El escenario de incertidumbre gana peso. A nivel local, a la perspectiva de régimen de alta inflación junto con la dinámica de revisiones del FMI, se le agrega el conflicto bélico y sus consecuencias económicas globales.
En este contexto, la administración de excedentes corporativos debe considerar algunos aspectos críticos. En primer lugar, hay que determinar si son fondos realmente excedentes o si forman parte del giro del negocio. En base a esto, hay que evaluar el riesgo de escasez del bien (ya sea final, intermedio o primario) con el cual la compañía puntual transacciona y la dinámica esperada de conversión o monetización que puede lograrse. A partir de allí hay que evaluar alternativas financieras de colocación de fondos.
Si bien existe una costumbre arraigada en el empresariado de volcar fondos excedentes al incremento de stock, en caso de que el negocio no tenga perspectivas de crecimiento o, incluso, de mantenimiento del nivel de actividad, podríamos encontrarnos con la dificultades para monetizarlo, lo que expone al giro del negocio a un riesgo de estrés financiero. Es decir, si en el extremo toda mi disponibilidad la vuelco al stock y luego el mercado no responde, el costo financiero del mantenimiento de la estructura se presentará más temprano que tarde.
A través de fondos comunes de inversión que tengan un perfil CER es posible obtener un acompañamiento de la evolución de los precios sin generar inmovilización de fondos.
Actualmente, existen en el mercado instrumentos que buscan proteger a los fondos excedentes de las variables macroeconómicas que afectan el costo de reposición de un negocio, como la inflación y el tipo de cambio.
A través de fondos comunes de inversión que tengan un perfil CER es posible obtener un acompañamiento de la evolución de los precios sin generar inmovilización de fondos. Por otra parte, si se ponderan los riesgos cambiarios es posible instrumentar estrategias de cobertura a través del dólar futuro en ROFEX, que asume una tasa de interés implícita. Dentro del espectro de instrumentos que toman como referencia la evolución de la inflación CER), podemos observar retornos acumulados dentro del rango de entre el 22 al 26%, lo cual puede darnos como primera pauta que, incluso, aquellos activos que buscan acompañar el movimiento de los precios no llegan a compensar dicha variable.
Si bien esta diferencia se debe a que los FCI de este estilo son predominantemente “CER” pero no exclusivos, dado que se combinan con otros activos compatibles con el perfil de riesgo, este tipo de FCI son los que mejor combaten o se asemejan a la variación general de precios. En este sentido es posible destacar fondos de buena performance al observar ratios de riesgo (volatilidad) o el retorno, como el Multiestrategia de Invertir en Bolsa (IEB) o el Allaria Renta Fija FCI – CER.
Armar una posición de cobertura implica fijar un tipo de cambio a un momento determinado del tiempo, lo cual brindará mayor previsibilidad al flujo del negocio.
También es importante resaltar que al momento de alejarse de activos con retornos definidos plazo fijo, caución, etc.) y empezar a utilizar herramientas más sofisticadas, como pueden ser fondos CER, es necesario tener en consideración la madurez promedio del fondo afectado. Dentro de cada fondo, los administradores arman posiciones mixtas parándose en distintos tramos de la curva, aumentando o reduciendo la exposición a fluctuaciones en los retornos esperados por el mercado.
Actualmente, por ejemplo, podemos ver movimientos generalizados de compresión de «duration» en pos de mitigar o reducir el riesgo crediticio pos-electoral del stock de deuda CER, lo cual afecta los precios de los títulos y altera los valores de las cuotapartes en mayor o menor medida, según la estrategia aplicada por el administrador.
En este sentido, este tipo de fondos sería recomendable para aquellos excedentes que, en promedio, se encuentren disponibles durante los próximos 6 a 12 meses.
En otra perspectiva, cuando pensamos en activos de cobertura cambiaria, y se piensa en el dólar futuro, es importante comprender que detrás de ese instrumento hay un costo financiero asociado más que un retorno.
Armar una posición de cobertura implica fijar un tipo de cambio a un momento determinado del tiempo, lo cual brindará mayor previsibilidad al flujo del negocio (en dólares a tipo de cambio oficial), si se asume una tasa de interés que, actualmente, ronda el 62% TNA y se observa la posición al cierre de diciembre (163,85 pesos).
Esto quiere decir que, sin importar lo que suceda con el dólar oficial a diciembre, una empresa puede asumir que su tipo de cambio al cierre de año va a ser el que cerró en su adquisición de contrato a dólar futuro. No obstante, dado que para adquirir dichos contratos es necesario dejar en garantía activos que generan un retorno nominal en pesos, la tasa efectiva será menor que la mencionada, dado que será compensada por el retorno de la cartera en garantía afectada.
Adquirir acciones de compañías que se desempeñen en el exterior a través de CEDEAR puede ser una alternativa interesante de diversificación.
Asimismo, si salimos del terreno de estrategia de cobertura para planificación de compromisos concretos y nos basamos en una estrategia de colocación de excedentes con vocación de resguardo ante fluctuaciones del tipo de cambio, sería más atinado volcar el enfoque hacia fondos de perfil “dólar linked”. Estos activos en el año se han desempeñado, en promedio, dentro del rango de entre 12 y 16% contra una devaluación del tipo de cambio oficial, y llegaron al 18%. Aquí también es importante considerar el plazo de colocación, ya que las estrategias utilizadas por administradores como Invertir en Bolsa (IEB Renta Fija) o Allaria (Renta Mixta II), apuntan a una madurez de un año, con lo cual no sería adecuado evaluar dichos retornos únicamente por una “foto” que promedia el período, sino más bien por los resultados obtenidos una vez cerrado el año calendario.
En caso de que los excedentes corporativos existentes sean más permanentes que transitorios, es posible incorporar en la agenda opciones más osadas. Así, entonces, adquirir acciones de compañías que se desempeñen en el exterior a través de CEDEAR puede ser una alternativa interesante de diversificación. Aquí se obtendrán retornos en pesos resultantes de dos componentes: el dólar financiero contado con liquidación y el valor de la acción en dólares en el exterior.
De esta forma, asumiendo riesgo de capital producto de posibles oscilaciones en el precio del activo denominado en dólares, es posible absorber en forma complementaria las variaciones del dólar financiero mencionado.
Dado que a lo largo de los comentarios realizados hemos apuntado a perfiles de riesgo conservadores y moderados, y que la realidad del mercado accionario se encuentra en un momento complejo en extremo, resulta excluyente enfatizar en la necesidad de obtener un asesoramiento profesional al momento de abordar sobre este tipo de activos y ser consistentes con la tolerancia frente al riesgo individual y corporativo con el objetivo de no estar exponiendo capital a una volatilidad innecesaria.