Uno de cada tres siniestros en América Latina tiene elementos sospechosos
Un relevamiento a nivel regional muestra que la tendencia es a que el fraude crezca. En algunos países ya supera el 20%.

15 Jun, 2023

En el mercado asegurador el fraude es un problema vigente no sólo a nivel nacional, sino también internacional. A tal punto que en Latinoamérica uno de cada tres siniestros contiene elementos sospechosos de estafa, según datos de Friss, empresa proveedora de Trust Automation para las aseguradoras de la propiedad y contra accidentes.

«Tenemos una estadística en Latinoamérica que señala que uno de cada tres siniestros contiene elementos sospechosos de fraude», dijo María Herrera, VP de Sales de Friss para la región, en declaraciones a la agencia Télam.

En su última Encuesta de fraude en seguros (2022), Friss concluyó que «el fraude en los seguros es un mal al que pocos pueden escapar», pues, «se estima que entre un 5% y 10% de los costos de perdidas provienen del fraude, incluso llega a superar el 20% en algunas líneas de negocio y países específicos».

En este sentido, remarcó que «en Latinoamérica, en estos últimos tres años se pudo detectar y hacer que los clientes (las aseguradoras adheridas a Friss) ahorren más de 15 millones de dólares, 5 millones de dólares por año». Aunque advirtió que «la tendencia es que el fraude crezca».

Se ve un aumento en el porcentaje de siniestros sospechosos que son fraudulentos: en 2020, los profesionales de seguros sospechaban que el 18% de los siniestros podían serlo, y en 2022 esa sospecha aumentó hasta un 20%.

Del relevamiento participaron 420 profesionales de seguros (175 de Latinoamérica) y el 80% del total ve la lucha contra el fraude como una prioridad; mientras que el 24% de los siniestros sospechosos son fraudulentos.

Ratio de siniestralidad

Herrera sugirió «tocar el ratio de la siniestralidad», pues, afirmó, «todas las aseguradoras saben que pueden medir su ratio de siniestralidad y entender cómo están traccionando; anticiparse al desarrollo de los esquemas de fraude es crítico, estar un paso adelante de esta subindustria y aumentar la eficiencia de los investigadores».

«En Colombia detectamos muchísimas bandas delictivas que las desbaratamos completamente a partir de esquemas de detección de fraude sobre cómo operan estas bandas; es decir, trasladamos ese know-how para prevenir a nuestros clientes de lo que puede estar pasando», recordó Herrera.

Al respecto, explicó que «las herramientas son tan sencillas como cuando un cliente va a pedir una póliza de seguro y dice que el auto es familiar, pero en realidad es un remís, o un comportamiento delictivo en otras fronteras; porque los cruces de información hoy en día con el network viewer y las tecnologías actuales son en segundos».

El efecto negativo de la digitalización

La encuesta de Friss atribuyó el crecimiento del fraude en seguros a la aceleración de la digitalización a partir de la pandemia de COVID-19.

«La COVID-19 tendrá un impacto duradero en los seguros porque la pandemia aceleró los procesos digitales. En la encuesta publicada en 2020 se mostró que el cambio al trabajo remoto y las transacciones digitales aumentaron las cargas de trabajo, redujeron las inspecciones de fraude y dieron lugar a más casos de fraude sospechoso y comprobado«, dice el informe.

A lo que remarca: «Si bien estas tendencias continúan, las aseguradoras también están mejor posicionadas para aprovechar las herramientas digitales para combatir el fraude».

«Sin embargo, se ve un aumento en el porcentaje de siniestros sospechosos que son fraudulentos: en 2020, los profesionales de seguros sospechaban que el 18% de los siniestros podían serlo, y en 2022 esa sospecha aumentó hasta un 20%», detalla Friss.

Asimismo, la firma advirtió que «los estafadores siguen siendo creativos» y eso «es un problema continuo» para la industria.

Algunos de los esquemas de fraude en siniestros de seguros más comunes son: lesiones falsas, no divulgación de información relevante, accidentes simulados, robo de ruedas, denuncia falsa de robo de teléfono celular. Y los más inusuales son casos de corrupción gubernamental, robo de identidad para robar mercadería, lesiones personales autoinfligidas, y robo de un camión de despacho de comida que no existía, según la encuesta.

Share This