“Hay una gran oportunidad para hacer cambios estructurales” Sebastián Otero
Aunque todavía faltan detalles sobre las reformas presentadas por el Gobierno, en líneas generales creo que las propuestas son interesantes y positivas, en particular, la reforma laboral. Claramente, el costo laboral y el de los litigios llevan a un desbalance que sería interesante poder acomodar en senderos razonables. De todos modos, creo que hay que […]

5 Ene, 2018

Aunque todavía faltan detalles sobre las reformas presentadas por el Gobierno, en líneas generales creo que las propuestas son interesantes y positivas, en particular, la reforma laboral. Claramente, el costo laboral y el de los litigios llevan a un desbalance que sería interesante poder acomodar en senderos razonables. De todos modos, creo que hay que entender y atender las críticas de los sindicatos, que son válidas.

En cuanto a la reforma impositiva, finalmente llegarían los incentivos fiscales para los seguros de vida y retiro. Si bien nuestra empresa no participa en esos ramos, es un buen paso para la industria de seguros en general. Por otro lado, algunos comentarios indican que estarían en análisis cuestiones impositivas que generan desigualdades en la industria del seguro, lo cual también sería positivo. En cuanto al IVA en los seguros, entiendo que también merece una revisión.

Por el momento, el Gobierno elige el camino del gradualismo para llevar adelante las reformas y me parece que en algunos puntos sería conveniente avanzar más decididamente. Por ejemplo, en la lucha contra la inflación, que desacomoda el ritmo normal de la economía y afecta mucho a nuestro negocio, ya que se hace muy difícil prever cuánto debería valer hoy un riesgo que puede concretarse dentro de 11 meses. Sin embargo, el Gobierno decidió atacar primero el déficit fiscal y, para ello, redujo los subsidios, lo que siempre genera algo más de inflación. En los próximos meses se vienen nuevos ajustes en las tarifas de servicios públicos y eso le pone un piso de 1,5% a la inflación mensual, que dudo pueda perforarse antes de marzo. Eso, a la vez, va a generar una discusión salarial en la negociación de 2018 y va a ser difícil cerrar el año que viene con una inflación en el rango al que apunta el Banco Central.

A pesar de estas dificultades, creo que hay mucha más conciencia en todos los sectores de la sociedad acerca de que hay que tener conversaciones de construcción. Percibo que hay acuerdo en los temas de fondo que está planteando el Gobierno. Hay una gran oportunidad para hacer cambios estructurales.

En lo que respecta al mercado de seguros, tengo buenas expectativas y me parece que la industria debería crecer entre 2,5% y 3,5% anual en los próximos dos años. Si la economía crece, la industria de seguros la acompaña. Las reformas anunciadas y el apoyo de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) van a apuntalar esa mejora. El organismo regulador está construyendo espacios de diálogo y se maneja con el mismo gradualismo que viene implementando el Gobierno. Está yendo por el camino correcto y creo que, a medida que lo vaya recorriendo, tenderá a ser más exigente con las compañías en términos de resultados técnicos. Varias veces nos ha dicho que es necesario cambiar el modelo actual donde las aseguradoras ganan más por invertir que por la suscripción de sus productos.

En ese sentido, la SSN está tratando de ir hacia un método de capital basado en riesgo, en el que las aseguradoras no podríamos invertir en títulos de corto plazo. Por ello, recientemente les prohibió a las compañías de seguros invertir en Lebac. Si bien coincido con la visión de que las aseguradoras deben invertir en activos de más largo plazo, no estoy tan de acuerdo con la forma en la que se implementó la restricción. Creo que hubiera sido más oportuno instrumentar este cambio una vez que otras de las reformas propuestas por el Gobierno se hayan realizado, como por ejemplo los cambios en la Justicia (que hoy actualiza en juzgados laborales y civiles con tasas de hasta 35%) o el desarrollo de un mercado de capitales profundo donde se pueda invertir en instrumentos de la economía real con retornos acordes. Una vez que ese marco exista y sea atractivo, las compañías migrarían hacia allí por decisión propia.

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