El año 2023 ha sido un año muy difícil, con una inflación superior al 140% anual, una caída del 5,5% en el salario real y una moneda local que perdió ante el dólar estadounidense. Tengamos en cuenta que 2022 tampoco había sido favorable. A pesar de este contexto adverso, en nuestro caso estuvimos entre las veinte compañías que más crecieron en nuestro país.
Todo indica que el próximo presidente tendrá un mejor panorama, con mayores ingresos en las arcas estatales, más allá de que se espera que la economía decaiga aún más y haya una posible aceleración inflacionaria. La economía argentina es netamente disfuncional y tiene muchos problemas, pero el nudo central es que no tiene reservas, por eso el mercado espera una devaluación en un contexto de inflación muy alta.
Bajo este panorama, la industria aseguradora buscará, en primera instancia, solucionar problemas graves. El principal es el reaseguro y la restricción imperante para cumplir con las obligaciones de pago por falta de divisas. Además, habrá que revisar el Impuesto PAÍS, que genera una carga extra para las aseguradoras que no pueden trasladar el flujo hacia el cliente, y la continua actualización de las tarifas del Riesgo Automotor.
Los resultados negativos de las aseguradoras no les permiten otra medida que elevar el costo de las primas para resolver este problema, y tienen que reducir fuertemente los gastos operativos que rondan, aproximadamente, el 40% de los ingresos por primas. No hay otra alternativa que ir llevando la tarifa a valores técnicos y lo mismo deberá suceder en las ART.
Hay que retomar los niveles de solvencia del sector. Venimos de dos años de pérdidas producto de una altísima inflación que no se ha podido trasladar a tarifas. Sumado a que es un mercado más descapitalizado, tenemos menor capacidad de retención de riesgo y hay que ceder mayor prima al reasegurador. Hay que entender que nuestra industria está en peligro y ninguna de las partes se favorece sin un nuevo marco.
Sin embargo, crisis es igual a oportunidad. El desafío estará, sin lugar a dudas, en la visión integral del negocio. El concepto principal para tener éxito es trabajar en el cross selling de carteras a través de productores asesores de seguros (PAS). En Argentina, como en el resto de la región, no se hace cross selling en las carteras y hay una muy baja oferta de productos adicionales a los que son obligatorios. Si miramos la poca penetración de los seguros de rubros no autos, veremos que hay una enorme posibilidad de negocios. Otra opción será trabajar en seguros inclusivos al alcance de todos. Se trata de pensar “fuera de la caja” e ir a un modelo diferente. Mi desafío es dar el mayor valor agregado a nuestra industria para que cada vez sea más profesional y esté a la altura de los países más desarrollados.
La aparición de nuevas tecnologías, como el blockchain y la inteligencia artificial, probablemente siga cambiando la forma de hacer negocios, mejore el servicio al cliente, pueda reducir costos y permita una evaluación de riesgos más precisa. Al aprovechar tecnologías de vanguardia, las aseguradoras pueden anticipar riesgos y desarrollar estrategias para reducir su exposición al tiempo. Esperamos ver más empresas que aprovechen estas herramientas en 2024 en su lucha por la eficiencia y la rentabilidad.
La visión 360° está siempre presente en nuestra estrategia comercial. Orbis tiene una gran concentración en el segmento automotores, con más de 360.000 vehículos asegurados. Aunque el mercado se centra principalmente en autos y ART, reconocemos las diversas necesidades de productos de seguros del cliente final. Nos encontramos en un escenario de oferta, no de demanda. Por lo tanto, la aseguradora y los PAS deben colaborar estratégicamente como aliados para llegar a la población con ofertas adaptadas a cada segmento.
