Remesas: La cuarentena cambia las reglas del envío de dinero entre países
El aislamiento obligatorio frenó el giro de divisas a través de los canales tradicionales, por lo que las fintechs del segmento aprovecharon la necesidad para ganar penetración.   Y un día el mundo se paralizó. Y las fronteras entre países, que parecían invisibles en los años de la globalización, se levantaron como muros de hierro. […]

4 May, 2020

El aislamiento obligatorio frenó el giro de divisas a través de los canales tradicionales, por lo que las fintechs del segmento aprovecharon la necesidad para ganar penetración.

 

Y un día el mundo se paralizó. Y las fronteras entre países, que parecían invisibles en los años de la globalización, se levantaron como muros de hierro. Las medidas que cada nación tomó para hacer frente al avance de la pandemia de coronavirus sin dudas tendrán efectos colaterales en sus economías de corto y de largo plazo. Pero también generarán un alto costo en las economías familiares. En este punto se encuentran los hogares cuyos ingresos estaban atados, en mayor o menor medida, al dinero que les enviaban sus familiares en otros países.

Históricamente, la Argentina fue un país emisor de remesas: los inmigrantes de puntos limítrofes enviaban sumas mensuales a sus familiares tras las fronteras. En los últimos años, la crisis económica y la devaluación del peso hizo que esta balanza se incline de modo contrario: es cada vez mayor el flujo de dinero que ingresa al país para respaldar los gastos de los residentes.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio dictado por el gobierno de Alberto Fernández el 20 de marzo pasado puso un parate a esta dinámica. Entre las actividades esenciales que el Ejecutivo rescató para ser exceptuadas de la cuarentena, no figuraba (al cierre de esta nota) la de las remesadoras. La situación se volvió un poco más crítica si se toman en cuenta a las decenas de miles de argentinos que quedaron varados en el exterior luego del cierre de las fronteras.

Si bien todavía es muy pronto para medir los daños, en el sector ya advierten que la actividad está virtualmente paralizada, lo que ocasiona perjuicios para las economías de las familias de ambos lados de las fronteras. Sin embargo, en medio de la crisis, comienzan a surgir distintas opciones para garantizar el envío y la recepción de dinero en cualquier parte del mundo.

Una de ellas es la que provee la fintech XCOOP, que desembarcó en el país a fines de 2019 con el objetivo de capitalizar el flujo de dinero que entra y sale del país y hacer más sencilla la operatoria que permite, incluso a los no bancarizados, enviar y recibir montos desde su celular.

«El dinero de las remesas se gasta principalmente en alimentos, salud y vestimenta, de modo que estamos hablando de necesidades básicas. Creamos un sistema que tiene como objetivo la inclusión financiera de los sectores más vulnerables, para llevarles una solución más sencilla y menos costosa», explicó Alex Torriglia, CEO de la fintech.

Y continuó: «Creemos que el modelo tradicional no ofrece una respuesta acorde con las necesidades de la población que utiliza este servicio. En el mundo, la transformación digital de este sector ha sido gigantesca, ya que los nuevos jugadores digitales captaron el 40% del mercado. En nuestra región somos los primeros en ofrecer este servicio».

Ahora la cuarentena cambió las reglas de juego. «Si bien contamos con la comisión más baja del mercado (de tan sólo 3%), se tomó la decisión de colaborar para llevar un alivio a muchas familias que dependen de estas remesas para su subsistencia en dos corredores claves como son Bolivia y Perú. Estos países implican envíos anuales desde la Argentina de 700 millones de dólares hacia Bolivia y de 600 millones de dólares a Perú», aclaró en este sentido Torriglia.

Durante la primera semana de cada mes se realizan la mayor cantidad de envíos de remesas, pero ante la imposibilidad de hacerlo físicamente, producto de las restricciones que impone esta cuarentena, ahora las personas enfrentan el desafío de hacerles llegar la ayuda económica de otras formas a sus seres queridos que no tienen cuenta en bancos.

Esta solución permite el envío de dinero desde una plataforma web (xcoop.me) y una aplicación móvil que puede ser descargada de Google Play Store. Se abona a través de un CBU, la plataforma lo procesa y lo envía al lugar indicado por la persona. “En esta situación también estamos habilitando el pago de la remesa con una tarjeta de débito o crédito, para poder brindar, de esta manera, todas las opciones de pago digital disponibles”, dijo el CEO y director de Operaciones de la compañía.

Esta fintech permite que las remesas enviadas puedan ser cobradas a través de una cuenta bancaria, o bien el usuario puede solicitar la tarjeta XCARD con la cual podrán hacer uso del dinero recibido para realizar compras en comercios o retirar efectivo en cajeros automáticos.

Esta opción resulta interesante ya que en muchas latitudes los locales donde se puede hacer retiro del dinero enviado también se encuentran cerrados. La crisis que genera la cuarentena es una oportunidad de crecimiento para esta nueva fintech, que planea llegar a mediados de 2020 con medio millón de usuarios.

 

Canales cerrados

 

Los jugadores tradicionales del sector de remesadoras también tuvieron que modificar su accionar. «La situación es dinámica y se modifica todos los días», reconoció el gerente general de Western Union, Maximiliano Babino. La firma de origen estadounidense lidera el envío y la recepción de dinero entre ciudadanos de distintos países en la Argentina.

«Apenas se aplicó la cuarentena acondicionamos los locales que técnicamente estaban exceptuados por el decreto presidencial. Básicamente, desde el viernes 20 el DNU nos permitía operar únicamente en el Correo Argentino. Entonces el Correo siguió operando, tomando envíos al exterior y luego habilitamos locales independientes, comercios que por su actividad también estaban exceptuados para operar con normalidad. Es decir, si yo tengo una farmacia que tiene el servicio de remesas, la habilitamos para reponer el servicio de envío al exterior», explicó Babino acerca de cómo funcionó la operatoria en las dos primeras fases de la cuarentena decretada por el Ejecutivo.

Al cierre de este artículo, la compañía había «recuperado» su operación en cientos de locales con actividades «esenciales» que nunca bajaron sus persianas. Esto, sumado a las sucursales del Correo Argentino que permanecieron abiertas, acumula cerca de 1.500 locales habilitados, cuando en una situación normal, los puntos físicos destinados a estas operaciones superan los 3.500 locales.

Sumado a este escenario, la situación de los argentinos que quedaron varados en el exterior tiene sus complicaciones propias. «Desde estos canales se puede enviar dinero en efectivo y que la persona que lo recibe lo retire en un local de Western Union o pedir que se acredite en una cuenta bancaria del exterior. Esta opción es clave, porque en otros países también tienen sus propios regímenes de cuarentena, por lo que la persona que necesitaba el dinero podía encontrar esos locales cerrados. En el caso de los argentinos varados en otros países, la mayoría no tenía una cuenta bancaria», reconoció el director de la remesadora.

Teniendo en cuenta las restricciones de tránsito, para evitar la circulación de sus clientes la compañía tiene también disponible el envío de dinero desde su aplicación. «Es tan sencillo como hacer una transferencia bancaria hacia nosotros y ese dinero se manda al exterior sin ningún inconveniente. En lo que va de la cuarentena vimos más descargas de nuestra app y también un aumento del envío de remesas en este formato digital», detalló Babino sobre esta modalidad que gana adeptos, sobre todo en este contexto.

Como una tercera pata de su estrategia de emergencia, la remesadora se unió con la billetera digital de MercadoLibre, MercadoPago, para permitirle hacer envíos «a distancia» a usuarios que no posean cuenta bancaria. Pese a estas alternativas, Babino admitió que en las primeras dos fases de la cuarentena, el volumen total de envíos al exterior se vio reducido.

«Cuando se reanude la actividad estoy convencido de que vamos a volver a tener los niveles normales. La Argentina hoy, como país, se ha vuelto más un receptor de remesas que emisor. Creo que esa tendencia se va a profundizar en los próximos meses, porque la crisis económica que genera la COVID-19 hace que muchos inmigrantes que trabajaban en la informalidad pierdan sus empleos o, por los menos, que vean reducidos sus ingresos como para poder asistir a sus familiares más allá de las fronteras. Al mismo tiempo, los argentinos que ya atravesaban una situación financiera complicada y recibían ayuda de sus familias radicadas en el extranjero van a necesitar aún más este tipo de asistencia», adelantó.

Según datos del Banco Mundial, sólo en el 2018 salieron casi 530.000 millones de dólares desde países desarrollados a otras latitudes más pobres. Ahora la estimación es que producto de la crisis económica mundial generada por la pandemia, los envíos de dinero de naciones como los Estados Unidos hacia América Latina se contraigan, por lo menos, un 20%.

 

Cambio de tendencia

  • Los envíos de dinero desde la Argentina hacia el exterior se redujeron un 50% entre abril de 2018 y agosto de 2019.
  • En tanto, el dinero que se recibió en el país creció un 31% en ese lapso.
  • Una comparación puntual: en abril de 2018 del total de las operaciones observadas, el 72% eran envíos al exterior y sólo 28% pagos de giros recibidos desde otro país. En agosto de este año, los envíos cayeron al 49% y los pagos treparon al 51%.
  • El origen de los fondos que llegan, mayormente, a la Argentina se reparte entre estos países: un 15% del dinero llega desde España, otro 13% desde Estados Unidos, y un 36% en conjunto desde Chile, Perú, Brasil y Uruguay.
  • Se calcula que los argentinos envían desde el exterior un promedio de 300 dólares por operación.
  • Los extranjeros que viven en la Argentina envían a razón de 100 dólares por operación.
Fuente:  Western Union.
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