El Global Risk Report 2022 del World Economic Forum apunta que el cambio climático se está manifestando en forma de sequías, incendios, inundaciones, escasez de recursos naturales y pérdida de especies, entre otros impactos.
Ya durante 2020, varias ciudades del mundo experimentaron temperaturas extremas casi inéditas, como fue el caso récord de 42,7 °C en Madrid y la temperatura más baja que se ha visto en Dallas en 72 años, con − 19 °C.
En Argentina, la problemática medioambiental tiene a más de una decena de provincias en emergencia hídrica y bajo la amenaza de los incendios forestales. Estas circunstancias plantean un desafío para el mercado de seguros, que debe diseñar coberturas para que los productores agrícola-ganaderos y forestales puedan transferir sus riesgos. Pero, pese a los riesgos cada vez más altos que representa el cambio climático, es bajo el porcentaje de bosques productivos que están asegurados.
El Global Risk Report 2022 apunta que el cambio climático se está manifestando en forma de sequías, incendios, inundaciones, escasez de recursos naturales y pérdida de especies, entre otros impactos.
En todo el país, en los primeros 45 días de 2021 se quemaron más de 258.000 hectáreas. En Corrientes, la provincia más afectada por los incendios forestales, las pérdidas fueron de unas 930.000 hectáreas, lo que equivale a 70.000 millones de pesos, según el informe elaborado por la Sociedad Rural Argentina, junto a entidades correntinas.
Aún frente a estas circunstancias, la realidad es que de las más de 520.000 hectáreas de bosques productivos, es decir, implantados con fines comerciales que existen en la Argentina solo 144.000 tienen cobertura. Es decir, solamente un 27,7%.
Extremos climáticos
“Deberemos aprender a vivir y a producir dentro de extremos climáticos cada vez más complejos y frecuentes. La transferencia de riesgos al mercado de seguros se presenta como un estabilizador de ingresos sumamente necesario”, asegura el especialista Carlos Carreras, líder en Seguros Agrícolas de Marsh Argentina.
Carreras advierte también, cuando menciona lo ocurrido en la provincia mesopotámica, que “el escenario propicio para una propagación irrefrenable de los incendios se dio de un modo palmario y nada indica que no volverá a darse con tamaña contundencia”.
“Temperaturas mayores a los 40 °C durante varias jornadas, humedad relativa ambiente menor al 30%, y una prolongada ausencia de precipitaciones que redundó en una marcada sequía (déficit de 400 milímetros entre enero y febrero) fueron los elementos de una fórmula que resultó devastadora para todo el ambiente en la provincia de Corrientes”, explicó.
Por ello, además de revisar las malas prácticas culturales, como la quema de pastizales, “resulta esencial aprovechar las herramientas estandarizadas que ofrece el mercado de seguros para que los productores forestales, yerbateros, citricultores, arroceros y ganaderos, entre otros, puedan transferir sus riesgos”.
Las coberturas existentes amparan desde la vida de los animales, pasando por las estructuras para la explotación ganadera, hasta los bosques cultivados, más allá del estadio en que se encuentren, e incluso la madera afectada.
