La Reserva Federal (FED) de Estados Unidos anunció una reducción de la tasa de interés en 50 puntos básicos, y la situó en un rango de entre 4,75% y 5%. Lo hizo tras registrarse una desaceleración en la inflación, que en 2022 había superado el 9,1% anual.
El escenario de recorte de la tasa ya había sido previsto por el mercado y los analistas, aunque sorprendió su magnitud, ya que se esperaba una reducción de sólo 25 puntos básicos. El comunicado del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) —oficina de la FED responsable de las decisiones de política monetaria—, señala que: “A la luz de los avances en materia de inflación y del equilibrio de riesgos, el Comité decidió reducir el rango objetivo del tipo de los fondos federales en medio punto porcentual, hasta situarlo entre el 4,75% y el 5%”.
Desde la FOMC también reafirmaron su compromiso con “apoyar el máximo empleo” en Estados Unidos y “devolver la inflación a su objetivo del 2%”. Actualmente, este indicador se encuentra en 2,5%, su menor nivel después de la pandemia de COVID-19.
La tasa había crecido ininterrumpidamente desde 2022, fue desde 0,5% a 5,5% en julio de este año. La tendencia actual podría traducirse en otro recorte de 50 puntos básicos para lo que resta de 2024, más 100 puntos en 2025 y otros 50 en 2026.
Si bien las commodities, en general, se benefician de una mayor depreciación del dólar, está el interrogante de cómo se verá afectado el precio de las materias primas exportables ante la desaceleración económica de China.
La suba de tasas que realizó la autoridad monetaria norteamericana desde 2022 estuvo en sintonía con medidas similares que tomaron los bancos centrales de los principales países, que apuntaron a frenar la inflación sin caer en recesión.
Una mirada optimista de la nueva tendencia lleva a algunos analistas a concluir que lo peor del ajuste ya ocurrió. También hay visiones opuestas, que consideran que un recorte tan abrupto puede reavivar el consumo y mantener alta la inflación.
¿Qué pueden esperar las economías emergentes?
Por el impacto global que tiene la economía norteamericana, la medida de la FED impactará en otros países; en especial, en los emergentes, como Argentina. Una visión positiva estima que el país sería uno de los que podría recibir un mayor flujo de fondos de inversión, que verían menos atractivo el sistema financiero de Estados Unidos.
También podría darse un impulso alcista en el precio de las principales commodities argentinas, lo que generaría un mayor superávit comercial. Por otra parte, por el endeudamiento externo del país (mayormente en dólares), la tendencia de la tasa mejora las perspectivas en términos de costo financiero. No obstante, no podría esperarse un efecto benéfico automático, dadas otras condiciones de la economía argentina, como el alto riesgo país, la dinámica cambiaria, la escasa acumulación de reservas del BCRA, entre otros factores. Si bien las commodities, en general, se benefician de una mayor depreciación del dólar, está el interrogante de cómo se verá afectado el precio de las materias primas exportables ante la desaceleración económica de China.
Ignacio Morales, analista de Wise Capital, consideró que el recorte informado por la FED “es sumamente relevante para el mundo y, en particular, para los mercados emergentes, de frontera o stand alone (como la Argentina) que, en alguna medida, quedaron eclipsados por los altos rendimientos que ofrecieron en los últimos años los bonos norteamericanos. Para el caso de la Argentina, lograr mejorar su calificación internacional y bajar el riesgo país es una meta fundamental para volver a navegar en los mercados de capitales externos y acceder a financiamiento”.