El resultado de las compañías en su estructura técnica fue deficitario
Aunque la rentabilidad financiera fue superior a la del año previo, el efecto de la inflación condiciona los resultados del sector asegurador.

14 Sep, 2023

En Russel Bedford somos asesores, consultores y auditores de compañías de seguros. Ante los balances de las compañías que cerraron el 30 de junio pasado, vemos que el negocio este año tuvo algunas cosas positivas y otras negativas.

En lo positivo, las inversiones han recuperado mucho terreno con intervenciones en el mercado y por las expectativas que han generado la suba en el precio de los bonos y de las acciones en el exterior. Además, como consecuencia de la inflación, también aumentó la tasa de colocación en renta fija, como los plazos fijos. Por lo tanto, las inversiones han generado un impacto más positivo en relación al año previo en casi todos los estados contables, la rentabilidad financiera es muy superior a la del 30 de junio de 2022. En ese momento, el mercado había generado una pérdida de valor de los activos financieros por la situación política y el cambio del entonces ministro de Economía, Martín Guzmán. La expectativa con la llegada de Sergio Massa generó un aumento de los activos financieros, que recuperaron sus precios al igual que el valor de los títulos públicos, e impactaron positivamente en los estados contables.

Por el lado de lo negativo, la inflación tuvo efectos en lo vinculado a la escasez. Los incrementos de repuestos en los seguros de automotores han estado por arriba de la inflación, mientras que, por el contrario, las primas o ventas no se han podido actualizar a ese nivel. Los aumentos promedio de primas subieron casi la mitad de determinados costos de servicios o indemnizaciones por siniestros. Las tarifas no suben con la misma velocidad ni con el mismo ímpetu con el que suben los costos. El mercado se resiste a subirlos, porque es muy grande la competencia.

En general, el resultado de las compañías en su estructura técnica fue deficitario. Los negocios están teniendo una caja negativa y las compañías están recurriendo a sus inversiones para hacer frente a los compromisos. Sin embargo, algunas empresas que no tienen tanta liquidez no llegaron a cubrir esa pérdida con sus ventas financieras.

Suba de la siniestralidad

Lo cierto es que es difícil ver lo positivo en una economía como la de hoy. Junto a esta competencia tan fuerte y precios de productos que no se recuperan, se le suma una pequeña suba de siniestralidad. Al aumentar mucho los precios de los respuestos y las cubiertas, este costo empieza a ser un gasto relevante para el asegurado que quiere que lo cubra su póliza. Por lo tanto, se denuncian más siniestros que antes no se denunciaban. También se genera un mayor cantidad de fraudes y de denuncias por robo, lo que es un incentivo para reclamarle más a las compañías. Es un círculo vicioso.
Las sentencias están afectando a los ramos donde hay mucha judicialidad, como el de las aseguradoras de riesgos del trabajo (ART) que, junto al rubro automotor, concentra entre dos terceras partes y hasta el 75% de las operaciones del sector.

La ley de las ART que se reformó en 2017 bajó mucho la litigiosidad. La modificación de la norma estableció mecanismos y comisiones médicas para que los juicios se cierren rápido, o bien para desincentivarlos. Sin embargo, desde el año pasado han prosperado algunas sentencias que objetan cuestiones de la última reforma, por ejemplo, los acuerdos entre las aseguradoras y los empleados que establecen que un determinado accidente no genera incapacidad. Muchos asegurados, a través de sus abogados, lograron que los jueces establecieran una especie de indemnización por encima de la inflación y de lo que fija la ley. Es una carrera de nunca parar. Y el aumento promedio de los juicios por sentencias abultadas y embargos generan un efecto negativo en los resultados de las compañías.

De esta manera, el incentivo para reclamar volvió a subir, aunque no al mismo nivel que en 2017. Esto no es sano. Ocurre también porque en muchas provincias no se establecieron las entidades y comisiones médicas que homologan las incapacidades. Por ese motivo, las tarifas de las ART que venían descendiendo en los últimos años han vuelto a aumentar. La alícuota del mercado, antes de la modificación de la norma, estaba por encima del 3% de la masa salarial, y luego se redujo a casi 2,2%. Ahora vemos un aumento de entre 20 y 30% para solventar estas sentencias que no estaban previstas.

Mercado concentrado

El mercado tiene como 200 compañías aseguradoras, pero los negocios por ramos están manejados por muy pocos. El top ten está liderado por compañías mutuales (entre ellas San Cristobal, Sancor, La Segunda, Federación Patronal y Bernardino Rivadavia), empresas de propiedad estatal (Provincia Seguros y Nación Seguros) y solamente hay dos compañías del sector privado (Zurich y La Caja). En el ramo de las ART no hay multinacionales. No vemos que esta tendencia a futuro vaya a cambiar, pero aparecieron varios jugadores, es decir, nuevas empresas que se llevarán algunos perfiles específicos del negocio y de nicho.

Ahora bien, vislumbramos para el próximo año una crisis en el sector que transita con poca liquidez. Son cerca de 20 a 30 compañías con mucho posicionamiento en inmuebles entre sus inversiones.

Además se suma una complejidad vinculada a que gran parte de sus activos están valuados no al valor de cotización de mercado, que es al que venderían oportunamente. Para evitar las inversiones fluctuantes de liquidez, la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) permitió hace varios años, a través de una normativa, que las empresas aseguradoras valuaran sus títulos públicos a un valor técnico, en vez de hacerlo a una cotización de mercado. Si tuvieran que desprenderse de sus activos para venderlos, el valor sería inferior al que está registrado en los balances. Es un parche a la normativa que viene persistiendo para que los balances de la actividad no estén tan lastimados. En este marco de situación financiera crítica para estas compañías, aquellas que necesiten salir a liquidar esos activos e inmuebles pueden tener una pérdida importante con este esquema de alta inflación y caja negativa. Les será complicado asumir los compromisos.

Frente a un próximo gobierno, la SSN tendrá que intervenir periódicamente para evitar que el sistema gravite negativamente en lo que refiere a resultados, inflación y cierre de balances. La función de liderazgo del organismo será fundamental como ente de contralor, y suponemos que las próximas autoridades van a tener que salir a tomar alguna medida para sobrepasar esta situación.

Daniel Riba, global chairman Russell Bedford Gabriel Marinozz, socio Russell Bedford
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