Carola Fratini, gerente general de QBE Seguros La Buenos Aires.
Vemos que esta nueva gestión instauró un plan a mediano plazo que apunta a los principios básicos del sector, para asegurar la solvencia y la protección del asegurado.
El 2016 fue un año de acomodamiento, de transición, y en el que las autoridades se focalizaron en tratar de corregir algunos desequilibrios en el mercado de seguros. Hubo avances bastantes positivos con las medidas que se tomaron. Se ordenaron algunas cuestiones críticas de la industria, como por ejemplo el tema de las inversiones, donde la situación que veníamos arrastrando con las obligaciones que estaban en el inciso “K” era insostenible. Había habido una desvirtualización del concepto, porque las aseguradoras que invierten sus fondos en instrumentos del país siempre están invirtiendo en la economía real.
Este año también se avanzó en el aumento de los capitales mínimos para las compañías de seguros y reaseguros, una medida favorable para asegurar la solvencia del sistema. Respecto al reaseguro, la última resolución tendiente a generar un mercado más abierto y parecido a un mercado global, aplicando la diversificación de riesgo, fue también una medida acertada. Ir abriendo paulatinamente el mercado de reaseguros para riesgos grandes y para el resto de los riesgos es una medida necesaria para mejorar el sistema local. En la práctica, las reaseguradoras locales nunca retuvieron los riesgos grandes ni los chicos, sino que siempre fueron un negocio de intermediación. Era muy peligroso retener esos riesgos en el país, ya que no te aseguraba la diversificación necesaria para poder afrontar ciertas situaciones. Tampoco existía la solvencia patrimonial para tomar grandes riesgos. No tenía sentido tener el mercado como estaba. Ahora hay que ver cómo evoluciona y si es necesario tomarse tanto tiempo para ir a un mercado más global como se ha planteado.
Otra medida para resaltar son los ajustes que se hicieron en los topes de las sumas aseguradas de responsabilidad civil voluntaria y obligatoria en automóviles. Es una medida que busca resarcir los perjuicios que ocasionan algunas pólizas.
Por el lado negativo, se creó en el regulador un cuello de botella en la aprobación de los nuevos productos. En nuestro caso, presentamos todos los planes acordes a sus respectivos vencimientos, pero las aprobaciones están en proceso. Deberíamos pensar como industria si es el mecanismo más adecuado para aprobar, puesto que debería ser un proceso más fluido. Al final, el perjudicado es el asegurado o el potencial cliente, debido a que no cuenta con una cobertura con las características que necesita, porque se sigue vendiendo el producto viejo que no tiene todos los beneficios requeridos.
De todas formas, debemos destacar que el diálogo con la Superintendencia de Seguros durante este año fue muy fluido. Además, vemos que esta nueva gestión instauró un plan a mediano plazo que apunta a los principios básicos del sector, para asegurar la solvencia y la protección del asegurado. Todavía hay cosas que se pueden mejorar en el mercado y espero que en los próximos años se hagan transformaciones más estructurales para desburocratizar al sector, agilizarlo y permitir que las pólizas de seguros sean más acordes a las necesidades del cliente, con coberturas modernas y con la flexibilidad que ellas requieren.
En cuanto a nuestra compañía, el 2016 fue un buen año, en el que crecimos por encima de lo que estimamos que va crecer el mercado. No fue un año donde haya habido muchos clientes nuevos a nivel mercado en general, por la recesión, pero nosotros logramos mantener los clientes que nos acompañan hace tiempo, retener la cartera e incluso ganar nuevos. La transformación que estamos haciendo para mejorar los recursos que tenemos, para capacitar a nuestros empleados, para trabajar más de cara al cliente y construir mejores alianzas se verá reflejada en el 2017. Será un año donde se van a consolidar muchas de las inversiones que venimos haciendo para tener más conectividad con los canales y los clientes.
