Cómo enfrentan las aseguradoras los desafíos del cambio climático
El mercado asegurador es consciente de la amenaza del cambio climático, pero todavía faltan coberturas para riesgos sistémicos. Las empresas del sector reclaman mayor intervención del Estado para su desarrollo.

27 May, 2022

¿Cómo enfrentan las aseguradoras los desafíos del cambio climático? La mitigación del cambio climático es un tema impostergable en la agenda mundial. De hecho, el Informe global de riesgos 2022, del Foro Económico Mundial y Marsh McLennan, identifica las «Condiciones climáticas extremas» y el «fracaso de la acción contra el cambio climático» como dos de los cinco principales riesgos para el mundo en el corto plazo. 

En Argentina, catástrofes recientes, como los incendios en la provincia de Corrientes, son una señal de alerta sobre la necesidad de desplegar acciones de prevención ante este tipo de eventos que, según se estima, serán cada vez más frecuentes y de mayor intensidad.

A raíz de los incendios en la provincia del Litoral se perdieron 930.000 hectáreas y se calcularon pérdidas económicas por casi 70.000 millones de pesos. Este monto incluye distintas actividades: ganadería (27.811 millones de pesos); arroz (5.000 millones); cítricos (3.215 millones); yerba mate (5.672 millones) y forestación (27.390 millones de pesos).

En términos económicos, los daños fueron verdaderamente importantes, pero las pérdidas a nivel ambiental del ecosistema y de la biodiversidad fueron devastadoras.

Este escenario representa una amenaza para todos los sectores de la economía pero, en el caso de la industria aseguradora en particular, no solo presenta el desafío de contener el impacto en su cartera, sino la necesidad de avanzar en la creación de nuevas coberturas que contemplen estos daños.

Principales amenazas para el sector de seguros

Para Pablo Cortinez, economista, docente y consultor de empresas y bancos en Finanzas Sostenibles, el cambio climático se ha transformado en una realidad que debe ser enfrentada.

En ese sentido, los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, conocidos como criterios ASG, están siendo incorporados cada vez más al análisis de riesgo crediticio tradicional y a las inversiones, a partir de un mayor convencimiento de que pueden convertirse en pérdidas financieras, explica Cortinez.

Las aseguradoras pueden verse afectadas, tanto por los sectores o subsectores que cubren, como en su rol de inversores institucionales a gran escala, junto con los fondos de pensión, los fondos soberanos y los fondos comunes de inversión.

Uno de los principales problemas que enfrenta el seguro frente al cambio climático es la pérdida de la capacidad actuarial.

“La identificación de riesgos ambientales y sociales, seguida de su adecuada evaluación y gestión, determinará tanto sectores como lugares en los cuales las compañías de seguros pondrán el foco de análisis. Por el lado de las inversiones, el auge de los bonos temáticos (como bonos verdes, sociales o sostenibles) puede ser una vía para defenderse ante situaciones adversas de los mercados, aspirando, a la vez, a una performance positiva en el mediano plazo de los emisores que contemplan los criterios ASG”, explica.

Por su parte, Carlos Carreras, líder en Seguros Agrícolas de Marsh Argentina, explica que uno de los principales problemas que enfrenta el seguro frente al cambio climático es la pérdida de la capacidad actuarial.

“Cuando una compañía trabaja con una base estadística en la que confía plenamente, su cálculo actuarial puede ser muy ajustado y le permite confiar en los criterios de suscripción, pero cuando se queda sin esa posibilidad porque los eventos climáticos generan experiencias que salen de la media que se tiene registrada, se genera un problema”, detalla.

Y añade que, por más que esa situación se traslade a precios y se encarezcan las primas, toda la industria se resiente porque cae en un “mar de incertidumbre”.

Para Carreras, en Argentina el riesgo de mayor impacto es la sequía y el mercado asegurador tiene pocas respuestas para dar en este sentido, en tanto, al tratarse de un riesgo sistémico y cada vez más recurrente, es necesaria la intervención del Estado para generar condiciones de aseguramiento.

“Los parámetros históricos de recuentos de sequías o inundaciones, por ejemplo, ya no se relacionan con sus variables actuales.” Diego Sosa, Agronegocios de San Cristóbal.

Otros riesgos de menor magnitud, que sí son amparados por las aseguradoras, son granizo, viento y heladas. Mientras que, en el caso de inundación, si bien es un evento grave, a diferencia de sequía, en general, algo de la producción se puede rescatar.

Desde el punto de vista de las aseguradoras, Diego Sosa, responsable comercial de agronegocios de San Cristóbal, advierte que el sector agropecuario viene de campañas muy afectadas por la sequía y el aumento de eventos climáticos extremos, como el granizo, tormentas, inundaciones, heladas y vientos fuertes, entre otros.

Y aclara que, si bien no se puede cuantificar el impacto del cambio climático en la actualidad, es muy claro que se refleja en el incremento de eventos extremos en cada nueva campaña.

“El agro es una industria a cielo abierto y, por supuesto, el sector asegurador debe tomar en cuenta los desvíos climáticos que tienen lugar, sobre todo en las últimas campañas, para revisar las condiciones generales del seguro agropecuario. Los parámetros históricos de recuentos de sequías o inundaciones, por ejemplo, ya no se relacionan con sus variables actuales”, enfatiza Sosa.

Cómo enfrentan las aseguradoras el cambio climático

La industria aseguradora es consciente de la amenaza del cambio climático y existen iniciativas a nivel internacional que dan cuenta de esta preocupación, señala Cortinez.

En esa línea, agrega, los Principios del Seguro Sostenible (PSI, según sus siglas en inglés) constituyen una iniciativa internacional específica del sector, que agrupa a compañías de seguro en base a cuatro principios que recomiendan la inclusión de criterios ASG; la divulgación de información relacionada y marcos de reporte; resaltan la necesidad de generar capacidades específicas; y fomentan la incorporación de la transferencia de riesgos y la administración de riesgos climáticos

A nivel local, en 2021 se lanzó una comunicación conjunta de las entidades reguladoras del sector financiero (que incluyó a la Superintendencia de Seguros de la Nación) donde se manifiesta la necesidad de que se aborde, mediante un enfoque prudencial, la gestión de los riesgos financieros relacionados con el clima.

También se plantea su rol clave para impulsar la movilización de los recursos para catalizar inversiones que contribuyan a alcanzar objetivos de triple impacto en el marco de los ODS, junto con la necesidad de concientizar y de capacitar al personal.

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