El capital humano es más importante que el capital financiero
Juan Carlos Godoy, Presidente Río Uruguay Seguros Nosotros no impulsamos acciones para mejorar el prestigio de manera metodológica. Lo que hacemos es tener una estrategia de desarrollo de vida empresaria con un sentido filosófico desde que nacimos. Vamos a cumplir 60 años de existencia de una manera consistente y coherente. Nacimos en un pueblo chico […]

21 Sep, 2017

Juan Carlos Godoy, Presidente Río Uruguay Seguros

Nosotros no impulsamos acciones para mejorar el prestigio de manera metodológica. Lo que hacemos es tener una estrategia de desarrollo de vida empresaria con un sentido filosófico desde que nacimos. Vamos a cumplir 60 años de existencia de una manera consistente y coherente. Nacimos en un pueblo chico donde todos nos conocemos. En un ámbito así uno está obligado a tener una conducta que lo lleve a ser mirado respetuosamente.

Los aspectos que consideramos importantes dentro de los objetivos de desarrollo estratégico son: los sistemas informáticos, la capacitación del personal y la responsabilidad social empresaria. No es posible mensurar exactamente que porcentajes corresponde a cada uno a la hora de aportar al prestigio. Los sistemas informáticos pueden no ser tan importantes comparados con la responsabilidad social. Pero eso es en apariencia, porque si no dispongo de un sistema que genere un buen soporte administrativo para resolver problemas, entonces no voy a quedar bien con la sociedad. Al responder en el mercado es cuando surge el prestigio.

Desde el punto de vista de la RSE tomamos dos tipos de acciones. Primero hacia adentro de la empresa, porque el capital humano es más importante que el capital financiero. Tenemos un sistema complementario de jubilación para que la persona se retire con el 100%. Generamos una mutual interna de cobertura de salud y tenemos un club para fortalecer los lazos entre las personas que trabajan. Además, vamos a ser la primera empresa que crea una universidad corporativa para el desarrollo del mercado del seguro, porque fuera de este ámbito no se enseña a trabajar en una empresa aseguradora.

Y segundo, hacia afuera de la empresa impulsamos actividades comunitarias en muchos lugares del país. Hemos hecho un plan de saneamiento dentro de nuestro pueblo que ha reducido enormemente la fatalidad y los accidentes, lo que disminuyó el uso intensivo del hospital. Estamos en el desarrollo del cooperativismo en el interior de la provincia en asociación con los gobiernos locales, provinciales y nacional. Actuamos con las organizaciones de la sociedad civil. Como el Estado no puede hacer todo, creemos que hay cosas que sí podemos hacer las empresas y las organizaciones comunitarias para ir mitigando las desigualdades que tiene una sociedad como la nuestra.

Trabajamos con las cámaras empresarias, pero el organismo que más debería intervenir es el ente regulador, que a veces lo hace sobre bases legales y a veces discrecionalmente. Al estar prohibido que sea una persona del sector la que conduzca el organismo, las personas que asumen ese rol no están formadas como nosotros. Por eso es importante compartir ideas, para que se pueda producir el desarrollo del sector asegurador.

Lamentablemente los países más desarrollados de América Latina somos países con un desarrollo insuficiente del seguro. Eso es producto de una falta de política aseguradora vinculada con falta de una educación aseguradora y, en general, no preventiva.
La sociedad ve a los seguros como un mal necesario y no como una potencialidad para el desarrollo de la actividad personal y empresarial. La gente piensa primero en asegurar su auto que a sí misma, a su salud y a su vida.

El prestigio es difícil de medir. No conozco medidores. Sin dudas la reputación y la calidad tienen mucho valor intangible, aunque lamentablemente los organismos de contralor no aceptan ese valor. ¿Acaso no tiene un valor la marca, con todo lo que cuesta construirla? Es un despropósito que los contralores no hagan la medición de lo que significa el prestigio, la calidad y la reputación. Son bienes intangibles y no fácilmente mensurable, pero en el mercado hay cánones que reconocen que una marca puede valer tres veces su facturación. Son aproximaciones del mercado, no puede ser que le mercado lo valúe y la Superintendencia diga que eso no tiene valor. El valor de las cosas lo estudiaron Smith, Ricardo y Marx, pero acá no existe.

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