El punto en el que se avanzó mucho y superó las expectativas es la corrección de los desequilibrios macro y algunos microeconómicos. Me refiero a las distorsiones de precios relativos, a la cuestión fiscal, a algún ordenamiento en lo relativo al manejo de deudas y a la desregulación en términos generales.
Mi impresión es que en 2025 se va a continuar con esa línea, quizás no con correcciones tan fuertes como las que hubo este año, sino más bien menores, y cuestiones de implementación que quedaron pendientes, en particular en materia cambiaria, movimientos para inversiones del sector privado y de infraestructura. En esta área en particular, el Estado tenía gastos importantes que ahora serían suplantados por el sector privado, pero para eso se requieren una serie de mecanismos de transición.
También continuará el ordenamiento de varios mercados, que aún hoy funcionan con mucha intervención estatal, y habrá que ver cómo se implementan los cambios, porque tienen que ver con el esquema regulatorio o desregulatorio elegido, según el caso.
Otro desafío importante para el año que comienza es el mercado cambiario, y cómo se termina simplificando para habilitar el movimiento de inversiones.
La expectativa, en términos de alguna performance para el 2025 es que va a haber inversiones en algunos sectores y en otros se van a ver los efectos de una transformación que busque mayor productividad, eficiencia y competitividad. En este sentido, habrá quienes continúen y otros que verán como reestructurarse o rehacerse operativamente en varias actividades.
Este panorama traerá consecuencias mezcladas, no sólo sobre la inversión, sino también sobre la actividad sectorial, el empleo y el nivel de las remuneraciones.
En ese sentido, el agregado a nivel general dará mejor, pero con mucha discrepancia en los segmentos individuales.
Un punto fundamental es cómo continuará el Gobierno con el levantamiento del cepo, es decir con las desregulaciones que están haciendo en materia del acceso al mercado de cambios, los movimientos cambiarios de capital y otros. Otra medida pendiente es en los marcos regulatorios y regímenes, tanto sea en infraestructura privada como en energía y transporte en general. También está pendiente alguna privatización o el envío al mercado de capitales de alguna de las compañías donde el Estado tiene mayoría o un interés relevante.
