Riesgos globales para 2022: el cambio climático y las crisis sociales
El Foro Mundial de Davos advierte sobre los principales riesgos globales para los próximos años. Crisis económica y social, la cuestión climática y problemáticas tecnológicas, al tope de la agenda.

9 Feb, 2022

El Informe de riesgos globales, realizado anualmente por el Foro Económico Mundial, presentó en Agenda de Davos los principales riesgos globales a tener en cuenta para este 2022.

Allí también se definieron los desafíos para un horizonte de diez años, según las encuestas realizadas a expertos en el tema, líderes en negocios, gobiernos y sociedad civil. Los riesgos a examinar son clasificados en cinco categorías: económica, ambiental, geopolítica, social y tecnológica.

Riesgos sociales

Los riesgos sociales son los que más se profundizaron desde el comienzo de la pandemia. En un corto y mediano plazo, el eje sobre los principales riesgos se centra en las diferencias sociales, las crisis de subsistencia y el deterioro de la salud mental.

Mientras que en el top ten para un horizonte de diez años, la cuestión climática recobra importancia. En orden de gravedad, primero aparece el fracaso de la acción sobre la cuestión climática, seguido por los eventos climáticos extremos.

Luego vienen la pérdida de biodiversidad, la erosión de la cohesión social, la crisis de subsistencia, las enfermedades infecciosas, los daños del entorno humano, las crisis de los recursos naturales, las crisis de la deuda y la confrontación geoeconómica.

El reporte se hizo con la colaboración de las firmas Marsh McLennan, SK Group, el grupo asegurador Zurich y con el asesoramiento académico de la Universidad de Oxford, la Universidad Nacional de Singapur y la Universidad de Pensilvania.

Para la Argentina, los cinco principales riesgos son: el prolongamiento del estancamiento económico, la crisis de empleo y de subsistencia, el potencial colapso del Estado, las fallas para estabilizar la trayectoria de precios y la inequidad digital.

Para Estados Unidos, el principal riesgo lo constituyen las burbujas financieras de las economías avanzadas, seguido por las fallas sobre las acciones climáticas.

Crisis socioeconómica

La preocupación de los encuestados sobre los riesgos sociales y económicos se sostienen frente a un panorama incierto y poco auspicioso sobre el ritmo y los niveles de recuperación económica mundial.

En este sentido la mayoría de los expertos cree que la recuperación económica global será volátil y desigual en los próximos tres años. Solo uno de cada seis es optimista y uno de cada diez cree que la recuperación mundial se acelerará. A ello se suma un crecimiento de la deuda soberana global del 13% en 2020, que alcanza el 97% del PBI mundial.

También se espera mayor presión migratoria. Según el informe en el 2020, más de 34 millones de personas se desplazaron al extranjero a nivel mundial, lo que significó un récord histórico.

Riesgos climáticos

Los encuestados perciben que los riesgos medioambientales son las cinco amenazas a largo plazo más críticas que el mundo enfrenta, donde el “fracaso en la acción contra el cambio climático”, los “eventos climáticos extremos” y la “pérdida de biodiversidad” fueron clasificados como los más graves.

El avance en la digitalización a partir de la pandemia se la consideró como otro factor más de desigualdad ante la falta de acceso a medios digitales por gran parte de la población. La llamada “desigualdad digital” sería otro riesgo a esperarse para estos años venideros, tanto dentro de los países como entre los países mismos.

En este sentido, señalan que una dificultad presentada por este nuevo escenario fue el crecimiento de las amenazas de seguridad cibernética, con un aumento en el 2020 del 358% en los ataques de malware (robo de ciberinformación) y de 435% en los de ransomware (robo de claves o similar con pedido de rescate).

Otro problema resaltado por el informe es el aumento en la exploración y competencia en la utilización del espacio, y “la creciente militarización y armamentos de esta área”. Advierten sobre el crecimiento de nuevos participantes en el mercado de satélites comerciales que alterarían el control tradicional de los bienes comunes espaciales, especialmente en cuanto a las comunicaciones relacionadas con Internet que, a su vez, podría también acarrear “impactos medioambientales desconocidos”.

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