El comercio electrónico tuvo un crecimiento mucho mayor al esperado como consecuencia de las medidas oficiales de aislamiento social.

Un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) reveló que se sumaron casi 1,3 millones de nuevos compradores y que la facturación se incrementó 124% en relación al 2019. Además, se vendieron un 72% más de productos y la mayoría se despacharon con envío a domicilio.

En este escenario, la soluciones de logística debieron atender una demanda creciente y cumplir con los requisitos cada vez más exigentes de los usuarios: entregas rápidas, económicas y flexibles.

Última milla

La situación impactó en el tipo de entregas conocidas como “de última milla”, es decir, la última etapa de la distribución de un producto, o sea, cuando llega al domicilio luego de la salida de los almacenes.

Según Matías Lonardi, CEO de la plataforma de envíos Treggo, la logística está en un proceso de transformación. Hay una tendencia hacia la cual los bienes y productos destinados a entregas se agrupan en un solo lugar y la entrega dentro de esa zona (que podría ser microcentro, por ejemplo) se realiza con otro tipo de transporte, como bicicletas. De esta manera, se agiliza “la última milla” y se reduce el tránsito de vehículos más pesados, como camiones, en lugares de congestión vehicular.

La solución que brinda su compañía está enfocada, precisamente, en resolver esa última etapa haciendo de enlace entre una compañía que vende en línea y los repartidores independientes, con un modelo similar al que utiliza Uber.

Para lograrlo, desarrollaron un algoritmo de que toma diferentes patrones y aprende de manera predictiva a generar rutas más eficientes. Eso que les permite reducir costos y achicar las distancias recorridas entre un 15% y un 20%.

Logística sustentable

La eficiencia dentro de este sector de la economía, pasó a medirse también con parámetros sustentables, como la cantidad de vehículos de reparto y las emisiones de gases. El Foro Económico Mundial estima que en 2030 el número de vehículos de reparto aumentará un 36% en las 100 principales ciudades del mundo, lo que derivará en un incremento de las emisiones de hasta el 21%.

Concientes de este desafío, las empresas suman herramientas tecnológicas para volverse más ágiles y reducir el impacto de su actividad.

Un ejemplo es Moova, fintech que ofrece, a través de su aplicación, información a los vehículos de repartos para levantar paquetes al mismo tiempo que hacen otras entregas. De esta forma, se aprovecha el trayecto y el espacio.

“Los vehículos nunca están vacíos, generan ingresos de ida y de vuelta, es más rápido y más sustentable porque se utilizan los mismos medios que ya están en la calle”, explicó Antonio Migliore, fundador y CEO de la compañía.

La tecnología es propia y además, cuentan con un equipo de inteligencia artificial (IA) encargado de desarrollar los algoritmos que permiten optimizar las rutas para que sean lo más cortas posibles y, de esta manera, bajar costos y reducir la contaminación.

Un camión que hace entregas genera costos y contaminación, por eso es clave reducir la cantidad de vehículos. Las fintechs contribuyen a con soluciones innovadoras en un modelo de negocio, en muchos casos, colaborativo.