Di Tella) y director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, sostiene que la salida parcial del cepo, particularmente la flexibilización para los minoristas, generará un costo de corto plazo en los precios. «Cuando haces una corrección cambiaria, aunque sea marginal, siempre hay un pequeño aumento de la inflación», explicó. «Eso impacta negativamente en el poder adquisitivo, sobre todo de los asalariados, cuya capacidad de compra no crece tan rápido como los precios”, agregó.
El economista mencionó que, si bien la devaluación que se implementó fue moderada, la aceleración de la inflación que ya venía de los meses previos (marzo y abril de 2024) hará que el costo de vida se sienta más alto para quienes no experimentan aumentos significativos. Todo se encamina para configurarse a ese panorama, en la medida en que no se acreciente la conflictividad gremial y, en particular, con la CGT. El techo a la recuperación de los ingresos también incide a partir de la política laboral que lleva a cabo el Gobierno, desde la secretaría de Trabajo de la Nación, a cargo de Julio Cordero, que anticipó que no homologará paritarias que superen el 1% mensual.
“La expectativa es que el dólar se va a mantener planchado por algún tiempo y, eventualmente, no se avizora una corrida. Por supuesto, el contexto político afectará la demanda de dólares.» Juan Luis Bour, Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL),
Esta decisión ya produjo fricciones con el sindicato de Comercio que conduce Armando Cavalieri. Las principales cadenas de supermercados y mayoristas decidieron no abonar a su personal el aumento correspondiente a abril, pactado con el sindicato, con el argumento de que el Gobierno no homologó el acuerdo paritario. En ese contexto, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó que desde el Poder Ejecutivo se está interviniendo directamente en las negociaciones paritarias, al establecer un techo de aumento a los salarios como “ancla” inflacionaria. El fundamento, nuevamente, es que permitir incrementos por encima de la “pauta” o “tope” oficial generaría un aumento de precios que anularía cualquier mejora para los trabajadores. “Todo es un ancla para la inflación, pero esto no es recortar el salario, sino establecer la relación de los ingresos con los índices de inflación”, indicó el funcionario.
En marzo la inflación fue de 3,7%. “Probablemente, abril todavía tendrá una inflación parecida a la de marzo, o un poquito más abajo, pero arrancando con 3%. Recién, quizás, en mayo recién se perfore este piso”, precisó. “Esto, obviamente, impacta negativamente en el poder adquisitivo, en el consumo y, en menor medida, en la actividad. Lo positivo es que el Gobierno logró que la corrección cambiaria sea muy acotada”, amplió Sigaut Gravina.
Juan Luis Bour, licenciado en Economía por la UBA y docente universitario en la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), señaló: “La expectativa es que el dólar se va a mantener planchado por algún tiempo y, eventualmente, no se avizora una corrida. Por supuesto, el contexto político afectará la demanda de dólares. La demanda de dólares en el mercado oficial, con brecha prácticamente cero, es baja respecto de la demanda en períodos previos. Eso es lo que se está viendo. Quizás el momento antes de las elecciones, con los elementos políticos que cambian la cosa, pero yo no veo una demanda fuerte, por lo menos no en los próximos dos meses”.
En cuanto a las empresas, “la demanda de dólares no crecerá de manera significativa en el corto plazo, a menos que el dólar baje al comienzo de la banda, y entonces la demanda de importaciones puede aumentar”, indicó Bour.