Negocio de las remesas de dinero se recupera
Con los cambios introducidos por la actual administración Las restricciones cambiarias fijadas durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner hicieron que el movimiento de dinero que envían los migrantes desde y hacia la Argentina en concepto de ayuda familiar cayera bruscamente. Cómo viene evolucionando y qué perspectivas presenta el negocio en el nuevo […]

17 Nov, 2016

Con los cambios introducidos por la actual administración

Las restricciones cambiarias fijadas durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner hicieron que el movimiento de dinero que envían los migrantes desde y hacia la Argentina en concepto de ayuda familiar cayera bruscamente. Cómo viene evolucionando y qué perspectivas presenta el negocio en el nuevo contexto.

Una de las principales consecuencias del cepo cambiario establecido por el gobierno kirchnerista hace cinco años fue el virtual congelamiento de los envíos de dinero desde y hacia Argentina. Esto tuvo fuertes consecuencias en la economía de más de 1 millón de argentinos que viven en el exterior y envían y reciben dinero y de los 2,5 millones de residentes extranjeros en Argentina.

Mientras en el resto de la región, en el período 2011-2015 hubo un boom de remesas, en la Argentina se vio una estrepitosa caída, tanto del dinero entrante como saliente, producto de las restricciones en materia cambiaria.

Por la estructura migratoria del país, la economía local no depende del envío de dinero de argentinos en el exterior a sus familias radicadas aquí. De hecho, es mayor el dinero que sale de nuestro país por este concepto que el que ingresa. Con las limitaciones que impuso el cepo a la adquisición de divisas en el mercado local, se restringieron las posibilidades de quienes realizaban estos envíos. Pero este año el panorama comenzó a normalizase. En Paraguay, por ejemplo, en los primeros seis meses del 2016 el dinero recibido desde Argentina en concepto de ayuda familiar superó al total enviado desde aquí en todo el 2015.

“Desde que se liberó la situación, el negocio comenzó a crecer y a recuperarse”, señaló Ignacio Videla, VP para América Latina de Western Union. Como indicó el ejecutivo, la compañía notó un repunte de los envíos a los destinos de todo el mundo hasta casi lograr los niveles que mantenían antes de la instauración del cepo, especialmente a países limítrofes.

En cambio, los envíos desde el exterior realizados a través de esta empresa con destino al país aún no logran despuntar. “La gente fue abandonando la compañía para hacer envíos hacia Argentina en los últimos años porque nosotros pagábamos al tipo de cambio oficial, mientras que otras competidoras ofrecían el precio del dólar paralelo”, explicó el ejecutivo.

La firma, que posee una red de 2 mil puntos de envío y recepción en el territorio nacional, reporta un volumen mensual de 30 millones de dólares de giros hacia el exterior y 20 millones de dólares de remesas recibidas aquí.

En MoneyGram, una remesadora internacional que funciona a nivel local mediante el Banco Piano, también vienen observando una recuperación del mercado, si bien bajo lineamientos distintos. Leonardo Echegoyen, gerente de Cambios de la entidad bancaria, puntualizó que, “en líneas generales, todo el mercado se viene acomodando. Argentina es un país mayormente saliente y en los últimos meses vimos una fuerte recuperación del negocio a nivel receptivo”.

El directivo cree que este hecho es una reacción a la unificación cambiaria y la apreciación del dólar realizada desde fines de diciembre pasado: “Con la corrección del tipo de cambio, es menos conveniente enviar que recibir dólares. Vemos que mes a mes sube un poco el nivel de dinero entrante y ralentiza su caída el volumen saliente”.

La remesadora posee actualmente más de 325 mil agentes en 199 países y territorios del mundo.

Un negocio congelado

A medida que fueron avanzando las restricciones cambiarias introducidas por el último gobierno a partir de finales del 2011, los envíos de dinero desde y hacia el exterior fueron resintiéndose.

“Llegó un momento en los últimos meses del año pasado en que prácticamente no podíamos enviar nada”, recordó Videla. “Tuvimos que ir implementado muchas limitaciones, porque no había forma de que pudiéramos girar esos fondos afuera. Ni siquiera había posibilidades de que nos cubriéramos aquí en dólares. Entonces, tuvimos que ir limitando la cantidad de dinero que se podía enviar por persona por mes y los países a los que se podía enviar. Al final, de los 200 países en los que estamos no se podía enviar a más de 10. Y esto era porque el flujo de lo que enviaban de afuera a la Argentina también venía cayendo”, añadió.

Entre el 2011 y el 2015 la entidad sufrió una caída del movimiento saliente de capital de hasta un 80%. “Por cada 100 dólares que salían en 2011, 4 años más tarde salían sólo 20”, indicó el vocero.

Las restricciones cambiarias no sólo impactaron en el volumen del negocio, sino también en su composición. “En la Argentina, hay dos grandes mercados: por un lado, está lo que es regulado por el BCRA, los bancos; y, por el otro, están las remesadoras, que no están reguladas. Con el cepo, ocurrió que muchos clientes que no estaban bancarizados optaron por realizar este tipo de operaciones vía entidades bancarias, porque era una forma más segura de lograr el movimiento del dinero”, detalló Echegoyen.

También, muchos trabajadores se volcaron a la informalidad, al no poder acceder al dólar por el canal oficial.

Ahora, el flujo de clientes que fue captado por el canal bancario e informal busca ser vuelto a conquistar por las entidades no bancarias que realizan el envío de dinero.

Western Union, por ejemplo, durante el cepo elevó la comisión que le cobraba a los que envían dinero por su canal hasta un 60% del valor remesado. “Hoy el cargo es muy atractivo, es un 4% fijo. Si vos pensás que el envío promedio son 200 dólares, son 8 dólares que pagan y la verdad es que tienen el dinero en minutos. Esto es un valor. Esta es una compañía que ofrece servicios en doscientos países y tiene 500 mil puntos de atención físicos. Podemos llegar a mil millones de cuentas bancarias en más de 50 países. Son 31 transacciones por segundo en un sistema muy robusto”, destacó Videla.

Radiografía de las remesas de dinero

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cada año los emigrados de América Latina y el Caribe realizan alrededor de 250 millones de transferencias de dinero a sus países de origen. Con un total de 53 mil millones de dólares en 2015, esas remesas superan holgadamente a todas las fuentes de ayuda externa para la región y en varios países constituyen más del 10% del PIB.

De acuerdo a estadísticas publicadas por el Banco Mundial, en la región se destacan los casos de Brasil, que en 2015 recibió 2.900 millones de dólares en remesas, Colombia (4.700 millones), República Dominicana (5.200 millones), El Salvador (4.300 millones), Guatemala (6.600 millones), Honduras (3.700 millones), México (26.200 millones) y Perú (2.700 millones).

Los receptores de estas transferencias son, en general, miembros de la misma familia, quienes utilizan estos recursos para cubrir sus necesidades básicas, invertir en educación y salud, mejorar su vivienda, adquirir activos productivos para actividades comerciales y ahorrar para cubrir emergencias familiares o gastos inesperados.

Para realizar estos envíos de dinero, lo más habitual es que utilicen una empresa de remesas, que suele ser elegida por la rapidez con la que pone el dinero a disposición de los familiares en el país de origen y su costo.

En lo que refiere específicamente a nuestro país, según las estadísticas del Banco Mundial, los envíos desde Argentina hacia el exterior alcanzaron un máximo de 1.137 millones de dólares en el 2011, el año del establecimiento del cepo cambiario, y desde entonces cayeron en forma continuada hasta 697 millones de dólares el año pasado.

Los envíos desde el extranjero hacia nuestro país también cayeron en los últimos años, pero en forma menos pronunciada. Tras alcanzar 697 millones de dólares en 2011 se contrajeron año a año hasta alcanzar 483 millones de dólares en el 2015.

El Banco Mundial estima que en 2016 el dinero enviado por personas que trabajan fuera de su país rondará los 610 mil millones de dólares, cifra comparable con el Producto Interno Bruto (PIB) de países como Suecia o Argentina. Para el año 2018, se pronostica que las remesas mundiales podrían llegar a un volumen de 665 mil millones de dólares.

Un futuro promisorio

Los operadores locales ven un futuro promisorio tras el levantamiento de las restricciones cambiarias, que produjo una merma considerable en su negocio.

Videla indicó que “la recuperación del servicio respecto a los años anteriores ya es muy fuerte y ha sido muy acelerada este año”. Su compañía prevé para 2017 un crecimiento en volumen del negocio internacional con base local del 25%.

Para Echegoyen, “la tendencia debería ser al crecimiento. Especialmente, si aumenta la cantidad de público bancarizado, más gente se va a volcar a enviar y recibir dinero a nivel internacional por este canal”.

El ejecutivo manifestó que es difícil calcular cuánto más se va a mover el negocio en los próximos años, pero considera posible que se pueda alcanzar rápidamente los niveles que se mantenían antes de que comenzaran las restricciones cambiarias: “Vemos cómo mes a mes sube un poco el total de dinero entrante y cómo deja de caer el volumen de remesas salientes”.

De todos modos, el escenario económico del 2016 le puso un freno a la recuperación del negocio. De acuerdo a los datos de MoneyGram, en los primeros nueve meses del año ingresó en concepto de remesas desde el exterior un 46% más que el año anterior, pero hubo una caída del capital saliente de alrededor del 30%.

Según el economista Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, esto se debe a la recesión y la devaluación: “Si bien es cierto que se terminaron las restricciones cambiarias y que ahora las familias pueden enviar sin límites, también el poder adquisitivo de esas personas cambió con la devaluación y la suba del tipo de cambio nominal. No olvidemos que se trata de inmigrantes que vienen al país a trabajar y, con lo que les sobra, todos los meses envían una ayuda a sus familias que quedaron en su lugar de origen”.

Para el analista, “el horizonte es que el volumen vuelva a los niveles de 2011, previo al cepo. Ese año se mantuvo cerca del pico de dinero enviado y recibido en concepto de ayuda familiar. Pero, la realidad es que en aquel momento el tipo de cambio era más accesible y, en términos reales, el poder adquisitivo del salario era mayor”.

Las entidades también están apostando a los avances tecnológicos para crecer en los próximos años. Western Union, por ejemplo, prepara su aplicación para enviar y recibir dinero desde el teléfono celular. La solución será lanzada antes de que termine 2016 en países como Perú y verá la luz en Argentina durante el primer trimestre del próximo año.
“Estamos avanzando en el dinero digital, pero lo que nos importa es darle al cliente todas las opciones”, puntualizó Videla. “Si quiere ir a hacer todo el trámite en ventanilla, que lo haga. Si quiere iniciar el trámite en la aplicación y sólo ir a pagar, también. Y si quiere hacer toda la gestión desde su teléfono celular que lo pueda hacer”, concluyó.

Share This