¿En qué carteras conviene invertir en 2019?
Le pedimos a cuatro de los principales especialistas del sector que recomienden una cartera de inversiones conservadora y otra arriesgada de cara al año que comienza. Cautela es la palabra que más se escucha en el mercado. Tras el cierre de un año complejo en materia de inversiones, los analistas rearman sus posiciones para afrontar […]

15 Feb, 2019

Le pedimos a cuatro de los principales especialistas del sector que recomienden una cartera de inversiones conservadora y otra arriesgada de cara al año que comienza.

Cautela es la palabra que más se escucha en el mercado. Tras el cierre de un año complejo en materia de inversiones, los analistas rearman sus posiciones para afrontar un año que se avizora lleno de interrogantes. Desde el frente externo preocupa la suba de tasas de interés que pueda efectuar la Reserva Federal de Estados Unidos, a lo que se le suma la disputa comercial que este país mantiene con China, que hasta el momento parece tener un final abierto y que afecta sensiblemente a los mercados emergentes.

Por el frente interno asoma un año electoral con candidatos aún no definidos y encuestas que anticipan un final apretado. A su vez, en el plano económico si bien las expectativas son de una inflación a la baja, con un progresivo descenso de las tasas de interés, el clima recesivo se mantendría, constituyendo un desafío para lograr las metas fiscales establecidas.

En este escenario de alta complejidad y donde resultará clave seguir los portafolios bien de cerca cuatro de los principales analistas del mercado nos recomiendan dos carteras, una conservadora y otra arriesgada, para pasar el año con el mayor rendimiento esperado de acuerdo al perfil de riesgo que uno tenga.

Letes para los más conservadores, renta variable para los más audaces

Para Augusto Posleman, director de Portfolio Personal, “el 2019 no será un año fácil para las inversiones pero seguramente nos encontrará mejor preparados para enfrentar los vaivenes que se puedan registrar. Los principales riesgos y desafíos ya están sobre la mesa”, remarcó.

El especialista prevé que los mercados externos se moverán con alta volatilidad o por lo menos por encima del promedio de los últimos años, en particular en los primeros meses, lo que seguirá fomentando la rotación a posiciones más defensivas, pero sin entrar en una crisis, al menos en el corto plazo.

“En este marco entran los emergentes en general y Argentina en particular. El viento de cola dejará lógicamente de soplar pero tampoco parece anticiparse un año negro para la región. Sí habrá cierta volatilidad en los flujos, con la que se deberá aprender a convivir. Los precios de los commodities no apuntan a desplomarse y también existe la expectativa de un Brasil que, con un nuevo gobierno, tome mayor ritmo, traccionando a la economía argentina”, explicó Posleman.

En el plano interno el especialista destacó como buen punto de partida la corrección acelerada del déficit de cuenta corriente e indicó que “a esto se debe sumar la búsqueda, ya fuera del gradualismo, del equilibrio fiscal y el nuevo modelo monetario y cambiario que busca, de fondo, ser finalmente exitoso en la reducción de las expectativas de inflación. En estos temas las señales, por el momento, son positivas”.

Sin embargo, el plano político es un importante factor de incertidumbre, ya que es clave el devenir de la contienda electoral. “No es lo mismo para los precios una reelección de Mauricio Macri, que podría permitirnos estar mejor parados frente a la posibilidad de tener que renegociar el acuerdo con el FMI en el 2020, que otras alternativas. Recordemos, como dato no menor, que el programa financiero de ese año no está cerrado, en contraposición al de 2019 y, por ende, necesita encontrar a Argentina con mercados nuevamente abiertos para la colocación o renovación de la deuda a tasas lógicas”, señaló el analista.

Por todo esto, anticipa un año en el que habrá que mantener cierta cautela, apuntar a la diversificación por riesgo como herramienta y donde la administración activa de las posiciones será la que permitirá hacer la diferencia.

Para posiciones conservadoras, recomienda una mayor exposición en dólares: “Los instrumentos pueden ser las Letes, con rendimientos del orden del 4 o 4,5% anual y el Bono Nación Argentina Moneda Dual, con un rendimiento del 6,5%. Y si estiramos la duration, aunque asumiendo en el escenario actual un mayor riesgo, creemos interesante cierta posición en el Bonar 2020, que prácticamente tiene garantizado su pago por el paraguas del FMI. En esta parte, la curva de rendimientos ya saltó y se ubica hoy arriba del 9% anual”.

Según Posleman, para la parte en pesos, entendiendo que las tasas se mantendrán altas en términos reales, “los FCI pueden ser una buena opción alternativa al plazo fijo tradicional. Hoy aportan unos puntos más de tasa y liquidez, lo que no es un punto menor en el escenario actual”.

En cambio, para carteras más arriesgadas, la recomendación apunta a “estirar” la duration de la cartera y mantener una mayor parte de la posición en pesos. “Acá consideramos bonos en dólares más largos, en donde encontramos TIRes del 12% en promedio, e, incluso, la posibilidad de sumar exposición por fuera de la curva de renta fija soberana y tomar posiciones dentro de la provincial en créditos de riesgo que consideramos buenos como Buenos Aires, Mendoza, Neuquén o Córdoba”. Adicionalmente, suman un porcentaje a bonos en pesos indexados a tasas y renta variable, apuntando al sector bancario, energético y el campo.

Bonos corporativos y diversificación de las carteras

Para Diego Demarchi, gerente de Wealth Management de Balanz Capital, además de tener cautela, el inversor en 2019 debe estar atento. “Por lo que está sucediendo en Argentina y en el mundo, las carteras se convierten en dinámicas en este momento. A diferencia de dos años atrás, hoy el cliente tiene que estar más cerca, más encima de sus inversiones”, especificó.

En este sentido, para el especialista, la principal amenaza se encuentra en el panorama local. “Lo que pasamos en Argentina durante 2018 nos volvió a recordar la volatilidad que podés vivir en un país como el nuestro. Si bien deberíamos estar saliendo de una recesión importante en los próximos meses, al ser un año electoral, se complejiza cualquier estrategia de inversión, con lo cual ese riesgo no es menor. El segundo riesgo es el internacional. Estamos en un momento de ajuste de los mercados globales cuyo disparador fue la disputa comercial y la suba de tasas de interés de la Fed, cosas que si bien se esperaban, cuando llegan impactan”.

En este contexto, el especialista recomienda tener una cartera conservadora refugiándose principalmente en moneda dura. Para ello, sugiere tener una posición en Letes, aprovechando las licitaciones primarias ya que “el mercado secundario ya comprimió bastante las tasas de este instrumento”. Adicionalmente, recomienda las Letes para aquellos que quieran refugiarse de la incertidumbre electoral. “El que tiene cierto temor del resultado de las elecciones del año que viene tiene que tener una Letes corta, con vencimiento hasta junio 2019, y en ese momento reevaluar”, añadió.

Luego, suma al portfolio una proporción de Bonar 2020 y Bonar 2024. En el caso de este último se agrega la particularidad de que el año que viene amortiza una parte del capital. Y suma un porcentaje de tasa en pesos a través de Lecaps, “para seguir haciendo algo de carry trade”, pero hace una aclaración importante: “El tipo de cambio está estable pero hay que estar muy atentos a hacer hedge tácticos mediante coberturas con futuros por si en algún momento levanta volatilidad y que de esa manera no te agarre descubierto”.

El experto completó la cartera con bonos corporativos de empresas con buenos balances como Transener y Tecpetrol que vencen en 2021 y 2022 respectivamente. “El concepto es muy similar al de los bonos soberanos pero cuando tenés volatilidad es irónico, las empresas funcionan como mejor recurso que los países porque pase lo que pase siguen funcionando. Entonces, muchas veces empresas en un buen sector con un buen balance logran subsistir mejor a un mal momento que los soberanos y los subsoberanos. Además, estás generando un muy buen carry porque estás en torno al 7,5% de rendimiento en cada uno”.

Para la cartera arriesgada, Demarchi mantiene la posición en bonos soberanos, aumenta los corporativos, quita las Letes y baja las Lecaps, sumando acciones. En renta variable apuntó al fondo Balanz Capital Acciones y papeles de Transportadora de Gas del Sur y Pampa Energía. “Me excluyo del sector bancario, que el año que viene puede andar bien, pero me voy a la energía por Vaca Muerta, que es un desarrollo que viene con mucha fuerza. Además, son empresas que tienen muy buenos balances y son core en el negocio. Si tenemos una continuidad política y las disputas comerciales se normalizan el Merval puede ser que te dé muchas alegrías este año”.

Renta fija en pesos y bonos cortos en dólares

Para Gustavo Neffa, socio y director de Research for Traders, el 2019 está cargado de incertidumbres políticas, por tratarse de un año electoral, y económicas, muchas de ellas centradas en el plan de estabilización de la inflación, la vuelta al crecimiento y el financiamiento del Gobierno del año 2020 en adelante.

Es por esto que plantea dos escenarios alternativos que pueden darse, y conforma sus carteras conservadora y arriesgada basadas en ellos: “Recomendamos, por un lado, una cartera en el caso de que el plan antiinflacionario tenga éxito, que vuelva el crecimiento a partir del segundo semestre del año que viene y que el gobierno recupere credibilidad y levante en imagen e intención de voto en 2019, así como si se estabilizan los mercados centrales y los emergentes empiezan a recuperar el terreno perdido a lo largo de todo este año”.

“El otro escenario, mucho más complicado, es si la inflación no baja con la rapidez que se descuenta hoy que lo hará, que la recesión se profundice en el segundo semestre o si tarda en revertirse la situación en el segundo semestre. Que la confianza del consumidor siga baja y que empiecen las dudas sobre cómo hará el gobierno para financiar los vencimientos de la deuda una vez que se termine la plata del FMI o el roll over de los vencimientos en el mercado interno baje o el riesgo país no alcance la zona de los 350/450 puntos básicos como para poder emitir nuevamente bonos en los mercados internacionales”, puntualizó Neffa.

El analista también ve “un riesgo político que se ha salido de su cauce. Es más de la mitad de la explicación de por qué un bono de Argentina a 10 años, que rinde 10,4%, está en el doble de lo que rinde un bono brasileño, que es otro país que tiene un déficit fiscal enorme. Hay una parte muy alta implícita dentro de los precios de los bonos argentinos que tiene que ver con el riesgo político”.

En este sentido, según Neffa, será muy importante ver quiénes serán los candidatos para las presidenciales y cómo llegarán a octubre, aunque habrá elecciones desdobladas y anticipadas en muchas provincias para intentar adivinar el escenario electoral antes de la fecha de votación.

Teniendo todo esto en cuenta, el especialista recomienda, para el escenario desfavorable, dolarizar en un 80% la cartera mediante colocaciones en cauciones en dólares y bonos cortos en dólares (Letes a entre 3 y 12 meses y el AO20). El restante lo aplicaría a renta fija en pesos, con Lecap cortas a no más de 6 meses con cobertura cambiaria en el Rofex mediante la compra de futuros de dólar.

“Las Letes fueron, y creo que van a seguir siendo, un excelente lugar para estar y refugiarse para no absorber el riesgo de reestructuración de la deuda y de las elecciones. Ahora estás en dólares protegido, pero hoy la tasa de interés está anormalmente alta, por lo que hay que complementarlas con otros activos como, por ejemplo, las Lecap”, fundamentó Neffa.

Para un escenario más favorable, recomienda una cartera más agresiva, incorporando a su portfolio alternativas de renta fija en pesos vía Lecap a distintos plazos entre 91 y 360 días, bonos con cláusula gatillo 2020, bonos con CER, como el PR13, y letras de la Tesorería de la provincia de Buenos Aires. El porcentaje restante lo reparte entre bonos cortos en dólares, como Letes a entre 3 y 12 meses y AO20, y algo de renta variable en papeles como Transener, Trasportadora de Gas del Sur, YPF y Grupo Financiero Galicia.

Refugiarse en moneda dura

“Nuestra bola de cristal no tiene buenas noticias para 2019. Para graficarlo, vemos que, con suerte, uno de los cuatro motores de la economía mundial podría empujar con más fuerza el año entrante”, explicó Miguel Zielonka, director de Econviews.

Según el especialista, el plano externo presenta ciertas complejidades a tener en cuenta para el armado de posiciones de cara al próximo año. “En lo referido a Estados Unidos, la principal discusión hoy es que el mercado empieza a descontar una recesión y, en caso de ocurrir, tendría como positivo que se frenaría el ciclo de suba de las tasas de interés internacionales pero, como negativo, que sería un golpe para el PBI mundial”, detalló.

Por otro lado, afirmó que si bien China sigue creciendo por encima del promedio mundial desaceleró de tasas del 10% anual al 6% anual, y empezó a empeorar en algunas variables. “Por ejemplo, la reciente devaluación del yuan provocada por la guerra comercial entablada con Estados Unidos genera el riesgo de una crisis bancaria o de deuda y esta economía es la número dos según el tamaño del PBI pero la número uno como demandante de todas las materias primas”, amplió.

El panorama tampoco se presenta favorable en Europa, donde, según Zielonka, se enfrentan serios problemas geopolíticos. “El aspecto positivo lo dan los emergentes, sin China y con excepción de Turquía, que tienen buenos fundamentals. Se destaca especialmente Brasil, que genera expectativas entre los inversores luego del triunfo de Jair Bolsonaro. En función de cómo se implementen las reformas que su gobierno pretende introducir, podremos ver estas expectativas confirmadas o defraudadas”, detalló.

A la incertidumbre generada en el plano internacional se le suma la generada localmente frente a un año condicionado por las elecciones: “La elección probablemente se plantee como un plebiscito entre un modelo de país populista y otro orientado al mercado. En ese sentido, la diferencia de votos apoyando a uno u otro bando luce muy estrecha y tal vez sea menor que el margen de error de las encuestas de intención de voto. Claramente, eso no ayudará a bajar la ansiedad. Por ese motivo, casi con independencia del rebote de la economía, la incertidumbre va a ser tan alta que todos tendremos incentivos para demorar cualquier proyecto y esperar a que el polvo de la elección decante”.

Es en esta línea que el analista prevé que las empresas y los particulares tomarán una actitud más cautelosa y buscarán refugiarse en activos de menor volatilidad. “En ese tipo de contexto, pararse sobre activos líquidos tiene el beneficio de desarmar una posición con mayor rapidez y menor costo, de modo que tener un porcentaje mayor de liquidez tendrá su costo pero también dará flexibilidad”, explicó.

Teniendo esto en cuenta, recomienda, para una cartera conservadora, dolarizar la mayor parte con Letes con vencimiento previo a las elecciones, bonos cortos al 2019 y 2020 y bonos soberanos brasileños con vencimientos hasta 2021. La porción en pesos se divide entre Lecaps, bonos atados a Badlar y fondos comunes de inversión de renta fija o money markets.

En la cartera agresiva reduce un poco las posiciones en moneda dura, dividiendo entre Letes y bonos cortos. La porción en pesos suma levemente la posición en Lecaps y bonos con Badlar y agrega fondos comunes de inversión de renta variable aunque en un porcentaje que no supera el 10% del portfolio.

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