Llamado a la solidaridad de la política
Resulta desalentador ver cómo el presidente y un sector mayoritario del partido gobernante parecen resistirse al reclamo natural de un recorte en los sueldos de funcionarios, legisladores y jueces durante la emergencia por la pandemia de coronavirus. En este momento en el que, frente a la cuarentena obligatoria, una parte importante del sector privado tuvo […]

6 Abr, 2020

Resulta desalentador ver cómo el presidente y un sector mayoritario del partido gobernante parecen resistirse al reclamo natural de un recorte en los sueldos de funcionarios, legisladores y jueces durante la emergencia por la pandemia de coronavirus.

En este momento en el que, frente a la cuarentena obligatoria, una parte importante del sector privado tuvo que detener sus actividades e interrumpir de ese modo sus fuentes de ingreso es completamente lógico que se le pida al sector público que renuncie a una parte de sus sueldos para asistir a los más perjudicados.

Esto no sería tan necesario en un país con acceso al financiamiento o cuyos habitantes tuvieran predisposición para atesorar la moneda local. Pero en Argentina, en donde esto no sucede, el déficit fiscal que generará el incremento del gasto público para asistir a los sectores damnificados por la pandemia será cubierto con emisión monetaria y todo peso que sobre irá muy probablemente al dólar, presionando su cotización en el mercado paralelo, o a la adquisición de bienes, generando mayor inflación y/o desabastecimiento, dependiendo de cómo actúe el gobierno en materia de control de precios.

Por este motivo, todo esfuerzo que pueda hacer el sector público para compensar con una reducción del gasto ordinario el gasto excepcional que está provocando la pandemia, puede permitir evitar una penalización mayor para el sector que hasta el momento está cargando con el grueso del costo económico de este evento histórico, el privado.

En definitiva, como ya había sucedido durante la crisis económica que se inició hace ya 2 años, una parte importante de la política parece resistirse a reducir sus privilegios aun en medio de esta emergencia inédita.

En los últimos años resultó evidente la falta de predisposición de la clase política para poner en equilibrio las cuentas públicas, que tuvo como desenlace la crisis de la deuda pública que hoy estamos atravesando y que desalentó la inversión privada indispensable para el crecimiento de cualquier economía capitalista. Y pareciera que ni siquiera un evento de la magnitud de esta pandemia termina de despertar a una parte importante de la misma sobre la necesidad de participar en el esfuerzo que hoy está llevando adelante la sociedad argentina.

Se requiere urgentemente que un gobierno que utiliza en forma intensiva la palabra “solidaridad” predique finalmente con el ejemplo y se muestre a la altura de este desafío histórico.

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