El presente año presentó desafíos significativos para nuestra actividad. Factores tales como la contracción económica, la disminución del poder adquisitivo de los consumidores, costos de siniestros vinculados, en algunos casos, al dólar paralelo o por encima de la inflación, e inversiones que no logran superar estos índices generaron desequilibrios en las relaciones técnicas del negocio que debemos enfrentar.
Ante un entorno complejo, nos enfocamos en preservar la sustentabilidad del negocio, tomando medidas adaptadas a la situación y considerando las particularidades de cada región del país. Paralelamente, trabajamos en la optimización de los costos a fin de garantizar una asignación más eficiente de los recursos, para fortalecer la sostenibilidad financiera de la organización.
Para lograr estos objetivos, fue esencial profundizar y ajustar numerosos procesos internos, lo que nos permitió mejorar la eficiencia operativa y facilitar un uso más estratégico de los recursos disponibles.
No obstante y a pesar del contexto adverso, en Rivadavia mantuvimos una sólida posición financiera que nos posibilitó sostener nuestros altos estándares de servicio. Asimismo, continuamos invirtiendo en tecnología y buscando herramientas innovadoras, con el compromiso de estar siempre cerca de los PAS y de nuestros clientes.
De cara a 2025, el sector enfrentará importantes retos, derivados de las condiciones macroeconómicas del país. Seguirá enfocándose en la adaptación a estas circunstancias a través de la innovación tecnológica, utilizará estas herramientas para optimizar el servicio y agilizar los procesos.
Adicionalmente, se fortalecerán las alianzas estratégicas entre las aseguradoras y las empresas insurtech, con el propósito de mejorar la experiencia del cliente y explorar nuevos modelos de negocios. Paralelamente, se trabajará en la expansión de productos diseñados para responder a las necesidades emergentes, priorizando su accesibilidad y relevancia en el mercado.
En Rivadavia estas prioridades se posicionarán como fundamentales, en la medida que contribuyan a incrementar la eficiencia operativa y a optimizar los costos, aspectos clave para afrontar con éxito el contexto económico en el corto y mediano plazo, para asegurar la sostenibilidad de nuestras operaciones y del sector en general. Porque el principal desafío para el sector asegurador radica en la necesidad de lograr una sostenibilidad financiera mientras se mantiene el compromiso con los asegurados.
Esto implica alcanzar un equilibrio sostenible en la relación técnica del seguro, para asegurar que los ingresos por primas sean suficientes para cubrir los costos de siniestros, gastos operativos y reservas, todo ello en un contexto económico aún volátil. Para ello, se requiere realizar una gestión rigurosa de los riesgos, una adecuada tarificación y el uso eficiente de tecnologías con el fin de optimizar los procesos y garantizar, así, la viabilidad del negocio en el largo plazo sin sacrificar la calidad del servicio al cliente.
Otros desafíos involucran, por ejemplo, la promoción de una cultura aseguradora para que la población entienda el valor de los seguros, no sólo como una obligación, sino como una herramienta de protección financiera, de modo de lograr una mayor penetración en un país donde muchos segmentos de la población y pequeñas empresas aún no están asegurados. A su vez, de qué modo responderemos a las demandas de consumidores cada vez más digitales e informados, lo que también requiere modelos de negocio más ágiles y accesibles. Del mismo modo, cómo diferenciarse a través de experiencias al cliente y no por precios bajos, por mencionar algunos.
