Cayeron los préstamos al sector privado
Una política monetaria dura y un nivel de actividad en caída vienen limitando la demanda y la oferta de préstamos. La recuperación de la economía y la entrada de capitales pueden impulsar al sistema financiero a partir del segundo semestre. La caída del nivel de actividad y el endurecimiento de la política monetaria llevaron a […]

1 Abr, 2016

Juan Cerrutti - Foto04

Una política monetaria dura y un nivel de actividad en caída vienen limitando la demanda y la oferta de préstamos. La recuperación de la economía y la entrada de capitales pueden impulsar al sistema financiero a partir del segundo semestre.

La caída del nivel de actividad y el endurecimiento de la política monetaria llevaron a una reducción en el volumen de créditos al sector privado en el primer trimestre del año. El stock de estos préstamos había cerrado el 2015 en 775 mil millones de pesos y a finales de marzo se ubicó en 769 mil millones de pesos, una merma del 0,7%.

De acuerdo a los analistas consultados, el volumen de crédito podría recomponerse levemente en el segundo semestre, si comienza a ingresar el financiamiento internacional y se recuperan la inversión y el consumo.

“La baja de activos se produce por la suba de tasas de interés y la baja de la actividad económica. Lo explica más la demanda que la oferta. Con este nivel de tasas, es difícil trabajar. Por un tiempo corto es entendible pero el daño financiero a las empresas es muy grande”, dijo Miguel Arrigoni, director de First Corporate Financial Advisors.

“Hay un reflejo condicionado: cuando el nivel de actividad interno baja, las empresas no toman plata, no es que los bancos dejan de prestar. Más quisieran los bancos prestar lo que tienen pero no tienen a quién dárselo. Es un indicativo más de que continúa la recesión que empezó el año pasado”, agregó.

Nicolás Dujovne, director de la consultora que lleva su nombre, señaló que “hay una combinación de oferta y demanda de crédito. Desde la demanda, las empresas, en buena medida, están hoy con exceso de inventarios. En la cadena de insumos intermedios estuvieron acumulando inventarios desde finales del año pasado, como manera de dolarizar su activo. Llenos de inventarios, hoy están, en términos netos, recomprando sus cheques”.

Esto último se refleja claramente en las estadísticas del Banco Central, que indican que el rubro de préstamos que más cayó en el primer trimestre fue el de descuento de documentos, en más de un 7%.

Valeria Azconegui, analista de Instituciones Financieras de Moody`s, coincidió en que “la demanda de crédito por parte de las empresas ha sido relativamente débil en los inicios del año. Es como que las señales pro mercado que el Gobierno ha dado y la menor carga regulatoria armaron un ambiente de negocios más favorable, pero la demanda de crédito corporativo tracciona levemente”.

Las tasas de interés que viene fijando el Banco Central en sus letras para combatir la inflación y la demanda de dólares también hacen una contribución importante a la contracción del crédito privado. La autoridad monetaria absorbe, de esta forma, fondos que podrían volcarse al financiamiento de empresas e individuos.

“La política monetaria está mirando más el valor de la divisa y la estabilidad financiera y, con tasas del 38% en Lebac a 30 días, todo se eleva exponencialmente. El crédito se hace imposible para las empresas y el sector informal, para el cual las tasas no bajan de niveles de 50 a 150%”, dijo Arrigoni.

Por otra parte, la mayoría de las paritarias no se ha cerrado todavía, por lo que los asalariados pagan precios nuevos con sueldos viejos, lo que deteriora el consumo. “Hay precaución por parte del consumidor, por si se deteriora el poder adquisitivo por una paritaria menor a la esperada. Eso hace que las decisiones de consumo se posterguen”, puntualizó Azconegui.

Por el momento, para paliar la situación, el Gobierno se limitó a extender el programa Ahora 12 hasta septiembre, el financiamiento con tarjeta de crédito que es financiado en parte por el BCRA.

Arrigoni reconoció que esto ayuda: “el crédito para personas, con Ahora 12 y las promociones de los bancos, sigue tirando pero las empresas están complicadas”. De hecho, el BCRA cambió la forma en que los bancos deben prestar la Línea de Crédito para la Inversión Productiva, a tasa regulada del 22%, y hoy a las entidades prácticamente no les resta cupo para colocar.

Hace algunas semanas trascendió que el Gobierno lanzaría una nueva línea de créditos hipotecarios, pero los entrevistados coincidieron en que éstos no tomarían impulso para compensar el freno en el mercado crediticio.

“Mientras no baje la inflación a un dígito, el crédito hipotecario no va a empezar a crecer”, opinó Arrigoni.

Dujovne coincidió: “No creo que la demanda de créditos hipotecarios sea muy fuerte hasta que la inflación esté bien por debajo del 10% anual. Por más que el Gobierno ponga en marcha el sistema de préstamos indexados, la demanda no reacciona hasta que la inflación es bien baja. Los indexados cubren bien el bache desde el 10 al 4% de inflación, pero por encima del 10% de inflación la gente no se anima. La demanda fuerte será en 2018, no en 2017”.

Por lo pronto, el sistema bancario recibió de la nueva gestión en el BCRA la eliminación de varias regulaciones que pesaban sobre las comisiones y las tasas de interés que podían cobrar. Ahora es la normalización de la economía la que atenta contra la actividad.

“Hay una consolidación en el sistema financiero este año. La banca local y doméstica está fortaleciéndose más. Veo a los bancos que lideran fortaleciéndose por tener más flexibilidad y poder de mercado. Y haber sacado las restricciones en las tasas de consumo fue un alivio para los bancos pequeños y más riesgosos, para los cuales era un desafío al modelo de negocio”, señaló Azconegui.

Mejores perspectivas para el segundo semestre

En el primer semestre el mercado tendrá que atravesar las consecuencias de la salida del cepo cambiario, el ajuste de las tarifas públicas y las altas tasas de interés. Pero junio podría ser un mes de inflexión de este escenario.

Arrigoni espera que “en el segundo semestre la tasa baje sustancialmente y que el sector privado pueda endeudarse en términos razonables. También, que el BCRA busque un mecanismo para financiar los flujos de las empresas, porque el sistema financiero mira los patrimonios. Desde el Estado tiene que haber un impulso a los mecanismos que ayuden a financiar a las empresas más y mejor”.

La recuperación del crédito al sector privado no vendría sólo a partir de una baja en el costo del financiamiento sino también de un aumento en la demanda como resultado de un repunte de la actividad económica.

Para Dujovne, el segundo trimestre será de estabilización del PBI respecto del trimestre anterior y empezará el crecimiento en el tercero, por lo que prevé un segundo semestre mejor, aunque el año termine en el plano negativo. “En algún momento, las empresas deberán rebalancear inventarios y eso implicará más demanda de crédito. Y en el caso de las familias estamos atravesando el final del peor momento en términos de consumo, porque el nivel de precios es el más alto del año en relación al salario. A partir de abril y mayo, los salarios serán nuevos y la inflación irá desacelerándose. Y en el segundo semestre se verá mayor consumo”, previó.

En los próximos meses también comenzarán a sentirse los efectos del acuerdo con los fondos buitre, que completó su trámite legislativo el 30 de marzo pasado.

Azconegui estimó que, “tras el arreglo con los holdouts, el Gobierno saldrá a hacer una emisión de deuda y, de forma selectiva, algunas corporates también. Son señales, en conjunto, que generan un ambiente de negocios más confiable y de inversión privada. Y que generan una mayor perspectiva de negocios para los bancos. Hay un cambio de tendencia lento y los frutos se verán más marcados en la segunda mitad del año”.

Dujovne coincidió en que el arreglo con los holdouts puede ayudar porque abre la canilla del financiamiento: “Habrá un BCRA menos preocupado por cuántos pesos andan dando vueltas por ahí, lo que es positivo para el crédito. Vamos a tener muchas emisiones de provincias y corporativos que van a pasar por el mercado de cambios y el BCRA va a terminar comprando una parte de esos dólares porque no tiene reservas. Eso, en definitiva, va a dar como resultado una política monetaria menos contractiva en el segundo semestre”.

“La liberación de los controles, en general, un mercado más transparente, donde se pueda importar y exportar, y reglas más predecibles van a impactar en el nivel de actividad. En la medida en que se empiecen a vivenciar estas medidas más pro mercado, esperamos que repunte el nivel de actividad”, agregó Azconegui.

Hacia un mercado crediticio de largo plazo

Una vez resueltos los problemas más urgentes que aquejan a la economía, se abrirá el desafío de ampliar la oferta de crédito de largo plazo, que fue desalentada en los últimos años como consecuencia del entorno inflacionario y las restricciones que se impusieron sobre el mercado financiero.

“Hay que tratar de sobrevivir a este año. El corto plazo está bravo, pero el mediano y largo plazo son muy buenos, por la entrada de capitales a contramano del mundo. Argentina es un muy buen destino. Va a depender de si hacemos un buen plan de inversiones y un buen plan de desarrollo de infraestructura”, dijo Arrigoni. “Para poder financiar todos estos desarrollos, hay que hacer mecanismos crediticios como tienen Estados Unidos y Brasil, que no dependan del capital de las empresas sino de su capacidad de repago. Este es el año que hay que sembrar”, agregó.

Para Azconegui, si continúan las medidas pro mercado habrá mayor confianza por parte del depositante “para que haya fondeo de largo plazo, con obligaciones negociables o plazos fijos, que pueda apalancar el incremento de líneas corporate. Es de esperar que este puntapié inicial se dé con la resolución del conflicto con los holdouts, que genere un cambio de ciclo en este sentido”.

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