Todavía no se atenuaron las distorsiones de precios relativos – Domingo Cavallo
“En el contexto actual es muy difícil imaginar soluciones rápidas y efectivas a los graves problemas económicos de la Argentina.” El curso de los acontecimientos durante noviembre pone de manifiesto que, por el momento, el Gobierno no tiene entre sus planes producir un salto devaluatorio en el mercado cambiario oficial. Sin embargo, está dispuesto a […]

29 Ene, 2021

“En el contexto actual es muy difícil imaginar soluciones rápidas y efectivas a los graves problemas económicos de la Argentina.”

El curso de los acontecimientos durante noviembre pone de manifiesto que, por el momento, el Gobierno no tiene entre sus planes producir un salto devaluatorio en el mercado cambiario oficial. Sin embargo, está dispuesto a acompasar el ritmo de aumento de los precios de los bienes y servicios.

En octubre se habían multiplicado las opiniones de quienes anunciaban una inminente devaluación oficial a causa de la constatación de que el Banco Central ya no tiene divisas de libre disponibilidad como para atender la demanda para pagos de importaciones. Pero el aumento del precio de la soja y otros productos de exportación en los mercados del exterior y la colocación neta de deuda del Tesoro en pesos entre inversores locales por cifras mayores a las que los analistas estimaban como posible han atenuado, a lo largo de noviembre, las expectativas de salto devaluatorio y provocado una baja significativa en la cotización del dólar en los mercados libres, en especial en el mercado paralelo, conocido como blue.

Este cambio de expectativas en materia cambiaria y la determinación del Gobierno de mantener congeladas las tarifas de servicios públicos, y de ser muy reticente en materia de liberación de precios sujetos a controles, han dado lugar a lo que parece ser una pausa en la tendencia a la aceleración de la inflación que se visualizaba en octubre como lo ponen de manifiesto los indicadores tempranos.

Este comportamiento de la inflación en noviembre, la inminente aprobación del presupuesto para 2021 y el inicio de conversaciones con el FMI, han acentuado la convicción del equipo económico de que será factible aproximarse bastante, durante 2021, a los pronósticos de la ley de presupuesto en materia de nivel de actividad económica (recuperación de la mitad de la caída de 2020) y de inflación (29% anual).

No coincido con ese pronóstico. La proyección indica una tasa de inflación del 50% para todo el año 2021 y un crecimiento del PBI del 4%. Consistente con ese pronóstico, el precio del dólar en el mercado oficial será de 131 pesos en lugar de los 102 pesos mencionados en la ley de presupuesto. No espero que durante 2021 se eliminen los controles de cambio ni que se avance hacia la unificación y liberalización del mercado cambiario.

La reducción de la brecha cambiaria durante noviembre no significa que se hayan atenuado las distorsiones de los precios relativos. La excepción parece ser la caída del precio del dólar blue aunque de todas formas sigue estando muy alejado de todo el resto de los índices de precios.

Las estimaciones de agregados monetarios, además, sugieren una expansión muy superior a la que sería compatible con el pronóstico oficial de inflación.

No será posible mantener el desacople entre el crecimiento de la base monetaria y el del total de los pasivos monetarios del Banco Central. La proporción de Leliq y pases como porcentaje de la base monetaria es extremadamente alta y no va a poder seguir creciendo. Estimamos que los dos agregados se moverán al mismo ritmo y aumentarán en el orden del 50% y, a diferencia de lo que ocurre en 2020, al igual que todos los demás agregados monetarios.

La mayor inflación ayudará a que el Gobierno pueda cumplir con sus metas fiscales como porcentaje del PBI, pero será a costa de un aumento del PBI nominal mucho mayor que el estimado en el presupuesto. Por el pronóstico en materia fiscal muestra un déficit ligeramente inferior al estimado en el presupuesto.

El Gobierno no ha definido aún un rumbo claro para su política económica. Mucho menos ha descripto los rasgos salientes de la organización de la economía a la que apunta y tampoco ha conformado un equipo económico claramente liderado por el ministro de Economía.

Peor aún, tampoco el Presidente es el líder indiscutido de su gobierno, cuyo poder se ve siempre disputado por la vicepresidenta y sus colaboradores en el Senado, la Cámara de Diputados y varios ministerios y organismos importantes del Poder Ejecutivo.

En semejante contexto político, es muy difícil imaginar soluciones rápidas y efectivas a los graves problemas económicos de la Argentina.

Share This