El esfuerzo de todos para salir adelante – Juan Martín Devoto
Gerente general de Seguros InSur   El gobierno saliente reinsertó al país en el mundo pero cometió un error con el gradualismo. Ahora es momento para dejar de lado las ideologías, ser serios, y convocar a gente que sepa cuál es el estado de situación.   Con el último gobierno había muchas expectativas puestas en […]

30 Ene, 2020
Gerente general de Seguros InSur

 

El gobierno saliente reinsertó al país en el mundo pero cometió un error con el gradualismo. Ahora es momento para dejar de lado las ideologías, ser serios, y convocar a gente que sepa cuál es el estado de situación.

 

Con el último gobierno había muchas expectativas puestas en volver a insertar a nuestro país en el mundo porque, en definitiva, con las restricciones cambiarias, el cepo y la falta de accesos a grandes mercados, nos estábamos alejando cada vez más. En ese aspecto, se puede decir que la administración de Mauricio Macri logró cumplir con las expectativas, no sólo por todo el trabajo que se hizo con el G20 sino también porque Argentina volvió a ser un país atractivo para las inversiones, ya que se logró la categoría de mercado emergente y se reinsertó al país nuevamente en el mundo.

Sin embargo, creo se descuidó la política económica interna y ahí es donde se empiezan a ver las mayores falencias. Un gran desacierto fue el famoso gradualismo. Si bien hay que reconocer que en un primer momento era difícil avanzar con un shock, creo que era necesario hacerlo en algún punto.

Hoy, que estamos en etapa de transición, se citan ejemplos de otros países que han logrado reestructurar sus deudas e insertarse mejor en el mundo, como Irlanda, Portugal o Uruguay. En todos esos casos, se hicieron esfuerzos enormes desde un primer momento. Nosotros, en cambio, pareciera que nos queremos llevar la cosecha y no hacer el esfuerzo de la siembra. Y la siembra era el recorte presupuestario, los ajustes salariales, la reducción del Estado, las modificaciones en algunas leyes fundamentales, como las laborales, impositivas y las jubilaciones. Todo eso no se hizo y se generó un combo que impidió seguir con las buenas noticias que podía traer la inserción de la Argentina en el mundo.

Después de muchos años, esta fue la primera vez que se produjo una transición ordenada de un gobierno no peronista a un gobierno peronista. Esto, que pareciera ser un dato mínimo, para quien conoce la historia argentina, resulta de gran importancia. Esta transición fue buena porque, así como el gobierno de Cristina Kirchner se fue cerrando en una mesa chica, el gobierno de Macri terminó por hacer lo mismo. Y, hoy, sin la política no se sale. Eso se olvidó y fue uno de los mayores errores del gobierno saliente: cerrarse en una mesa chica.

La administración entrante sabe que el gran desafío que tiene que asumir es entender muy bien en dónde estamos parados. La situación es delicada, no sobra nada y el nuevo gobierno lo sabe. Mis expectativas son grandes, yo veo mucha seriedad. La gente que se está involucrando tiene experiencia y ha transitado la función pública. Tengo confianza en que va a haber una reactivación pero la pregunta es la de siempre: ¿cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer todos para salir de esta situación traumática?

Hay que ver cuánto puede hacer cada uno: los empresarios, los gremios, el Estado, las personas… Cuánto va a ceder cada uno en pos de que esto cambie y si va a existir un esfuerzo fuerte de todos los actores. Por eso, es necesario discutir las leyes laborales e impositivas, la relación entre gremios y empresarios y, por supuesto, el gasto público. Son cuestiones fundamentales que deben abordarse.

En Argentina se tiene la sensación de que el Estado no es de nadie y se le atribuye todo aquello sobre lo que no se quiere asumir responsabilidad. Eso no puede seguir así. Todos nos tenemos que hacer más dueños de los problemas. Es el puntapié inicial para poder salir de esta situación.

Es un momento para dejar un poco de lado las ideologías, para ser serios y convocar a gente que sepa cuál es el estado de situación. Hay una combinación de capacidades y de contrapesos para lograr capitalizar todo el aprendizaje que tuvimos en nuestra historia y tengo la expectativa de que se pueda lograr, porque los últimos 16 años deberían ser analizados como aprendizaje. Recuerdo que en 2001 se terminó aplaudiendo un default, y hoy a nadie se le ocurriría hacerlo porque se sabe a lo que lleva. En ese sentido, veo que hay más racionalidad que en ese entonces y percibo seriedad y conciencia de que no hay margen para equivocarse.

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