Los primeros pasos económicos del nuevo gobierno
Del cepo cambiario se salió con tranquilidad, pero todavía resta un programa fiscal y de endeudamiento para que se sepa en qué dirección se pretende llevar la economía argentina y qué nivel de sacrificio se le quiere exigir a la sociedad. A un mes de la asunción del gobierno de Mauricio Macri, las medidas económicas […]

1 Feb, 2016

Del cepo cambiario se salió con tranquilidad, pero todavía resta un programa fiscal y de endeudamiento para que se sepa en qué dirección se pretende llevar la economía argentina y qué nivel de sacrificio se le quiere exigir a la sociedad.


A un mes de la asunción del gobierno de Mauricio Macri, las medidas económicas tomadas son consideradas positivas por los economistas consultados, como es el caso del levantamiento del cepo cambiario. Pero alertan sobre la necesidad de seguir profundizando en la toma de decisiones, sobre todo en el área fiscal, y miran con cuidado la negociación de las paritarias y el nuevo proceso de endeudamiento.

El nuevo gobierno cumplió su promesa de campaña de levantar rápido y con éxito, aunque parcialmente, el cepo cambiario, ya que se liberaron los flujos pero no los stocks. Lo hizo de la mano de las divisas de las cerealeras, una vez que bajó las retenciones a las exportaciones y eliminó los ROE, y de la expectativa del ingreso de dólares financieros, a partir del uso de parte del swap con China y del armado de un Repo a través de bancos extranjeros, con la garantía de los bonos que el Tesoro canjeó en el balance del Banco Central (BCRA), mientras se encara la negociación para conseguir un stay en el juzgado de Nueva York que permita sacar a la Argentina del default selectivo. También eliminó los encajes para el ingreso de capitales.

Se anunció también un acuerdo económico y social junto con sindicatos y empresas. La convocatoria, por ahora, se pospone a la espera de que el traslado a precios de la devaluación se disipe, mientras el gobierno prorrogó el programa Precios Cuidados hasta abril y se espera la actualización de las tarifas de los servicios públicos.

La gran preocupación de los expertos es que muchas medidas que se han anunciado son expansivas del gasto fiscal, cuando se necesita reducir el déficit del fisco para bajar la inflación y el endeudamiento. Se ve con buenos ojos el esfuerzo del BCRA de retirar el sobrante de masa monetaria pero falta el trabajo del Tesoro para alcanzar el equilibrio de las cuentas públicas.

“Lo que está haciendo el Gobierno desde lo económico son anuncios parciales que parecen ir en el buen camino pero sin que se conozca todavía un plan global. Estas decisiones que tomaron van a ser exitosas si contienen la inflación y si pueden reactivar al sector privado”, dijo Aldo Pignanelli, ex presidente del BCRA y economista del massismo.

“Me parece bien lo que hicieron con el cepo pero no es que se levantó totalmente, porque el ahorro se limitó a u$s 2 millones por mes, para la deuda con importadores al 16 de diciembre hay un plan de cuotas y no se estableció normativa sobre la deuda sobre dividendos y la deuda financiera del sector privado”, agregó.

Para José Luis Espert, las medidas anunciadas fueron, en términos generales, “muy razonables”. “Creo que ha sido muy bueno lo decidido con el campo, particularmente la eliminación de las retenciones y el fin de los ROE, los dos estandartes de la guerra que los Kirchner hicieron al campo. Era ridículo hacerle la guerra al sector que genera más valor agregado en Argentina, más empleo directo e indirecto y divisas”. También destacó la forma en que se levantó el cepo cambiario y la suba de las tasas de interés al nivel de la inflación anualizada.

“Por otro lado, me parecen bien los dichos de Macri sobre acercarse a acuerdos de libre comercio que se han firmado en otros países y relanzar el Mercosur, que Argentina destruyó desde 2005 hasta acá”, añadió.

Eduardo Curia, por su parte, sostuvo que lo más importante y saliente en estas primeras semanas del nuevo gobierno es el levantamiento en forma mayoritaria del cepo cambiario y la actualización del tipo de cambio. “Son los elementos que trasuntan en el núcleo una estrategia correcta. Lo que no quiere decir que el tipo de cambio real sea algo bárbaro. Es modesto. Pero hay una cierta mejora”. El economista da la bienvenida a la mejora de la paridad cambiaria pero con cautela porque quedó en el mismo nivel que en 2014 y, por lo tanto, se encuentra lejos de los niveles del 2003 a 2007, un período que siempre reivindica.

Curia entiende que el Gobierno reaccionó tarde con la consecuencia en los precios y, por lo tanto, en los costos internos: “Quizá vinieron un poco dormidos en el tema de traspaso a precios. También (Axel) Kicillof dejó hacer los ajustes al principio, luego estuvieron dormidos y luego le tomaron más la mano a la cuestión del traspaso y a dialogar con los empresarios. Pero la cosa está bollando”.

 
La ausencia de medidas fiscales

Una vez estabilizado el mercado de cambios y encaminado el programa monetario hacia una reducción de los agregados monetarios para contener la inflación, los expertos esperan un programa fiscal, el gran ausente hasta ahora.

“La quita de las retenciones a las exportaciones tiene un costo fiscal que hasta ahora no se anunció cómo se va a compensar. El déficit fiscal de 2015 fue del 8% del PBI y, en este contexto, anunciar una reducción de las retenciones sin explicar con qué se va a compensar, ya sea con reducción del gasto o un aumento de los impuestos, es delicado para mantenerlo en el tiempo”, dijo Pignanelli.

Curia coincidió en que la política fiscal del Gobierno sigue siendo expansiva: “En rigor, cuando uno tiene que hacer algo en materia de tipo de cambio, la política fiscal suele ser un cable a tierra que oficia de manera contractiva y acá es al revés. Entonces, hay que poner mucho énfasis, como hace (Federico) Sturzenegger, en la absorción monetaria, que lo está haciendo con fuerza. Si en el tema fiscal no se percibiera una acción muy efectiva, podríamos caer en el síndrome Kicillof-Fábrega. No sé si están demorados pero no hay mayores señales en esa dirección”.

El economista consideró que, salvo en el tema cambiario, con el resto de las cuestiones se “va a un ritmo más pausado”. “En la cuestión fiscal no está claro cómo se va a desacelerar el ritmo del gasto público. Hoy los subsidios son el 5% del PBI. No creo que se termine con ellos, a lo sumo un par de puntos, que igual van a costar mucho. Pero en todo lo grueso del gasto que se ha expandido en el último período, de entre 13 y 14 puntos, que es una barbaridad, se está medio remoloneando, también en el intento de no agitar las aguas”.

En la misma línea, Marina Dal Poggeto, directora del Estudio Bein, señaló que hay un equilibrio inestable que se va viendo día a día. “El Gobierno recién arranca. Tiene un plafón político grande. No ganó por amplia mayoría pero tiene un período de gracia. Construir más poder político que consistencia de mediano plazo o consistencia fiscal luce razonable en términos de gobernabilidad. No sé si es sostenible a mediano plazo”.

“No creo que se pueda pasar sin ningún tipo de corrección. La apertura de la cuenta capital está basada en el arreglo de la situación argentina en el exterior. Es un país con poca deuda pero el desequilibrio fiscal hace que no sea de largo plazo. No se puede cambiar dominancia fiscal (o financiamiento monetario al fisco) por financiamiento local con tasa o financiamiento del exterior. Cualquiera de las dos opciones tiene costos. Localmente se genera un crowding out y la pregunta de cuánto tiene que ser la tasa de interés dado un desequilibrio fiscal de 6 puntos del PBI”, agregó la analista.

Negociaciones salariales calientes

Con el impacto de la devaluación y la eliminación de las retenciones, a las que podría sumarse el anunciado ajuste de tarifas de los servicios públicos, sobre el poder adquisitivo de los salarios, en las próximas semanas se pondrán en marcha paritarias de gran complejidad, que exigirán al máximo a las autoridades y tendrán una importancia significativa para su futuro.

Según explicó Curia, “será una negociación muy difícil porque a la postre siempre lleva el ajuste por la inflación pasada y por la inflación que viene. Prat Gay mostró optimismo de manejar las referencias y metas pero siempre está el tema con los sindicatos, que son propensos a la inflación pasada. Entonces para encontrarle la vuelta se debe ser extremadamente sutil”.

El economista coloca la relación con los sindicatos en el primer lugar de los temas sensibles: “define la sinergia a favor del Gobierno o genera una situación de mayor inquietud. Si la paridad real se esfuma y los de afuera que vendrán a invertir ven que acá se sigue en babia, seguirá la restricción externa y se puede armar un espiral ascendente de tipo de cambio, precios y salarios. Y, si eso sucede, se acentuará el desempleo, sin que ahora exista un Estado que haga de empleador de última instancia. Le doy un voto de confianza al Gobierno pero soy sincero en los recaudos”.

Para Espert, “un acuerdo de precios y salarios puede tener un impacto de corto plazo”, porque entiende que la inflación es un fenómeno monetario. “Para dejar de tener inflación hay que dejar de emitir moneda”, dijo. “El Gobierno a lo mejor puede bajar la inflación sin bajar el déficit fiscal saliendo a endeudarse mucho. Si sale bien la jugada con los holdouts, ingresan fondos de afuera y financian el déficit fiscal la inflación puede bajar porque la expectativa es que no emitan en el futuro”, previó.

Dal Poggeto considera que la política está enfocada en la puja distributiva, que tiene que ver con la dinámica de los precios postdevaluación y el intento de negociar con las empresas y los sindicatos. Según la economista, dentro de esta lógica se inscriben “los anuncios de Ganancias, la postergación de los aumentos tarifarios, los bonos a jubilados y planes sociales, todas medidas que amplifican el desequilibrio fiscal”.

“El Gobierno heredó una economía con atraso tarifario y cambiario y una brecha fiscal grande y tiene la ventaja del acceso al crédito. Se animó a esta agenda con la promesa de los dólares financieros, el swap con China y el Repo con los bancos”, enfatizó.

Un programa incompleto

El primer mes de gobierno fue intenso pero el programa que se ha esbozado aun es incompleto. Para generar las condiciones para que la economía vuelva a crecer, se requiere tomar medidas adicionales.

Pignanelli espera una estrategia fiscal y de política de precios: “La devaluación ya se pasó toda a precios y faltan las paritarias, que se van a pasar a precios. Quiero saber si el déficit fiscal que van a tener en los próximos meses se va a reducir, en cuánto y cómo lo van a financiar, si con emisión monetaria o endeudamiento con el exterior. Y qué van a hacer con las tarifas definitivamente”. Y recordó que los acuerdos de precios y salarios tuvieron experiencias positivas y negativas en la historia del país: “Depende de cómo se haga y con qué condicionamientos”.

Aunque reconoció que el gobierno de Macri generó buenas expectativas, Pignanelli alertó que tiene que aprovechar los primeros 100 días de luna de miel para aplicar las medidas que faltan. “A partir del 1 de marzo, la oposición le va a empezar a hacer preguntas”, alertó.

Espert también espera medidas adicionales. “En la parte fiscal, el Gobierno ha sido procíclico, porque todas las medidas apuntan a aumentar el déficit. No ha tomado ninguna medida que compense la suba del déficit provocada por lo que se ha anunciado, lo que indica que está apostando a bajarlo mediante una recuperación de la economía que haga crecer los ingresos”.

Al economista le pareció razonable que se haya activado el mercado de pesos al elevar las tasas de interés, aunque luego el BCRA redujo las tasas de las Lebac. “A veces sugieren que están encaminados al inflation targeting, sin medidas fiscales duras en el corto plazo. Si le sale bien el acuerdo con los holdouts, quizá haya ingreso de dólares y baje la inflación. El peligro que se corre es que el ajuste fiscal no se haga, que cambiemos reservas y pesos en el financiamiento del déficit por deuda externa y terminemos mal, como en los ´90”, advirtió Espert.

Dal Poggeto también puso el foco en los desajustes que pueden emerger del financiamiento del Estado. “Cuando financiás el desequilibrio fiscal a altas tasas en la economía doméstica y afuera en dólares, la carga de intereses de la deuda aumenta. Argentina paga 1% del PBI en intereses. Necesita un equilibrio fiscal sostenible. Con la deuda externa, necesita que la tasa de interés sea igual a la tasa de crecimiento de la economía. Acá hay 6% de desequilibrio fiscal, 5% sin intereses, y una tasa de interés por holdouts del 8%, por encima de la tasa de crecimiento de la economía”.

La analista indicó que, por el contrario, “hoy los anuncios aumentan los desequilibrios, priorizando la puja distributiva. Creo que la principal diferencia con la gestión anterior es la flexibilidad para tomar decisiones. Cuando hay un error retrocede y de momento eso no tiene costos. En la gestión anterior jamás se retrocedió, no importara el error”.

“Cuando no hay grados de libertad manda la economía y cuando sí, la política. Este es un gobierno que recién empieza y, después de doce años de kirchnerismo, hay muchos desequilibrios acumulados. El grueso de la sociedad está en contra de las formas del kirchnerismo pero no con el nivel. La decisión de corregir distorsiones tiene costos y la sociedad no sé si está dispuesta a asumirlos”, agregó.

En este sentido, Curia destacó que el Gobierno no explicó bien “lo calamitoso de la herencia” recibida. “Hizo expresiones parcas. (El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso) Prat Gay dijo que hay una herencia compleja pero que no se trata de una situación crítica. En general, esto, a un gran colectivo humano, no le hace percibir la realidad en la que estamos. Y muchos agentes no entenderían medidas más drásticas porque podrían decir que no se condicen con la situación, que no consideran crítica”.iento que tiene el mercado de capitales en nuestro país”, enfatizó.

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