La inflación y el déficit, detrás de la bomba de la deuda en pesos
En el año electoral los vencimientos de la deuda en pesos del Tesoro llegan a $14 billones. A esto se agregan otros $11,2 billones del Banco Central. Las tasas altas impactan en la inflación y el déficit.

14 Mar, 2023

Durante el año electoral en curso, el Tesoro Nacional deberá afrontar vencimientos de bonos de deuda en pesos por un valor de alrededor de 14 billones de pesos. La deuda en pesos que acumulan las arcas estatales, en total, alcanza una cifra de poco más de 23 billones de pesos. El Banco Central, además, entre letras de liquidez (Leliq) y pases pasivos suma unos 11,2 billones de pesos adicionales.

La mesa nacional de la opositora Juntos por el Cambio emitió un comunicado en el que consideró ese endeudamiento en moneda local como una “bomba de tiempo”, resultado de la “utilización abusiva de instrumentos en pesos ajustados en dólares con tasas de interés imposibles de pagar”.

El comunicado “hizo ruido” en el mercado financiero y los analistas llegaron a interpretarlo como un anuncio adelantado de default de la próxima gestión de gobierno. No fue así como reaccionó el mercado, que en las licitaciones de letras posteriores al exabrupto avalaron integralmente y con creces el roll over (recompra de bonos a su vencimiento) promovido por el Palacio de Hacienda.

Con todo, el logro de ese objetivo de renovación de deuda es resultado de la alta rentabilidad que se obtiene por las Leliq, que pagan tasas nominales del 75%, pero que en términos reales remuneran en forma anual por encima de un 105%. Las instrumentos que emite el Tesoro, por su parte, garantizan ganancias por encima de la inflación.

La deuda en pesos es apenas “la punta del iceberg” de los desequilibrios macroeconómicos que atraviesa la Argentina, y que se pueden resumir en: alta inflación, déficit fiscal y escasez de divisas.

Instrumentos de este tipo, así como las letras del BCRA con altas tasas de interés forman parte de la política monetaria y de financiamiento del Gobierno desde los últimos meses del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en el 2014, y se mantuvieron durante los cuatro años del gobierno de Cambiemos.

La deuda en pesos es apenas “la punta del iceberg” de los desequilibrios macroeconómicos que atraviesa la Argentina, y que se pueden resumir en: alta inflación, déficit fiscal y escasez de divisas.

El endeudamiento es resultado del creciente déficit fiscal y, a la vez, es financiado con alta emisión monetaria, que genera inflación. La inflación, por su parte, obliga a ofrecer tasas de interés positivas, que en la actualidad superan, en términos reales, el 100%. Estas, a su turno, obligan a una mayor emisión, con la consecuente inflación. Al mismo tiempo, la renovación de la deuda (roll over), que solo se puede lograr ofreciendo tasas de interés elevadas, busca descomprimir la demanda de pesos.

Analistas consultados por NBS se dividen entre lo que efectivamente consideran que estamos frente a una bomba de tiempo y aquellos que, por el contrario, creen que es posible generar las condiciones para evitar un reperfilamiento y avanzar en un paulatino desendeudamiento.

Explosión o suave aterrizaje

Orlando Ferreres, economista de OF & Asociados, opinó que “si bien se viene renovando todos los meses e incluso hay un roll over por encima de la deuda, en un momento va a ser tan grande que no se va a poder seguir renovando”.

Para Daniel Marx, director de la consultora Quantum y ex secretario de Finanzas, no es seguro que vaya a explotar: “Depende tanto de la credibilidad de la Argentina como de la estrategia que tenga el país para ordenarse. Según Marx, la salida pasa por tener un ordenamiento que dé bases para un crecimiento y un desarrollo sostenidos: ”Si es así, la deuda es muy absorbible. Pero si no se cumple, entonces cualquier nivel de deuda resulta problemático”.

La economista de UCEMA Diana Mondino recordó que hay dos tipos de deuda: la del Tesoro y la del BCRA: «La del Tesoro se paga con ingresos fiscales. Si se logra reducir el déficit fiscal no es un problema”. Para Mondino, “la del BCRA, en cambio, es una deuda que solo puede pagarse con emisión monetaria porque, por definición, el BCRA no tiene ingresos propios”.

Menos optimista, Jorge Colina, director de IDESA, opinó: “El gran tema es que en septiembre y octubre pasados había vencimientos muy fuertes de deuda y el Gobierno convenció a los fondos institucionales (empresas públicas, gobiernos provinciales, bancos y compañías de seguros) de renovar esa deuda a mediados de 2023 para junio, julio y agosto. Para eso les ofreció que esa deuda renovada rinda la inflación o el dólar, lo que sea mayor”. Y ahí está gran parte del problema, continuó Colina: “Porque si la inflación sigue siendo alta (como viene siendo) y orilla el 100%, es como una bola de nieve que se va a alimentando. Por otro lado, el Gobierno ya no tiene otra alternativa para financiarse. Si a mediados de año le vuelven a renovar no explotaría nada, pero cuando quieran bajar la inflación van a tener que enfrentar esa deuda que se va a tener que pagar con emisión de dinero y eso genera inflación. Estas renovaciones solo posponen la necesidad de una gran emisión de pesos”.

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Diana Mondino, Jorge Colina, Daniel Marx, Orlando Ferreres
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