Somos optimistas por el inicio del nuevo ciclo. La Argentina tiene las condiciones para el despegue definitivo y terminar con tantos años de estancamiento. Para ello se deben aplicar reformas estructurales postergadas, acomodar variables y abrirse al mundo. Es un desafío para todos los actores, por lo que serán necesarios objetivos comunes en los pilares básicos con consenso.

El sistema financiero tiene que recuperar los niveles de intermediación para cumplir su rol de apalancar el crecimiento productivo y las actividades de inversión y consumo de empresas y familias. En estos últimos tres años, el saldo de crédito en pesos al sector privado se redujo 22% en términos reales, mientras que los depósitos totales tuvieron una contracción del 4%. Paralelamente, el sistema muestra elevados niveles de liquidez y solvencia, lo que significa que está en inmejorables condiciones para ejercer esa fundamental función.

Los desafíos pasan por crear las condiciones para que este crecimiento en la intermediación financiera se produzca. Bajar la inflación será prioritario, eliminar el déficit fiscal también, junto a reformas estructurales en materia laboral e impositiva y un reordenamiento del Estado.

El lado positivo es el contexto externo con una perspectiva favorable, adecuados precios de commodities y condiciones climáticas a priori propicias para el agro, lo que permitiría implementar políticas de desregulación del sistema financiero, eliminar tasas mínimas y máximas, normalizar el diferencial de tasas activas y pasivas e incrementar la competencia entre las entidades.

Vemos el 2024 como un año de transición, con reacomodamiento, resultados financieros a la baja y gastos de estructura en crecimiento. La eliminación del problema de las Leliq traerá aparejada la reducción de los ingresos financieros de las entidades, con egresos por intereses que probablemente no tengan el mismo comportamiento. Esto ocasionará resultados más ajustados en los balances, por lo que será necesario aplicar políticas de eficientización.

Junto a ello, vemos en aumento las inversiones en tecnología y seguridad de la información, que acompañarán el proceso de crecimiento de la banca digital que se viene evidenciando en los últimos años, para estar a tono con la competitividad que se observa en este aspecto.

Nos expandimos con aperturas en Misiones y Entre Ríos, teniendo como visión que la buena atención presencial es un atributo que demandan distintos segmentos de clientes, principalmente el comercial, no obstante la expansión de la banca digital que explotó en pandemia.

Esto trae aparejado el desafío de convertir a las sucursales tradicionales en ámbitos de atención de transacciones que agreguen valor, orientadas más a brindar asesoramiento sobre los productos que a concretar operaciones que se pueden resolver por canales electrónicos. En ese sentido, se inició en 2022 un programa de refuncionalización de las sucursales para convertirlas en entornos acordes para el despliegue de estas acciones.

Consideramos fundamental generar un desarrollo económico sustentable que se ubique en el centro del negocio, y que deje de ser un modelo de filantropía corporativa para pasar a ser parte clave de la estrategia y la responsabilidad social empresaria. Por lo tanto, este aspecto será tenido en cuenta en el desarrollo de distintos productos orientados al cuidado del medioambiente, la inclusión y la diversidad.

En esa línea, continuaremos aplicando políticas de inclusión financiera, en base a los lineamientos establecidos por el Estado de Corrientes de llegar con los servicios bancarios a toda la provincia, junto con el objetivo de tener presencia con cajeros automáticos o sucursales plenas en cada municipio.