La vigésimo séptima Conferencia de las Partes de cambio climático, también conocida como COP 27, ocurrió del 6 al 19 de noviembre en la ciudad de Sharm el-Sheij, Egipto. Los delegados de más de 190 países negociaron la implementación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, y se quedaron hasta altas horas de la noche en las salas de negociación.

Esta COP es la primera desde 2016 que transcurre en un país en desarrollo, lo que resultó una oportunidad para impulsar los temas de relevancia para el Sur Global. En este sentido, los principales ejes de negociación de este año fueron el programa de trabajo de mitigación, el programa de trabajo de adaptación, el financiamiento internacional y los arreglos financieros de pérdidas y daños.

Un punto importante para destacar es que estaba previsto que la COP 27 termine el viernes 18, pero se extendió hasta el domingo por la mañana luego de una madrugada de negociaciones. Las demoras fueron generadas por tensiones entre los países que surgieron en los últimos días de la Conferencia por discrepancias acerca del lenguaje que se utilizaría en las decisiones finales.

Uno de los mayores resultados de la COP 27 fue la creación de un fondo para responder a las pérdidas y daños generadas por el cambio climático.

Uno de los mayores resultados de la COP 27 fue la creación de un fondo para responder a las pérdidas y daños generadas por el cambio climático y de un comité de transición para hacer operativos los arreglos financieros del fondo. Esto quiere decir que aquellos países que sufran efectos adversos por causas climáticas podrán acudir a este fondo, cuando esté operativo, para hacer frente a los daños y pérdidas –económicas y no económicas– generadas por eventos extremos. Durante el año que viene el comité de transición trabajará en recomendaciones para poder establecer el fondo.

Por otro lado, se acordaron las modalidades y alcances del programa de trabajo de mitigación que había sido establecido el año pasado en la COP 26. Según lo pactado, los países se reunirán al menos dos veces por año hasta 2026 para participar de talleres de intercambio de experiencias sobre acciones de mitigación con el objetivo de apalancar la reducción de emisiones a nivel global.

Un punto interesante de este programa de trabajo es que también se organizarán eventos enfocados en inversiones para poder identificar oportunidades y barreras para la obtención de financiamiento. Estos eventos buscarán dirigir inversiones, fondos públicos y privados, y fuentes de financiamiento para aumentar las acciones de mitigación de gases de efecto invernadero.

El plan argentino

Argentina presentó el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático y la Estrategia de Desarrollo con Bajas Emisiones a Largo Plazo en la primera semana de la Conferencia. Los documentos, elaborados por la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, Cecilia Nicolini, y el equipo de la Dirección Nacional de Cambio Climático son instrumentos de la política climática nacional.

Mientras que el plan detalla medidas a nivel local de mitigación y adaptación por sector al 2030, la estrategia tiene ejes de transición para alcanzar en el 2050 la “carbono neutralidad” de emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción de la vulnerabilidad y el fortalecimiento de la resiliencia frente al cambio climático.

A su vez, el actual presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tuvo su participación en la Conferencia en la segunda semana. Durante su visita, participó de eventos junto a la sociedad civil y anunció que la COP 30, en 2025, se llevará a cabo en Brasil, particularmente en algún estado amazónico.

El futuro mandatario remarcó: “Estoy aquí hoy para para decir que Brasil está listo para juntarse nuevamente a los esfuerzos para la construcción de un planeta más saludable. De un modo más justo, capaz de recibir con dignidad la totalidad de sus habitantes, y no solo a una minoría privilegiada”.