El año pasado la economía argentina tuvo una retracción del 1,7%, pero este año será diferente. El conjunto de analistas del Relevamiento de expectativas del mercado, integrado por 27 consultoras y centros de investigación locales e internacionales y doce entidades financieras argentinas que recaba el Banco Central proyectan, en promedio, para todo 2025 un aumento de PBI real 4,8% superior al promedio del año pasado.
Otro indicador clave está dado por el monitoreo de la inversión extranjera directa ingresada al país, que también releva el BCRA y que en el tercer trimestre del 2024 superó al anterior, aunque cayó un 64% en forma interanual. Ese acotado flujo de fondos sumó 2.395 millones de dólares adicionales, y casi la mitad provino de reinversión de utilidades que, si no hubiera cepo, quizás, se hubiera girado al exterior.
Con este último dato disponible de la entidad oficial, el stock bruto de inversiones rozó los 171.800 millones de dólares, y en la evolución se esperan computar los proyectos aprobados y pendientes del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) para tener un monto final más preciso. Lo llamativo es que en el período de julio a septiembre los aportes de capital sólo agregaron 669 millones de dólares.
Los grandes estudios jurídicos y las consultoras de inversión relevan el entorno de negocios nacional, mientras sus clientes locales y del extranjero analizan cuán conveniente es el contexto para exponer su capital o aguardar a tener más precisiones sobre qué hará el equipo económico en los próximos meses.
“La inversión es uno de los componentes de la demanda agregada que está impulsando esa reactivación. En el tercer trimestre de 2024 se recuperó 10,3% y en el cuarto subió 11,3%. Aunque, a diferencia del PBI, el nivel todavía es bajo.” Matías Surt, socio director de la consultora Inveq.
Propios y foráneos toman en cuenta que en el primer año del Gobierno de Javier Milei el ingreso bruto de IED alcanzó, apenas, 906 millones de dólares y, si se descuentan los egresos, el flujo neto fue el más bajo de la serie histórica. Sin embargo, el JP Morgan, uno de los bancos de inversión más grandes de Estados Unidos, en marzo último pronosticó una fuerte y rápida recuperación económica del consumo y la inversión en V en la Argentina de la mano del FMI.
En la misma línea, incentivado por el consumo y la inversión, para el BBVA Research el PBI argentino se expandirá un 5,5% este año, en un contexto de consolidación desinflacionario, disciplina fiscal y monetaria. Por su lado, S&P Global Ratings muestra un panorama incierto para las economías emergentes para el segundo trimestre de este año, sin embargo proyecta un crecimiento del 4,8% para 2025.
“Hicimos la mayor revisión al alza a nuestra proyección de crecimiento del PBI para 2025 para Argentina (+ 100 puntos básicos). La revisión se debió a resultados de inflación y actividad económica mejores de lo esperado en los últimos meses, que esperamos continúen a lo largo del año”, asegura el reporte de la calificadora fechado el 25 de marzo.
Dicho eso, aclaran: “Los riesgos para nuestras expectativas de crecimiento son sustanciales, porque las reservas internacionales continúan siendo bajas y hay mucha incertidumbre con respecto a la política cambiaria”. En esto coinciden también los analistas de la calificadora de riesgo Moodys, que estiman un alza del PBI de, apenas, 3% en 2025.
Ingreso de dólares por créditos del exterior
Desde su reglamentación en octubre de 2024, ingresaron al RIGI una decena de proyectos nacionales y extranjeros por unos 12.000 millones de dólares, la mayoría destinados a hidrocarburos, energías renovables y minería, pese a que también hay beneficios para infraestructura, siderurgia, tecnología, forestoindustria y turismo.
“La actividad ya se encuentra en reactivación desde el tercer trimestre de 2024. De hecho, el PBI del cuarto trimestre de 2024 ya fue igual que el del tercer trimestre del 2023. La inversión es uno de los componentes de la demanda agregada que está impulsando esa reactivación. En el tercer trimestre de 2024 se recuperó 10,3% y en el cuarto subió 11,3%. Aunque, a diferencia del PBI, el nivel todavía es bajo: 9% inferior en el último cuarto del 2024 que en el tercero de 2023”, dijo Matías Surt, socio director de la consultora Inveq.
“Para el 2025 se espera que la actividad se continúe recuperando (nosotros estimamos entre 4 y 4,5%), con un rol importante de la inversión. La inversión extranjera directa no será relevante en el total de inversiones en tanto y en cuanto no se levante el cepo cambiario, por lo que no apostamos tanto a ese componente para el resto del año en curso, aún considerando la vigencia del RIGI. De hecho sin cepo y con RIGI, aún creemos que puede haber dudas para ver un ingreso fuerte de IED, al estilo de los 90, debido al historial malo de la Argentina en términos de cumplimiento de contratos y de continuidad política”, agregó Surt.
Todavía no se ve cambio de tendencia
Lo venían señalando muchos economistas y analistas, pero también cámaras empresarias e industriales que no sólo enfrentaban la drástica retracción de la demanda interna, sino problemas de precios internacionales, incremento de costos, caída de la competitividad y, ahora, un aumento de aranceles derivados de la agresiva política comercial de Donald Trump.
No hubo lluvia de inversiones como algunos anunciaban, más bien algún chaparrón aislado en un panorama de sequía de fondos. A las causas internas se suma un cambio geopolítico global que tiene impacto fuerte en los sectores afectados en forma directa, pero también en las variables macro y microeconómicas locales.
Más allá de la agroindustria y la energía, en las demás actividades no hay pronósticos alentadores y la mayoría no tiene planes de expansión. Mientras se recortan puestos de trabajo, muy pocas empresas tienen previsto incorporar nuevos empleados. El problema cambiario, la falta de dólares y el riesgo país otra vez en 900 puntos continúan como anclas de la actividad, más allá de la inflación contenida, que era prioridad uno.