Los “hackers éticos” siempre fueron una “figurita difícil” de encontrar en el mercado laboral. Pero, aunque la oferta de estos perfiles escasea desde hace décadas, la tendencia se exacerbó en los últimos años, y puso de manifiesto una preocupación apremiante en la región y el país.

Si bien algunas industrias concentran la demanda —como el sector financiero (bancos y fintech) y firmas de software y servicios cloud— la lista se amplía a, prácticamente, todos los rubros.

Se estima que, en la actualidad, hay 3,4 millones de puestos sin cubrir en la industria de la ciberseguridad a nivel global y más de 500.000 de esas vacantes se encuentran en Latinoamérica, según cifras del estudio anual Cybersecurity Workforce Study (ISC)². Además, el 70% de los trabajadores menores de 30 años son hombres, lo que expone la brecha de género que aún persiste en el sector.

Según el último informe de seguridad de Check Point Research, Mid-Year Security Report 2023, hubo un incremento del 20% de los ciberataques en la Argentina durante la primera mitad del año, lo que representa un aumento significativo en comparación con el periodo anterior y demuestra la creciente sofisticación de las tácticas empleadas por los ciberdelincuentes.

«La probabilidad y efectividad de los ciberataques puede reducirse con medidas proactivas, como campañas de concientización y tecnologías de seguridad adecuadas.” Alejando Botter, Check Point.

“Las actividades delictivas aumentaron en el primer semestre, en particular en el segundo trimestre, que registró un incremento del 8% semanal de ciberataques, lo que representa el mayor volumen en dos años. Amenazas conocidas como el ransomware y el ‘hacktivismo’ evolucionaron aún más, con cambios en los métodos y herramientas para infectar y afectar a las organizaciones”, explicó Alejando Botter, gerente de Ingeniería de Check Point para el sur de Latinoamérica.

“Las organizaciones necesitan construir una estrategia de ciberseguridad con enfoque en la prioridad de la prevención. La probabilidad y efectividad de los ciberataques puede reducirse con medidas proactivas, como campañas de concientización y tecnologías de seguridad adecuadas”, agregó el ejecutivo.

Un rol en auge

La lista de Empleos en auge en 2023 de la red social profesional LinkedIn incluye al de analista de ciberseguridad como uno de los puestos que viene pisando fuerte en los últimos cinco años. 

“Este perfil se ha ido transformando ya que, dependiendo de la organización en la que se desempeñe, puede desarrollar diferentes funciones, como administrador de sistemas y ethical hacking, entre otras posibilidades”, consideró Johanna Dzikowsky, especialista en Adquisición de Talento en Adecco Argentina.

Los sueldos arrancan en 450.000 pesos por mes para posiciones junior, con un promedio de 700.000 pesos en puestos senior, hasta superar 1,2 millones en cargos más altos. Las organizaciones suelen añadir en el paquete salarial beneficios en concepto de “salario emocional”, es decir, no remunerativos, para competir contra las empresas extranjeras que reclutan cada vez más talento argentino de forma virtual y ofrecen pagos en dólares.

Falta de profesionales en el área

¿Por qué entonces no abundan los perfiles en una industria atractiva con buena remuneración y beneficios? El mismo estudio del (ISC)² citado antes y desarrollado en 2022 indica que el 75% de quienes eligieron profesionalizarse en ciberseguridad está conforme y siente pasión por su trabajo. “Pero el desafío está en poder generar un semillero que se retroalimente continuamente”, sentenció Federico Pacheco, director de Ekoparty Hackademy, academia con programas certificados en ciberseguridad en Latinoamérica.

Este instituto tiene la misión de crear talento a través de certificaciones iniciales y avanzadas, y luego conectar a los especialistas formados con oportunidades laborales concretas en el sector mediante su propia red de trabajo, Ekojobs. Así, algunos de sus egresados lograron dar el salto y consiguieron su primer empleo en ciberseguridad en empresas u organismos del Estado, como IBM, Banco Galicia, KPMG, EY y AFIP.

Se trata de ofrecer una currícula que no deje al margen a los aspirantes por su nivel de estudios. “Las propuestas de capacitación están mayormente compuestas por cursos independientes u orientados a certificaciones profesionales. En el ámbito universitario existe formación de posgrado dirigida a graduados, pero deja afuera a quienes no cuentan con titulación previa”, explicó Pacheco.

Uno de los ejes de la academia es potenciar también el acceso de mujeres y comunidades diversas, ya que la mayoría de los profesionales son hombres. Allí cobra relevancia la oferta de becas de organizaciones que los apoyan, como Google y Fundación Objective-See, quienes facilitan la llegada a la formación.

“El año pasado, 300 personas iniciaron su formación en la academia y el 15% recibió becas, algo destacado en la industria, ya que las especializaciones internacionales suelen tener costos elevados”, comentó Daniela Valor, directora de Ekojobs.