La pobreza, el cambio climático y las inversiones en la agenda del BID
Los representantes de los 48 países miembros del BID deliberaron durante tres días en Panamá acerca de los desafíos que enfrenta América Latina.

22 Mar, 2023

Entre el 14 y el 16 de marzo se realizó en Panamá la 63ª Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El banco y su extensión privada, el BID Invest, financian proyectos de desarrollos en la región desde mediados del siglo pasado, cuando se creó el organismo con sede en Washington.

Esta reunión anual tuvo el ingrediente de ser la primera liderada por su nuevo presidente, el israelí naturalizado brasileño Ilan Goldfajn que asumió el cargo en los primeros días de enero de este año. Allí, Godlfjan señaló que durante su mandato aspiraba a lograr que “el BID se convierta en la institución multilateral de desarrollo más importante para América Latina y el Caribe”.

En la actualidad, ambos organismos están financiando 622 proyectos en la región por un monto total de 56.505 millones de dólares. De ese total, 80 se desarrollan en Brasil y 77 corresponden a la Argentina. Más lejos aparecen Paraguay y Uruguay con 40. El principal destino de los fondos está vinculado con programas de reforma y modernización del Estado y, luego, inversiones para la sanidad y el acceso al agua potable. En tercer lugar aparecen aquellos programas enrolados dentro de lo que denominan inversión social.

Pero, además, el organismo financia proyectos en todo el continente asociados con la infraestructura de transporte, energía, mercados financieros, salud, desarrollo rural y urbano, educación, medio ambiente, entre otros.

Mejora de la productividad

En su asunción, el nuevo titular del organismo adelantó que las principales preocupaciones pasan por los efectos del cambio climático y las acciones para combatirlo, el impacto de la pobreza, la desigualdad, y las inversiones en desarrollo para infraestructura física y digital.

Es claro que el continente debe mejorar la productividad de sus economías sobre la base de una fuerte inversión en infraestructura. Allí es donde el BID puede aportar capital para las inversiones necesarias y asistencia para la implementación de las políticas más adecuadas.

Con todo, el mismo Goldfajn se mostró crítico con el funcionamiento del organismo al destacar que apenas el 53% de los proyectos impulsados con fondos de la institución reciben una calificación positiva al finalizar y que, por lo tanto, es el propio organismo el que debe comenzar optimizando su productividad para obtener mejores resultados en el campo.

Un escenario de crisis y oportunidades

Distintos economistas conversaron con NBS acerca de las oportunidades y dificultades que atraviesa la región en torno a la Asamblea del BID y los aportes que un organismo de esa naturaleza puede ofrecer en la coyuntura.

Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, señaló que “estas regiones que claramente tienen un nivel de desarrollo relativamente menor, dependen críticamente del comercio internacional y de las condiciones financieras globales”. Por eso, explicó, “la suba de tasas en los países centrales para ajustar el problema inflacionario, sumado a la guerra, empezaron a ser un dato que complica a la región”.

Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de OJF, destacó que “la dificultad es la desaceleración global producto del aumento de tasas en todo el mundo”.

“La mayor parte de la región cuenta con un desafío común, que es reequilibrar las cuentas fiscales y devolver la inflación a niveles bajos.» Eugenio Marí, Fundación Libertad y Progreso.

Con todo, explicó que “para la región es un problema pero, de todas formas, las commodities se han mantenido relativamente bien y se van a mantener estables porque hay elementos que juegan en contra uno del otro. La suba de tasas de interés baja los precios pero, por el otro lado, faltan insumos en materia energética que presionan para arriba”.

Desde la Fundación Libertad y Progreso, su economista jefe, Eugenio Marí, resaltó: “La mayor parte de la región cuenta con un desafío común, que es reequilibrar las cuentas fiscales y devolver la inflación a niveles bajos. Hacerlo de manera gradual y con costos bajos exige un acceso fluido a los mercados financieros, algo que es difícil para muchos países”.

Marí opinó que, al ofrecer financiamiento por fuera del mercado privado, “organismos internacionales, como el BID, pueden tener un rol en suavizar la normalización”.

El aporte del BID

En este escenario, el organismo puede ofrecer asistencia financiera para aquellos países, como la Argentina, que no tienen acceso a los mercados, así como asistencia técnica en lo que se refiere a la modernización del estado y programas de capacitación, entre otros.

Para Delgado, el BID es clave porque, dado el contexto global, esta región va a tener dificultades para obtener financiamiento en los mercados de deuda privados: «Estas opciones crediticias apoyan infraestructura, programas contra el cambio climático, capacitación en el mercado laboral y van a duplicar los esfuerzos. Son instituciones que tienen una responsabilidad política muy importante para financiar esta nueva etapa de la región”.

Spotorno aseguró: “El BID puede aportar en todo lo que es infraestructura, transporte y vivienda para garantizar el derecho a la propiedad. Es una forma de generar crecimiento y combatir la pobreza”.

Eugenio Marí destacó el rol que puede jugar el BID ante una luz de alarma que identificó: “El entorno internacional se irá deteriorando a medida que se empiezan a notar los efectos del endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos. Esto repercutirá en peores términos del intercambio (shock negativo de ingresos) y salida de capitales”.

Pobreza y desigualdad

Uno de los ejes de la Asamblea fue la necesidad de combatir la pobreza y la desigualdad en la región. Para Delgado, “va a ser un tema recurrente, ya que se ha extendido a otras economías que no tenían ese problema en forma estructural, como la Argentina o Venezuela, que no tenía estos niveles de exclusión 50 años atrás”.

En este punto, Spotorno planteó: “La solución a la pobreza es generar riqueza, no hay otra. La cuestión es determinar qué regulaciones se necesitan para que se genere esa riqueza. En Argentina, por ejemplo, la falta de infraestructura y las dificultades regulatorias para entrar al mercado laboral explican la falta de desarrollo”.

Para finalizar, Delgado resumió: “La calificación de la fuerza de trabajo es clave para que la economía genere empleabilidad y que las nuevas generaciones y los que tienen condiciones de pobreza puedan acceder a los nuevos requisitos del mercado. En eso tiene mucho para aportar el BID”.

Ricardo Delgado, Eugenio Marí, Fausto Spotorno.
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