Gran parte del ajuste ya está hecho – José Siaba Serrate
Director del Estudio Siaba Serrate   El gobierno entrante tiene que revertir la fuerte desconfianza que genera, y lo puede hacer si negocia rápidamente la deuda de una forma que deje conforme al FMI, a los privados y le sirva al propio gobierno. Después, tendrá que aprovechar el ajuste que ya se hizo y terminar […]

30 Ene, 2020
Director del Estudio Siaba Serrate

 

El gobierno entrante tiene que revertir la fuerte desconfianza que genera, y lo puede hacer si negocia rápidamente la deuda de una forma que deje conforme al FMI, a los privados y le sirva al propio gobierno. Después, tendrá que aprovechar el ajuste que ya se hizo y terminar lo empezado.

 

Tenemos mucha desconfianza sobre el nuevo gobierno y expectativas bajas acerca de lo que podría hacer. En estas circunstancias, lo mejor que puede hacer la gestión de Alberto Fernández es dar vuelta ese stock de desconfianza. Gran parte del ajuste ya se ha hecho durante el gobierno de Mauricio Macri. Lo ideal es una política de bajar la desconfianza de los agentes económicos, que han comprado dólares y los han guardado bajo el colchón y han hecho que el valor de las compañías cayera 30.000 millones de dólares desde las PASO. Es clave aparecer con un programa razonable, sensato, que pueda revertir esta desconfianza profunda.

El emblema de la estrategia de generar confianza es arreglar el problema de la deuda rápido y no entrar en default. Si se hizo el sacrificio de pagar todos los vencimientos puntualmente y no caer en un impago, me imagino que es para encarar una renegociación. Hay que renegociar rápido la deuda, con un programa económico y fiscal asociado de largo plazo. Negociar con las tres partes: el FMI, que es el acreedor más grande; los acreedores privados; y el Gobierno. Y encontrar una solución que le sirva a todas las partes. Eso debería permitir un shock de confianza que, una vez hecho el canje y más allá de la quita, tienda a apreciar más el valor de los bonos y Argentina vuelva a tener acceso al mercado de deuda.

La situación final de la economía del gobierno de Mauricio Macri es mala, a pesar de que se han resuelto los problemas en el sector energético. Las cosas funcionaron mientras hubo posibilidades de financiamiento. Y cuando desaparecieron, el país retrocedió muchísimo. Lo económico nos deja en una situación complicada. Permite la vuelta de un gobierno que estuvo 12 años y terminó mal.

Lo más positivo del gobierno de Macri ha sido el plano político. Logró que un gobierno no peronista pudiera terminar el mandato. Mostró que se puede gobernar aún siendo minoría en las dos cámaras del Congreso. Y que una alianza de fuerzas políticas puede ganar las elecciones y gobernar. Ese final de 40% en las elecciones presidenciales, a pesar de la crisis económica, es positivo. Macri hizo parecer fácil algo difícil, que es gobernar con una coalición.

El camino de la coalición es algo que seguiremos viendo en el gobierno Fernández. El peronismo tiene una larga tradición de internas peliagudas y vamos a ver cómo se comporta en la gestión de gobierno. No definir un liderazgo claro y rotundo suele ser traumático en la historia del peronismo y en el derrame en la sociedad.

El desafío para Fernández es finalizar lo que no se pudo terminar de hacer. Salir de la recesión con equilibrios básicos, con un equilibrio fiscal intertemporal. Esto no es abril de 2018, sino que hay mucho ajuste ya hecho. Sería un crimen desperdiciarlo. Teníamos un déficit de cuenta corriente de 5% del PBI, que hoy está equilibrado. Un déficit primario que lo hemos achicado al 1%. No tenemos crisis financiera. El sistema financiero ha respondido bien. Es clave recuperar el ahorro interno para financiar la inversión.

El punto para empezar es recuperar la confianza. Me parece que esa desconfianza, esa incertidumbre o temor por políticas desacertadas nos está cobrando un peaje enorme. Y si ese velo se corre, sería el principal empujón. Es una economía a la que le faltan fuentes de dinamismo y que está gastando en sectores que no tienen productividad. Es central corregir los desequilibrios que se gestaron en la época de bonanza con la soja a 500 dólares y prestar atención a los sectores de ingresos más bajos y a las urgencias de la pobreza y el hambre. También está el problema estructural, más difícil de resolver, del mercado de trabajo, del empleo público, de la sustentabilidad a largo plazo del sistema previsional y de darle posibilidad a los sectores más dinámicos de orientarse al mercado externo.

 

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