Pasantías para disminuir la brecha con el mundo laboral
Banco Itaú El programa les permite a estudiantes secundarios acercarse a un trabajo formal. La intención es estimularlos para que continúen estudiando o busquen nuevas oportunidades laborales.   Uno de cada dos estudiantes no termina la escuela secundaria en Argentina. Ante esta lamentable situación, el banco diseñó el programa Pasantías Educativas, con el fin de […]

27 Dic, 2016

Banco Itaú

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El programa les permite a estudiantes secundarios acercarse a un trabajo formal. La intención es estimularlos para que continúen estudiando o busquen nuevas oportunidades laborales.

 

Uno de cada dos estudiantes no termina la escuela secundaria en Argentina. Ante esta lamentable situación, el banco diseñó el programa Pasantías Educativas, con el fin de motivar a jóvenes en situación de vulnerabilidad socioeconómica. El objetivo central es estimular a estudiantes de los últimos años de escuelas públicas a completar sus estudios secundarios y continuar luego con estudios terciarios o universitarios que faciliten su inserción laboral en contextos de formalidad.

“Sabemos, por estudios del BID, que más del 30% de los estudiantes secundarios latinoamericanos abandonan la escuela por falta de interés y por aburrimiento. Basado en el principio de encontrar una relación entre lo que los alumnos estudian y lo que sucede en el mundo laboral, nace en 2009 el programa de pasantías educativas bajo el nombre de Semana Itaú. En 2012 se amplió la pasantía de cada alumno a diez semanas, en el marco del programa Aprender Trabajando, del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, siendo el único banco privado en participar. Esta propuesta aún sigue vigente”, indicaron desde la entidad bancaria.

El banco realizó un acuerdo con dos escuelas públicas para recibir a los alumnos en el programa. En cada edición se presentó a los estudiantes y a sus padres la propuesta detallada, poniendo énfasis en los objetivos educativos. En paralelo, se invitó a las áreas del banco a postularse para la recepción de pasantes, donde cada una designó un tutor.

Para participar del programa los alumnos pasan por un proceso de selección grupal similar a cualquier entrevista laboral. Esta es una instancia formativa, no selectiva. “Casi todos los pasantes están muy nerviosos el primer día, algunos refieren no haber estado antes en Puerto Madero, o en un edificio de oficinas. Para aliviar la tensión, se les da una cálida bienvenida y se los invita a jugar para conocernos”, detallaron desde el banco.

Los jóvenes participantes están acompañados por el tutor durante todo el programa. A partir de la iniciativa se busca potenciar las habilidades socioemocionales, que permiten a los jóvenes manejarse en el mundo laboral actual, instalar valores propios de un contexto laboral formal y favorecer el conocimiento y uso de tecnologías actualizadas.

Al finalizar el proceso, se realiza una encuesta tanto a los pasantes como a los tutores. La intención es poder evaluar la satisfacción de la experiencia y tomar ideas de mejora. En relación a los resultados de 2015, se pudo ver que las encuestas de satisfacción superan los 8 puntos en ambas partes. Esto les permite afirmar que es una práctica que agrega valor tanto a los pasantes como a los tutores.

Esta experiencia les permite a los alumnos de los últimos años de las escuelas comenzar a tomar decisiones sobre su futuro académico y laboral. También los ayuda a comprender la importancia de la necesidad de concluir los estudios secundarios y continuar estudiando luego. Por último, también se ven impactados sus compañeros no alcanzados por este programa y sus familias. “Las experiencias se cuentan, se transmiten, se comparan, se afianzan o debilitan posturas y permiten la toma de decisiones informadas. Nunca una pasantía pasa desapercibida”, destacan desde la entidad.

Al interior del banco, los tutores también son impactados por la práctica. La experiencia los pone en contacto con una realidad muchas veces ajena.

Con el correr de las sucesivas ediciones, en la entidad pudieron comprobar que la experiencia tiene un efecto positivo sobre la elección de la carrera a seguir, la inserción laboral y la autoestima. “La práctica los empodera, les da seguridad, les da herramientas que el mundo escolar aún no provee”, enfatizaron.

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