El desafío de la sostenibilidad
Por Martín Polo, estratega en jefe en Cohen Aliados Financieros.

23 Abr, 2024

A cuatro meses de su inicio, el gobierno de Milei tuvo importantes avances. La devaluación inicial y el fuerte ajuste del gasto público permitieron una notable mejora en las cuentas públicas y externas al tiempo que mejoró la posición del Banco Central. El proceso de ajuste de precios relativos aceleró sensiblemente la inflación durante diciembre y enero, y luego mostró un camino descendente. El costo es una importante caída de los salarios reales que golpea al consumo y a la actividad en su conjunto, y lleva a atravesar la quinta recesión desde 2011. A pesar de las dificultades del ajuste, el Gobierno mantiene un alto nivel de aprobación y con esto compensa la mala performance en el Congreso en donde, hasta el momento, no tuvo avances dado el fallido intento de la Ley de Bases y el rechazo del DNU en el Senado.

Por el lado de las cuentas públicas, la mejora del resultado fiscal se apoyó más en la licuación de gastos —especialmente de jubilaciones— y en demora en pagos a proveedores, que en recortes persistentes de gastos. Para lograr un ajuste del gasto más estructural el Gobierno deberá lograr el apoyo de los legisladores. Lograr el equilibrio fiscal es de suma importancia para que el BCRA continúe sin emitir para financiar al Tesoro y así, poco a poco, ir normalizando el mercado monetario.

En el frente externo, si bien este año las exportaciones mejorarán por la mejor cosecha, la acumulación de reservas, hasta ahora, se apoyó en la combinación de caída de las importaciones en general y de un nuevo esquema de pagos de las compras externas de bienes y servicios que deja un fuerte aumento de la deuda comercial, en un contexto en el que el control de cambios se mantiene. En efecto, de los casi 13.000 millones de dólares de bienes que ingresaron entre diciembre y febrero, sólo se pagaron 3.500 millones, eso dio un superávit caja de más de 10.000 millones de dólares frente a los 3.200 millones de dólares devengados. Esto deja una luz amarilla para la segunda mitad de año, cuando pase la temporada alta de liquidación del agro, al tiempo que se regularicen los pagos de importaciones, potenciadas por una incipiente recuperación del nivel de actividad.

Con un tipo de cambio oficial que sube muy por debajo de la inflación, se erosiona la ganancia de competitividad inicial. Si consideramos que el ajuste de precios regulados le deja un piso alto a la inflación de los próximos meses, el tipo de cambio real va quedando peligrosamente bajo.

El plan de emergencia cumplió su objetivo inicial de evitar un ajuste desordenado con riesgo de crisis y el mercado lo festeja con un fuerte rally alcista de los bonos soberanos y de las acciones, que alcanzaron las valuaciones más altas de los últimos cuatro años. El desafío, entonces, es la sustentabilidad de los logros alcanzados, por lo cual el Gobierno deberá seguir trabajando para alcanzar un equilibrio fiscal duradero y un tipo de cambio real competitivo, que le permita ir eliminando las restricciones cambiarias sin que eso genere un nuevo shock cambiario que haga retroceder los logros hasta aquí alcanzados.

Martín Polo, Estratega en Jefe en Cohen Aliados Financieros
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