El modelo basado en el consumo aún no fue sustituido por un modelo superador
Jorge Vasconcelos, investigador jefe de IERAL. Existe una superposición de gastos entre las distintas jurisdicciones, en rubros como la educación, la salud o los programas sociales. Aquí hay mucha tela por cortar, no se pretende una caída del gasto social sino mejorar la eficacia, coordinando mejor entre Nación, provincias y municipios. Analizando este primer año […]

27 Dic, 2016

Jorge Vasconcelos, investigador jefe de IERAL.

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Existe una superposición de gastos entre las distintas jurisdicciones, en rubros como la educación, la salud o los programas sociales. Aquí hay mucha tela por cortar, no se pretende una caída del gasto social sino mejorar la eficacia, coordinando mejor entre Nación, provincias y municipios.

Analizando este primer año de la gestión de Mauricio Macri, hay que decir que en el arranque pecó de optimismo respecto a las fuentes alternativas de recaudación. Nosotros habíamos planteado, para las retenciones, una corrección más gradual y no su eliminación. Se podían haber logrado efectos positivos en el sector sin dañar tanto la recaudación. Por otra parte, el Gobierno sentía que parte de su compromiso era eliminar el cepo y las restricciones a las compras de dólares. Acá también subestimaron la magnitud del problema fiscal. Si con la salida del cepo hubieran puesto un pequeño impuesto a la compra del dólar oficial, hubiera habido una buena recaudación de la que nadie se hubiera quejado, luego de 5 años de prohibición.

Además, si hubieran fijado el tipo de cambio oficial, de forma controlada, en 15 o 16 pesos, podrían haber coordinado el nuevo nivel de precios luego del tarifazo sin necesidad de subir tanto la tasa de interés, usando más al dólar como ancla, no en el largo plazo sino como estrategia de transición. Así, se hubieran ahorrado subir tanto las tasas, con una política monetaria menos estricta. Pero prevaleció el compromiso político con los electores, ya que ese tema había sido eje de su campaña electoral.

Como resultado de estas decisiones, se sostiene un nivel de déficit consolidado en torno al 7% del PBI. El Gobierno deberá dar señales más claras de consolidación fiscal. Hasta el 2015 el déficit era similar al monto de subsidios, pero ya se encuentra por encima. Existe una superposición de gastos entre las distintas jurisdicciones, en rubros como la educación, la salud o los programas sociales. Aquí hay mucha tela por cortar, no se pretende una caída del gasto social sino mejorar la eficacia, coordinando mejor entre Nación, provincias y municipios.

La caída de 2,5% del PBI con la que va a cerrar este año ocurre por varios factores concurrentes. Por un lado, encontramos el tema del cambio de precios relativos. La Argentina tenía mucha inflación reprimida a fin del año pasado y lo que hubo fue una inflación correctiva, en tanto que era insostenible mantener la situación previa, ya casi sin reservas en el Banco Central. De esta manera, subieron las tarifas y el tipo de cambio oficial, lo que inevitablemente golpeó al consumo por la caída del poder adquisitivo de la masa asalariada ampliada, que incluye salarios del sector privado, estatales, jubilaciones y planes sociales. Para ese consolidado, la caída fue en el primer semestre del 7,5% en términos reales. En tanto que el consumo es la principal variable del PBI, este fue uno de los principales factores explicativos de la recesión. Por otra parte, la devaluación de diciembre del año pasado fue la más previsible de la historia, lo que llevó a que se llegara a ese momento con un elevado nivel de stock de bienes dolarizables en las empresas y las familias. La recesión de inventarios era lógica, en tanto que las empresas y las familias no iban a reponer stocks que tenían en gran exceso.

Para el año que viene, el panorama es más alentador. En la medida en que los salarios se van a ajustar 2 o 3 puntos por encima de la inflación, más lo que ya se sabe que va a ocurrir por el presupuesto en las jubilaciones y planes sociales, más un pequeño aporte por el lado del empleo, estimamos para la masa asalariada ampliada un crecimiento de los ingresos en términos reales del 4%. Otro elemento distintivo del 2017 es el factor Brasil. Si uno mira las exportaciones de Argentina al país vecino en los primeros siete meses del año, la caída fue de un promedio del 25% interanual, pero desde agosto crecieron un 5% interanual, lo que refleja un ciclo de recuperación de la economía brasileña.

De todos modos, vemos una recuperación moderada, porque el modelo económico basado en el consumo aún no fue sustituido por un modelo superador. Estamos en la transición. Todavía no se ve un crecimiento liderado por exportaciones e inversión, que será en definitiva la forma sana de crecer de manera sostenida.

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