Aseguradoras y riesgos globales para el 2023
Además de los nuevos riesgos, las aseguradoras deben tener en cuenta a los consumidores, que esperan protección y prevención de riesgos.

20 Mar, 2023

La pandemia no solo les demostró a las aseguradoras que podían adaptarse a contextos adversos, sino que también se puede capitalizar la crisis para acelerar su transformación digital y ofrecer nuevas coberturas a sus clientes.

Aunque la crisis sanitaria va quedando atrás, el panorama global sigue siendo desafiante. El cambio climático, la inflación, la crisis energética, la amenaza de recesión y los conflictos geopolíticos son algunas de las variables que configuran un horizonte cargado de incertidumbre.

El Informe de riesgos globales 2023 del Foro Económico Mundial, realizado en colaboración con Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, plantea un panorama de los principales riesgos a nivel mundial en los próximos diez años.

En lo inmediato, la crisis del costo de vida, generada a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania, se presenta como uno de los principales riesgos identificados a nivel global en los próximos dos años. Mientras que, en un horizonte de diez años, siempre que no existan acciones más concretas en torno a la mitigación y adaptación al cambio climático, “se producirá un calentamiento global constante y un colapso ecológico”.

En línea con el panorama global de incertidumbre, Lionel Moure, socio líder de seguros de Deloitte Marketplace Cono Sur, identifica cuatro grandes desafíos que las aseguradoras deberán afrontar: riesgos macroeconómicos, riesgos pandémicos y climáticos, nuevas regulaciones y cambios de producto de los nuevos modelos digitales de negocios.

Nuevos riesgos para las aseguradoras

En primer lugar, se alerta sobre el efecto negativo en el resultado técnico, especialmente en los seguros patrimoniales, porque la inflación produce un incremento en los costos siniestrales y operativos que no siempre pueden trasladarse a las tarifas, en parte por la fuerte competencia que existe entre las distintas compañías del sector.

Por otra parte, la suba de tasas de interés genera pérdidas financieras derivadas de la desvalorización de las inversiones en renta fija, que constituyen la mayor parte del portafolio de inversiones de las aseguradoras.

“En los seguros de vida este impacto es más grande, porque las compañías invierten en activos de más largo plazo que generan una mayor exposición a cambios en las tasas. No obstante, la suba de tasas tiene también un efecto positivo con posterioridad y a lo largo del tiempo, dado que las aseguradoras reinvierten sus activos financieros a mejores tasas de interés”, explica Moure.

Las nuevas regulaciones en materia de reportes financieros, como la IFRS 17 que rige para las aseguradoras en muchos países desde principios de enero son también un desafío para las compañías del sector.

Dentro de los riesgos pandémicos que identifica Deloitte, preocupan particularmente las pérdidas que sufrieron las compañías de seguros a raíz de la pandemia de COVID-19 y la posible ocurrencia de nuevas pandemias en el futuro.

Mientras que, en torno a los riesgos climáticos, Moure señala tres problemáticas puntuales: el aumento en la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, y su impacto en los costos siniestrales del mercado asegurador; la preocupación de gobiernos y reguladores sobre la brecha en las coberturas que ofrecen las compañías de seguros; y la habilidad de gobiernos o empresas para hacer frente a las deudas en las que las aseguradoras han invertido sus activos.

Por otra parte, las nuevas regulaciones en materia de reportes financieros, como la IFRS 17 que rige para las aseguradoras en muchos países desde principios de enero son también un desafío para las compañías del sector.

“Estas nuevas normas plantean el cambio más significativo en la forma en que las aseguradoras miden sus resultados en sus estados contables y tiene un impacto más relevante en los seguros de largo plazo como el de vida. Los participantes del mercado se encuentran aún asimilando este cambio, y en 2024 se darán a conocer los primeros estados contables anuales correspondiente al año fiscal 2023 de las aseguradoras bajo esta normativa”, añade Moure.

Influirán la tecnología y los nuevos modelos de negocios. Internet de las cosas, telemática, data analytics, machine learning e inteligencia artificial, permiten obtener mayor información sobre los objetos y los hábitos de los consumidores para ofrecer seguros.

Las aseguradoras también deberán cumplimentar las regulaciones exigidas para protección de los asegurados, garantizar la transparencia en la comercialización de las pólizas, el consentimiento para la venta de los seguros, y la claridad de tarifas y condiciones de cobertura.

Por último, influirán la tecnología y los nuevos modelos de negocios. Internet de las cosas, telemática, data analytics, machine learning e inteligencia artificial, permiten obtener mayor información sobre los objetos y los hábitos de los consumidores para ofrecer seguros.

“Del mismo modo, la telemática y demás sensores incorporados a los automóviles permite conocer en tiempo real el uso del vehículo, sus potenciales desperfectos mecánicos, la forma de conducir, y otra información de gran utilidad para determinar una tarifa de seguro en forma mucho más a medida de los factores de riesgo de cada uno de los asegurables”, explica Moure.

Pautas para pasar a la acción

Aunque estos riesgos no son desconocidos ni nuevos para las organizaciones, el informe de Marsh destaca la necesidad de seguir teniéndolos en la mira, sin descuidar nuevos riesgos emergentes que podrían derivar en otras crisis.

En ese sentido, recomienda algunas claves a tener en cuenta para una mejor gestión de los riesgos:

  • Tomar medidas para preservar las necesidades básicas y médicas de la fuerza laboral en el actual marco inflacionario.
  • Mensurar el impacto de la tensión geopolítica en la economía y tomar medidas para neutralizar el aumento de costos.
  • Incorporar matrices medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés)y cambio climático en las estrategias corporativas para evitar riesgos reputacionales y legales.
  • Implementar metodologías de análisis y monitoreo para anticipar futuras crisis y reducir su impacto.
  • Protegerse para evitar ciberataques que pudieran afectar la continuidad del negocio, la reputación y delitos.

Así como el actual contexto de incertidumbre global presiona sobre las organizaciones, los consumidores también están cambiando sus expectativas en torno a ellas. En ese sentido, las compañías no solo deben honrar la promesa hecha a sus asegurados, sino también incorporar otros atributos altamente valorados por ellos, como estar impulsadas por un propósito e incorporar la prevención y mitigación de riesgos.

Para alcanzar ese objetivo, algunas de las recomendaciones que destaca el estudio de Bain son:

  • Prevención del riesgo: la encuesta detecta que la mayoría de los consumidores son receptivos a ser premiados y recompensados por las aseguradoras, por sus hábitos de prevención de riesgos como manejar con precaución o cuidar la salud. “Hay gran oportunidad de mejorar a la vez que los clientes están dispuestos a compartir su información con las aseguradoras y existe una infraestructura cada vez mayor para aprovechar los datos de los consumidores con el fin de motivar y recompensar los hábitos de prevención de riesgos”, señala el estudio.
  • Las aseguradoras deben estar impulsadas por un propósito. Este es un elemento clave para el fortalecimiento de la relación y lealtad con los clientes, quienes esperan que las compañías integren aspectos ESG como iniciativas en sus propuestas.
  • Integrar la digitalización al enfoque omnicanal: aunque la pandemia permitió acelerar el uso de herramientas digitales, los consumidores todavía recurren a un enfoque híbrido para resolver asuntos complejos.
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