Faltante de repuestos: la encrucijada del seguro automotor
La escasez de dólares que enfrenta el BCRA condicionado por las metas que impone el acuerdo con el FMI impacta en diversas restricciones para la importación que afectan al sector asegurador en su rama más relevante, la automotriz. La creciente inflación, además, afecta la capacidad de consumo de la población y, en particular, al mercado […]
faltante de repuestos en la industria automotriz

1 Ago, 2022

La escasez de dólares que enfrenta el BCRA condicionado por las metas que impone el acuerdo con el FMI impacta en diversas restricciones para la importación que afectan al sector asegurador en su rama más relevante, la automotriz.

La creciente inflación, además, afecta la capacidad de consumo de la población y, en particular, al mercado automotor que exhibió subas por encima del promedio, por lo menos, desde el último año y medio. Las restricciones afectan el ingreso al país de vehículos terminados, de las autopartes necesarias para la fabricación y de los repuestos que representan un insumo de primer orden para el sector asegurador.

En junio, el promedio diario de patentamientos de vehículos 0 km cayó a los 1.565 cuando, en los últimos 17 años había promediado los 2.500. Se trata de una baja del 37% que afecta al principal mercado y el más rentable del seguro automotor.

Problemas en varios frentes

En diálogo con NBS, Andrés Quantin, gerente general de La Mercantil Andina S.A. e integrante del Consejo Directivo de la Asociación Argentina de Compañías de Seguros (AACS), señaló que “la situación es realmente es muy crítica, sobre todo con la aceleración de la inflación de los últimos meses. Durante la pandemia las tarifas no se incrementaron porque la siniestralidad era baja. Ahora la frecuencia siniestral volvió a los valores normales y nos encontramos con una tarifa de Covid con una siniestralidad pre Covid. Hay un desfasaje importante”.

Por su parte, Gustavo Trías, director ejecutivo de la AACS, destacó que “la problemática en el sector es la imposibilidad de importar autopartes y la complejidad para conseguir dólares para nuevos vehículos, lo que genera un gran problema en términos de precios. En los 0 km la escasez de oferta genera que haya un precio sugerido de fábrica que, cuando uno va a un concesionario, es totalmente distinto. Esa situación genera que las pólizas estén emitidas a los valores que sugieren las terminales pero cuando se producen los siniestros están descolocados los precios que se solicita para la reposición, contra la suma asegurada. En líneas generales las compañías terminan pagando la reposición del bien pero con costos dislocados”.

El gerente de Seguros Patrimoniales de Sancor Seguros, Juan Pablo Trinchieri, señaló:  “Hay dos impactos fundamentales. El primero tiene que ver con la emisión y facturación de las compañías de seguros. Estamos en el quinto año consecutivo de caída de patentamientos. En 2017 llegamos a un millón, en 2018 cayeron a 800 mil y después a 500 mil. El año pasado no llegamos ni a 400 mil y este año, a junio, tenemos apenas 200 mil cuando los mejores meses que son febrero y marzo ya pasaron. Esa situación impacta en el mercado porque tenemos cada vez menos 0 km que siempre fue el segmento con mayor atractivo para las compañías de seguros y es donde nos focalizamos”.

“Hay más competencia y mayores dificultades. Un escenario complejo que llevó a las compañías a replantear las políticas. El otro problema grave es el faltante de repuestos.”  Juan Pablo Trinchieri,  Sancor Seguros.

Trinchieri puntualizó que “la torta es cada vez más chica y los operadores del mercado seguimos siendo los mismos. Hay más competencia y mayores dificultades. Un escenario complejo que llevó a las compañías a replantear las políticas de selección porque, por defecto, hay que pensar que va a haber un parque automotor más antiguo. El otro problema grave es el faltante de repuestos”.

Fabián Witenas, gerente de autos y líneas personales de SURA, señaló como principales problemáticas “la demora en la entrega de vehículos cuando es necesario la reposición de éstos en los casos de pérdidas totales y la demora en la reparación por faltante de repuestos”. Además explicó que “la falta de precio ocasiona una pérdida de valor de referencia y una distorsión para estimar los costos de reparación. Esto puede afectar el costo siniestral que, más inflación, podría impactar en los costos de los seguros y por ende en ventas”.

Para Quantin “al haber escasez de repuestos como ruedas empiezan los fraudes y los robos por encargo. Se pierden los valores de referencia y se empieza a mover la siniestralidad a niveles que no resisten los análisis técnicos. Hay otro agravante: los repuestos suben más que los autos mientras las pólizas se cotizan por el valor del vehículo”.

En la misma línea, Trías sostuvo que “el faltante de repuestos genera un problema al cliente al que no se le puede resolver la situación por motivos que están fuera del alcance de las compañías. Ante la escasez de repuestos los precios suben porque no saben los precios a los que van a poder reponer su mercadería. Esa inflación impacta en la siniestralidad que es mucho más elevada que la inflación general. Si estamos esperando una inflación del 70% u 80% en el año, la de los repuestos podría llegar al 140%”.

faltante de repuestos

“Un auto con un daño menor llega a destrucción total porque la reparación llega al 80% del valor del auto. La reposición de autos es muy compleja. Nosotros operamos prima por la tabla que usamos pero nadie consigue un auto al precio de lista porque hay una espera de 180 días mínimo.” Andrés Quantín, La Mercantil Andina.

“Eso genera incrementos de siniestralidad cuya evolución y costos difícilmente se pueda prever para trasladarla a la tarifa. Del otro lado existe toda la problemática económica y social con un empobrecimiento generalizado que hace que los precios de los seguros no tengan elasticidad. No se pueden duplicar los precios de los seguros porque la gente no lo puede pagar”, deslizó Trías.

Trinchieri agregó que “la escasez de repuestos se refleja en un incremento de los delitos. Entonces nos pega por dos lados. Los de las cubiertas es un tema preocupante. La escasez genera un alto costo de las cubiertas y un mayor índice delictivo. Es un círculo vicioso”.

Quantín graficó otros problemas derivados de los sobreprecios en repuestos: “Un auto con un daño menor llega a destrucción total porque la reparación llega al 80% del valor del auto. La reposición de autos es muy compleja. Nosotros operamos prima por la tabla que usamos pero nadie consigue un auto al precio de lista porque hay una espera de 180 días mínimo. Si uno quiere reponer el auto lo tiene que pagar un 15% o 20% más, con el agravante que ese sobreprecio es sin factura y, por eso, las compañías no lo pueden pagar”.

Alternativas

El escenario fuerza a las compañías a buscar estrategias para atravesar la situación. Van desde la diversificación de carteras hasta la búsqueda de respuestas de parte del poder político y el ente regulador.

Sin embargo, Trías apuntó que “no hay mucha salida. Lo que hacemos es trabajar fuertemente estando muy de cerca de la problemática generando búsquedas generalizadas de repuestos”.

Desde SURA, Witenas señaló que “orientamos la oferta hacia aquellos segmentos de marcas y modelos menos afectados por esta situación o migrando a productos menos comprensivos. Por ejemplo, vehículos producidos y armados en la Argentina aunque sabemos que no garantiza la problemática de los repuestos si estos insumos son importados. Por eso, además, buscamos generar alianzas con proveedores y talleres que nos permitan suavizar el impacto de esta situación”.

Quantin contó que “en diciembre hicimos un incremento de precios y perdimos cartera. Además dimos de baja carteras siniestrales en base a un análisis. Tuvimos correcciones importantes de precios hasta el límite que nos dejó el mercado. La manera de corregir es ofrecer cobertura a menor precio porque el asegurado necesita coberturas completas pero no tanto, para poder pagarlo. Esto nos permitió terminar bien el ejercicio 2021-2022 que cerramos en junio y equilibrar la caja. Nos costó mucho. Esas son las medidas que uno puede tomar pero si la inflación no cesa se va a seguir complicando. Otra medida es reducir la vigencia para permitir incrementos”.

Para Trinchieri, el escenario, de todas formas, crea “un margen para diversificar y hay que hacerlo obligadamente. Si antes te posicionabas en vehículos de tres o cuatro años de antigüedad hoy hay que estirar el rango a seis o siete años porque es dónde se ubica el grueso de los vehículos que son los que se patentaron allá por 2016 y 2017, cuando estábamos en un millón”.

“La crisis económica hace difícil penetrar en determinados sectores de la población para vender otros seguros que son muy necesarios. La gente cuida el bolsillo.” Gustavo Trías, AACS.

Para Quantin, “siempre tenemos como objetivo mejorar y diversificar nuestra cartera como de hecho hemos hecho. Pero la preponderancia de autos es muy grande y se nota muy poco la participación de otras ramas. Teníamos un mix de 82% de autos y 18% de otras ramas y pasamos a 78% y 22%. Es muy difícil salir de golpe de la rama autos porque hay un pasivo de largo plazo al que hay que hacerle frente. Se puede mejorar pero es un camino muy lento. Aparte hay otras ramas que se actualizan al dólar oficial. Las viviendas evolucionaron menos que la inflación mientras que los autos lo hicieron por encima”.

Witenas, por su parte, indicó que “ante la dificultad de mantener sumas aseguradas actualizadas” dentro de sus estrategias buscan “migrar la cartera hacia períodos de vigencias menores a un año para readecuar sumas aseguradas y precios”. Además, explicó: “Readecuamos nuestra propuesta de valor para las coberturas de daños buscando alternativas con franquicias móviles o porcentuales”.

Para Trías, en este contexto resulta complejo diversificar las carteras. “Teniendo en cuenta todo el mercado de seguros, autos está en un 40%. Si sacas las ART que son monorrámicas, autos asciende al 55%. La crisis económica hace difícil penetrar en determinados sectores de la población para vender otros seguros que son muy necesarios. La gente cuida el bolsillo porque tiene que destinar a comida y educación. Prefieren asumir el riesgo, es muy difícil”.

Dislocamientos

Quantin introduce otro problema de orden financiero. “Se dice que el seguro es un negocio financiero pero la verdad es que es de cola corta. Un siniestro puede tener una tardanza de 90 días. Con la inflación y las vigencias cuatrimestrales de las pólizas más la disparada del dólar el contexto se torna muy complejo. El mercado va a tener que implementar la cobertura de todo riesgo pero eso va a provocar una baja de coberturas que impactará en la recaudación. Tiene que haber una franquicia más alta que la actual para cubrir un evento grande. El todo riesgo debe tener una franquicia adecuada al valor real del vehículo”.

Desde SURA Witenas destacó otra problemática vinculada con “la imposibilidad de contar con herramientas e instrumentos de inversión que en la actualidad nos permitan tener rendimientos en línea con la inflación de los costos”.

Para Trinchieri, “cuando hablamos de siniestralidad hablamos del casco propiamente dicho o de responsabilidad civil. En lo que es casco la suma asegurada de los vehículos sí se ha venido incrementando incluso por encima de la inflación. Esto no ayudó con la prima porque la prima está directamente vinculada con el valor del vehículo. En responsabilidad civil no hay un coeficiente que aplica sobre las sumas aseguradas, entonces las tarifas de responsabilidad civil quedaron claramente más retrasadas y en los de casco las sumas aseguradas se elevaron”.

llave de autos

“Los precios de los vehículos evolucionaron un 100% pero la inflación fue del 50% al 60%. Hay un gap de 40 puntos entre el valor del vehículo y la tarifa.” Andrés Quantín.

Trincheri explicó que “reducir los plazos de las pólizas es una alternativa. El período de facturación tiene que ser cada vez más corto porque la inflación es alta e incesante. Pero tampoco se puede ajustar todos los meses porque del otro lado hay un consumidor al que no se le ajusta en esa medida ni en esa frecuencia el sueldo”.

Para Quantín, “los precios de los vehículos evolucionaron un 100% pero la inflación fue del 50% al 60%. Hay un gap de 40 puntos entre el valor del vehículo y la tarifa. Con la inflación de marzo los repuestos y reparaciones aumentan a una tasa altísima. Pero en los siniestros de cola larga, que son los de Responsabilidad Civil, se toma como nuevo límite el 2023 y se le calcula la tasa de interés sobre el límite, sumado que la actualización se mueve con la inflación. Las inversiones las tenemos reguladas por la Superintendencia de Seguros y evolucionan por detrás de la inflación. Cuando hay que pagar aparece un déficit entre el rendimiento de las inversiones y lo que evolucionan los pasivos judiciales”.

La respuesta desde la política

Trinchieri dijo que “la primera respuesta que necesitamos es ordenar la macroeconomía. El primer problema es la inflación que tiene un impacto directo y, por otro lado, el tema de los repuestos que es clave porque representa un altísimo porcentaje de las erogaciones de todas las compañías de seguros. Es importante ver, entre otros temas, cómo se van a recuperar los salarios”.

Para el dirigente de la AACS, “lo que necesitamos como país es tener más acceso a los dólares para poder importar. Regularizar una situación que es crítica. La nueva ministra de Economía ya comparó los viajes con la necesidad de dólares para insumos. Desde la regulación de la Superintendencia de Seguros mucho no se puede hacer. Si económicamente no están las posibilidades por más que uno regule, los dólares no van a aparecer”.

Para Trías, “el mercado asegurador está necesitando del regulador otro tipo de cosas que tienen que ver con la valuación de las inversiones y las caídas de los últimos días de los bonos. Es uno de los mayores inversores institucionales. Las caídas destruyeron los resultados”.

Más directo, Andrés Quantín señaló que “para el organismo de control el punto más crítico es la modalidad y el tipo de inversiones que nos permiten. La única opción es ir atados a bonos soberanos argentinos que van por debajo de la inflación. No es un problema nuestro sino de todo el sector”.

Con todo, Fabián Witenas de SURA, sostuvo que “el Estado debería brindar un marco adecuado para poder ejercer nuestra actividad en forma consistente, sostenible y competitiva. No creemos que el problema se resuelva flexibilizando normas de acceso a más instrumentos financieros, sino restaurando la credibilidad y la confianza en los instrumentos existentes”.

Del otro lado, Trinchieri opinó que “sería fundamental y muy bueno que el ente regulador habilite a las compañías a operar con más instrumentos financieros que garanticen, al menos, empatar con la inflación. De algún lugar tienen que salir los fondos para cubrir estos costos iniciales sin perjudicar la calidad del servicio que nunca pusimos en tela de juicio. Lamentablemente, en estos contextos tan complejos, uno tiene que tener todas las herramientas disponibles. Nuevos instrumentos financieros podrían contribuir”.

El dirigente de la AACS, Gustavo Trias, sin embargo, se mostró más cauteloso. Desde su punto de vista “el sector asegurador es bastante sensible. La mayoría de las inversiones son reservas de pagos de siniestros futuros de asegurados o terceros. Es importante que haya control sobre el tema. No sé si liberar un poco más mejoraría la calidad de los resultados de las inversiones, pero hay que ser muy cauto con el tema porque puede haber operadores más conservadores y otros no tanto y pueden desaparecer compañías de seguros. Si desaparece una fábrica el problema son las 20 a 40 personas que trabajan allí y sus familias, cuando cae una compañía se perjudican los empleados y los miles de juicios que la compañía tenga. Tener una actividad regulada en términos de reservas es importante. Los cambios fuertes pueden ser muy perjudiciales”.

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