Un año de transición entre un modelo económico y otro
Para el año que viene habrá un pequeño rebote, aunque será diferenciado por sectores. El gran dilema será cómo sostener una tasa de crecimiento a lo largo de los próximos años.   Luego de este primer año de gobierno de Mauricio Macri –un año de transición entre un modelo económico y otro– encuentro, entre los […]

27 Dic, 2016

Para el año que viene habrá un pequeño rebote, aunque será diferenciado por sectores. El gran dilema será cómo sostener una tasa de crecimiento a lo largo de los próximos años.

 

Luego de este primer año de gobierno de Mauricio Macri –un año de transición entre un modelo económico y otro– encuentro, entre los aciertos, que se desarmó el cepo cambiario, se pudieron reconstruir las reservas del Banco Central y se le quitó presión al mercado. Además, se lograron reabrir los mecanismos de financiación para el país, a partir de la regularización de la deuda con los holdouts. Al mismo tiempo, se mostró una vocación por empezar a corregir los precios relativos de la economía. Entre los desaciertos, se encuentra el hecho de que el Gobierno aún está muy descentralizado. La imagen que proyecta hacia afuera es de falta de organización para resolver temas concretos.

Los temas que quedan por enfrentar de cara al 2017 son de mediano plazo. Principalmente, queda por ver cómo se mejora la competitividad de los distintos sectores de la economía, de modo de dar señales más claras para la inversión. Por otra parte, la cuestión fiscal todavía presenta desequilibrios importantes. Por ahora, el Gobierno puede financiar su elevado nivel de gasto mediante el financiamiento externo, pero no es una estrategia sustentable en el largo plazo. Asimismo, con respecto a la pelea contra la inflación –uno de los principales problemas de la economía hoy en día–, si bien me parece correcto que el Banco Central haya elegido utilizar la política monetaria como arma, el asunto está en cómo equilibrar el uso de los motores de la lucha antiinflacionaria. El motor monetario está extraordinariamente usado, mientras que los motores fiscal y de coordinación no parecen estar en la misma línea. Desde esta perspectiva, la meta de inflación propuesta por Federico Sturzenegger para el 2017 resulta, en principio, muy ambiciosa.

Para el año que viene habrá un pequeño rebote, aunque será diferenciado por sectores. El gran dilema será cómo sostener una tasa de crecimiento a lo largo de los próximos años.

En relación al sistema financiero local, doy por descontado que durante el 2017 debería tener un importante crecimiento, partiendo de la base de que se trata de un sistema muy subdesarrollado. En la medida en la que Argentina se normalice, el sistema debería acompañar más que proporcionalmente.

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