COP 28: cuál es la hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles
Por primera vez se mencionó en el documento final sobre políticas climáticas un proceso de transición para dejar de usar hidrocarburos. Pero para algunos analistas el acuerdo es insuficiente.

19 Feb, 2024

La COP28 sobre cambio climático en Dubai cerró con un acuerdo histórico, al incorporar al documento final la mención a una «transición» para dejar atrás los combustibles fósiles, principales causantes del calentamiento global. Es la primera vez en los casi 30 años de vida que tienen estas conferencias centradas en el cambio climático que se nombra a los combustibles fósiles en un texto final. 

Si bien no es un tema menor —los hidrocarburos son los causantes del 80% de los gases que se emiten a la atmósfera y calientan el planeta—, el camino para consensuar esta mención fue complejo. 

Con los Emiratos Árabes Unidos como sede (el séptimo productor mundial de petróleo), la negociación fue ardua, ya que los países productores de combustibles fósiles rechazaron la opción de hacer referencia a «eliminar progresivamente» el uso de energías fósiles y también la de «reducirlo» gradualmente. Finalmente, el consenso se logró con la inclusión de la palabra «transición» para dejar atrás los combustibles fósiles a fin de lograr la neutralidad de carbono (emitir lo mismo que se captura) en 2050. 

Para el secretario de ONU Clima, Simon Stiell, el resultado de las deliberaciones representa «el principio del fin» del uso de energías no renovables y, si bien admitió que «no se ha pasado página de la era de los combustibles fósiles», aclaró que el acuerdo es un «piso» y no un «techo», y remarcó que «todos los gobiernos y empresas deben convertir estos compromisos en resultados de economía real, sin demora». 

«Si bien todavía nos queda mucho trabajo por delante para mantener el objetivo de 1,5 ºC, el acuerdo de hoy nos sitúa un paso más cerca», señaló el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en referencia a lo establecido en el Acuerdo de París de 2015. 

El acuerdo establece que se deberá avanzar en «triplicar la capacidad energética renovable» y «duplicar la eficiencia energética media» de aquí a 2030. 

Por su parte, China señaló que los países desarrollados deben «tomar la iniciativa» en la transición y brindar apoyo financiero a las naciones en desarrollo «sin demora». 

El acuerdo establece que se deberá avanzar en «triplicar la capacidad energética renovable» y «duplicar la eficiencia energética media» de aquí a 2030, lo que requerirá una gran inversión, especialmente en los países en desarrollo que son, a la vez, los menos responsables de la crisis climática. 

Hoja de ruta 

Si bien el objetivo al que se apunta es llegar a 2050 con un balance de neutralidad de carbono, el documento final no deja en claro si para esa fecha los países deben haber abandonado totalmente su dependencia de la energía fósil. Ahora se abre un compás de espera de dos años para que los países elaboren sus nuevas metas, las llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC). 

Estas NDC se presentarán en la COP30, que tendrá lugar en 2025 en Brasil, y deben apuntar a alcanzar la meta del histórico Acuerdo de París de mantener la temperatura del planeta muy por debajo de los 2 °C con respecto a la era preindustrial, y hacer esfuerzos por llevarla a 1,5 °C para fin de siglo. Al paso actual, la temperatura se encamina a aumentar entre 2,1 y 2,8 °C, según un informe de las Naciones Unidas. 

Otro de los focos de la COP 28 fue la puesta en marcha del Fondo para Pérdidas y Daños para compensar a las naciones más vulnerables ante el cambio climático. Lo que allí se estableció es que los países industrializados, al ser los que más han contribuido históricamente al daño al planeta, deberán aportar a ese fondo, que hasta ahora consiguió unos 1.000 millones de dólares. 

Andreas Krieg, analista de riesgo del Kings College London y especialista de Oriente Medio, consideró el acuerdo como «una declaración importante que define una tendencia». Y señaló: “Creo que se trata de un cambio de discurso para los estados del Golfo, que comprenden que la intención de eliminar progresivamente las energías fósiles será compensada por una demanda relativamente estable de petróleo y, sin duda, de gas en las próximas décadas fuera de los países desarrollados”. 

Para otros analistas el acuerdo es insuficiente. Michael Mann, climatólogo y geofísico de la Universidad de Pensilvania, criticó la vaguedad de la declaración sobre combustibles fósiles, que no tiene compromisos firmes sobre cuánto deben hacer los países y tampoco fija fechas precisas de los objetivos. 

«El acuerdo para abandonar los combustibles fósiles es, en el mejor de los casos, débil», declaró a la agencia AFP. «No es convincente. Es como prometerle a tu médico que dejarás las dónuts después de que te diagnosticaron diabetes», explicó. 

Mann advirtió que «el fracaso de la COP28 en lograr avances significativos en un momento en el que se está cerrando nuestra ventana de oportunidad para limitar el calentamiento global por debajo de niveles catastróficos es motivo de gran preocupación». 

Kevin Anderson, profesor de Energía y Cambio Climático de la Universidad de Manchester (Gran Bretaña), explicó que incluso si las emisiones de gases comenzaran a reducirse ya en 2024, lo que no es un requisito establecido en el acuerdo, tendría que acabarse con el uso de combustibles fósiles en todo el mundo hacia 2040, en lugar del «lenguaje fraudulento de cero emisiones netas para 2050» previsto en el acuerdo. 

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